Carta abierta a una humanidad dormida (y a unos políticos irresponsables) Sor Lucía Caram: "¿Qué tiene que ocurrir para que reaccionemos?"

Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso
Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso

"Hemos sufrido y la estamos padeciendo, una pandemia que no esperábamos y cuyos efectos eran inimaginables para los modernos progresistas del siglo XXI, para una sociedad que cree tenerlo todo bajo control, y que se siente todopoderosa, aunque un pequeño virus haga tambalear sus cimientos"

"Muchísimas familias están condenadas a mendigar el pan de cada día y a esperar una ayudas y pagas, unos ERTES o ingresos mínimos 'vitales' que siendo recursos de emergencia, siguen sin llegar para una inmensa mayoría"

Muchas veces me pregunto qué tiene que ocurrir para que reaccionemos, para que nos despertemos y de una vez por todas se despierten en nuestros corazones sentimientos de solidaridad y compromiso que se mantengan en el tiempo. Sentimientos que no sean emociones pasajeras que nos conmueven un día, que nos mueven a tranquilizar la mala conciencia “dando lo que nos sobra”, para volver a lo mismo de antes y de siempre: a la indiferencia rutinaria.

Hemos sufrido y la estamos padeciendo, una pandemia que no esperábamos y cuyos efectos eran inimaginables para los modernos progresistas del siglo XXI”, para una sociedad que cree tenerlo todo bajo control, y que se siente todopoderosa, aunque un pequeño virus haga tambalear sus cimientos.

Nuestros mayores han sido arrancados de nuestro lado y no hemos podido darles nuestro último adiós. No nos dio tiempo para agradecer todo lo que nos dieron y sobre todo sus esfuerzos y sacrificios para ser lo que somos y tener lo que tememos.

¡Mierda de libertad!

Llevamos años presumiendo de nuestros profesionales sanitarios, del nivel de nuestros científicos y de las bondades de la sanidad pública en nuestro País. Pero resulta que después de haberlos visto con unas epis superincómodas (parecían astronautas), de haber visto cómo se infectaban y cómo muchos perdían la vida,  hoy nos resistimos a una mascarilla y a unas normas de protección personal y colectiva, argumentando que “nos quieren quitar la libertad”. ¡Vaya mierda de libertad que puede ser arrebatada por unos metros de distancia, por un lavado de manos o por un trozo de tela que protege nuestra nariz y boca para evitar que el virus se siga propagando!

Catequesis con mascarilla
Catequesis con mascarilla

En medio de todo esto el estado de alarma ha paralizado la economía en muchos sectores y la pobreza se ha recrudecido siendo hoy una forma bestial de violencia que se ejerce sobre muchas, muchísimas familias que están condenadas a mendigar el pan de cada día y a esperar una ayudas y pagas, unos ERTES o ingresos mínimos “vitales” que siendo recursos de emergencia, siguen sin llegar para una inmensa mayoría.

Muchos en el gobierno y en sede parlamentaria se dedican a insultar, a prevaricar y a defender temas que hoy no son prioritarios, porque hay una inmensa mayoría de españoles y españolas que viven al límite. Parece que es más importante mostrar “los pecados” del adversario que buscar soluciones a los ciudadanos que les han votado.

¡Por favor, dejad de hablar del “pueblo” y sus derechos, mientras les ignoráis desde vuestras poltronas pagadas con el erario público!

Mientras tantos los ciudadanos de a pie nos movemos para remover cielo y tierra clamando y reclamando justicia social, solidaridad y un poco de compasión para solucionar de verdad las situaciones de “emergencia” que azotan a nuestra gente.

¡Por favor, dejad de hablar del “pueblo” y sus derechos, mientras les ignoráis desde vuestras poltronas pagadas con el erario público!

Isabel Díaz Ayuso
Isabel Díaz Ayuso

¡Por sensatez y sentido común, dejemos de perder el tiempo escaqueándonos de nuestra corresponsabilidad diciendo “eso le toca al gobierno, eso le toca a los políticos, ellos son los culpables de todo”! Hay algo que cada uno puede hacer y mientras lo hace puede pedir responsabilidades, pero la respuesta personal, a cada instante, es una cuestión de inexcusable y cada uno puede y debe hacer algo para aliviar el dolor de los que son golpeados por esta nueva crisis.

Falsos profetas y espiritualizadores

Escucho homilías, leo artículos de opinión de “religiosos” y de muchos que se dicen creyentes y me preocupa el poco contacto directo con el sufrimiento de las personas. ¡Qué fácil es decir cosas bonitas y denunciar y hacer de profetas y de espiritualizadores, mientras la pobreza o el dolor no te llegan!

Hace unos días, una hermana de mi Comunidad dejó este mundo y entró en el descanso y en la vida eterna. Tuvo una enfermedad de casi cinco meses de mucho sufrimiento y una larga agonía que a los que la acompañábamos se nos hacía eterna. Junto a su lecho de dolor, en sus últimos días y horas de vida, experimenté una gran paz. Sólo nos llevamos, lo que hemos compartido. La vida tiene sentido si la vivimos y celebramos, si la humanizamos y ésta merece ser la pena vivida para todos.

Madrid y Sanidad, reunidos

Hacer de la vida un escenario en el que vivimos encarnado personajes salvadores que tienen más palabras que soluciones, es una afrenta para las personas que luchan a muerte por una oportunidad de vida digna

Nuestra hermana marchó en paz, y nos dejó una lección: en la hora definitiva, cuando nos encontramos cara a cara con Dios, los personajes, las luchas de poder, la ambición desmedida, los egos desorbitados, son una caricatura del ser humano.

Vivamos lo esencial, y lo esencial se resume en una palabra: Amor. Si amamos de verdad, si nos ponemos en la piel del otro, si somos capaces de mantenernos la mirada a nosotros mismos, con honestidad, seguramente nuestra vida deberá cambiar en muchas cosas: ¡Ojalá sea para mejor!

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