El gran secreto para conseguir la superación personal radica en el amor La gran tarea. conseguir la madurez personal

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¿Por qué urge valorar bien la  propia personalidad? Porque no existe un modelo único para la madurez en la personalidad

Expuesto al panorama de valores y defectos en la madurez, surge le  pregunta sobre las claves más importantes para llegar a la plenitud personal. Pedagogos y psicólogos ofrecen muchos criterios para conseguir una persona madura. Se pueden reducir tales criterios en torno a estos temas: la motivación, las exigencias de la personalidad, la identidad psico-espiritual del  individuo. Y la superación de los obstáculos que encuentra tanto personales, como externos. ¿Quedan algo más por decir?  En otro artículo expondremos los criterios que iluminan el camino a seguir y las acciones que son más convenientes con la terapia correspondiente.

            1º A qué meta aspiro y  qué me exige.

            Ante todo hay que plantearse la meta, hacia donde vamos, qué es lo que pretendemos y cuáles son las exigencias más importantes de la persona madura

            La meta es la personalidad que se funda en determinados valores y exige unas respuestas adecuadas.  Una persona goza de plenitud en su personalidad cuando alcanza un grado aceptable de  desarrollo integral  en las cualidades,  estabilidad en su manera de pensar, armonía en los valores, capacidad para tomar prudentes decisiones, rectitud en su obrar, la fidelidad a los compromisos contraídos y la coherencia  entre el pensar y el actuar. Esta plenitud o madurez incluye otros valores y  actitudes como la seguridad en lo que se hace, el pensar por cuenta propia, la serenidad ante el peligro, la sinceridad en las palabras y gestos, el no aprovecharse del prójimo, el poder dominarse a sí mismo, la adaptación a  a los demás, la  capacidad para soportar el esfuerzo y el riesgo, el saber aguantar en las contrariedades externas e internas, la superación del egoísmo mediante la entrega generosa a los demás y la capacidad para colaborar con otros.

2º Saber quién soy yo  con mis valores y carencias personales

El segundo gran criterio consiste en tomar conciencia del YO, de la persona concreta que, con unos determinados valores y carencias,  que pretende escalar la cima de la personalidad

            ¿Por qué urge valorar bien la  propia personalidad? Porque no existe un modelo único para la madurez en la personalidad. Los principales valores y virtudes admiten gran pluralidad de realizaciones según sea el contexto cultural, la raza, el sexo y la configuración genética que estudian la biotipología, la caracterología y las misma espiritualidad diferencial cristiana. De estas disciplinas, destacamos dos conclusiones comunes: la naturaleza predispone para determinados valores y para ejercer con facilidad determinadas actitudes humanas. Así mismo, por hipoteca biopsicológica, muchas personas encuentran mayor o menor dificultad para  el encuentro consigo mismo y con los demás. Unos individuos pueden llegar antes y mejor que otros a la meta de la personalidad madura. Por lo tanto habrá que valorar y juzgar a cada persona por los valores-talentos recibidoss.

Urge, pues, atender a los temperamentos fundamentales. La biotipología de Sheldon  descansa en tres componentes temperamentales: la viscerotonía (tipo rechoncho a lo Sancho Panza), la somatotonía (el tipo atlético, tipo Cid) y la cerebrotonía (el tipo alto y delgado, a lo Don Quijote). Cada uno de nosotros tiene algo de cada biotipo pero  normalmente con mayor porcentaje en uno de los tres biotipos que originan la personalidad centrada en el amor, agapetonía; o en la acción (somatotonía) o en el deber (deontotonía)..

            Mucho ayudará atender a los valores y deficiencias de los modelos básicos del carácter según Heymans-Le Senne y  Le Gall que estructuran la personalidad en ocho caracteres con estos  componentes:  1º la  emotividad o disposición para conmoverse o impresionarse con mayor o menor repercusión; 2º  la actividad como  disposición para obrar por necesidad interna y no por “fuerza” o miedo: al inactivo  le cuesta trabajar, pero el activo  siempre está atareado y alegre en el trabajo. Y  3º la resonancia que puede ser primaria, inmediata y de poca duración. Se da en el individuo primario, y la   resonancia  secundaria que es lenta,  permanece largo tiempo en un tipo perseverante. También se dan otros factores como la mentalidad abierta o cerrada, el egocentrismo y el altruismo, la mayor o menor agresividad,  la inteligencia analítica o sintética. Cada uno de estos ocho caracteres recibe el influjo mayor o menor  de la educación recibida, del esfuerzo personal y del ambiente en que vive. Por lo tanto, hablar de carácter es hablar de personalidad.

Sin entrar en detalle, y bajo la guía de un experto habrá que cultivar los valores y  defectos  del apasionado y colérico, nervioso y sentimental, del sanguíneo y flemático, del amorfo y flemático

3º¿Con qué motivaciones caminar?

             Quien desea una personalidad  madura actúa con la fuerza de unas motivaciones. Si quiere  algo, y difícil, es por las ventajas que conlleva el trabajo, los mucho esfuerzos necesarios para llegar a una meta arriesgada, superando muchos obstáculos. En definitiva lo que mueve a la persona es disfrutar de la mayor felicidad posibles, la satisfacción de poseer la realización personal, conseguir más esperanzas en la vida y el poder amar y sentirse amado.

Y que las motivaciones que  sean ampliadas e  interiorizadas. El gran secreto para conseguir la superación personal radica en el amor. Y el amor-comunión se alimenta con las motivaciones o razones que entusiasman e ilusionan. Quien aspira a ser médico, abogado, sacerdote, esposo y padre de familia...necesita conocer los valores y ventajas para que surja el  amor, la ilusión  y el entusiasmo por una determinada vocación. Tareas complementarias serán la selección de motivaciones conforme a la meta elegida y el bloqueo de los temores contrarios a los objetivos propuestos. Ahora bien, las motivaciones están llamadas a evolucionar como la semilla de una planta. Lo que surgió como una ilusión infantil, con el tiempo, puede convertirse en un amor adulto con la fuerza suficiente a la hora de afrontar y superar sacrificios y contrariedades.

            4º Qué obstáculos hay que superar

De los muchos obstáculos que impiden la madurez personal  y el saber convivir, seleccionamos el egoísmo, el falso amor, la impaciencia y los virus (pecados capitales) que pueden destruir la personalidad y las relaciones sociales.

Ante un tema tan extenso baste solamente con la enumeración delos pecados capitales. 

Y para poner en marcha la dinámica de superación hay que poner en práctica determinados criterios y acciones que propone el próximo artículo.

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