Crónica del encuentro del Papa con RD, Sor Lucía Caram y el padre Ángel Francisco, a corazón abierto

Francisco, con RD, sor Lucía y el padre Ángel
Francisco, con RD, sor Lucía y el padre Ángel

Hablan los sede-vacantistas, los enemigos del Papa, los martillos de herejes, aquellos que se resisten y le atacan… Pero él no tiene enemigos. No les critica, no los condena, no los señala con el dedo acusador y condenatorio. Simplemente se compadece, le dan pena: “Son personas tristes”

Once años de pontificado. Once años de servicio. Once años de una bendición que el mundo agradece, y que le han convertido en un referente mundial, más allá de los límites de la Iglesia, que posiblemente es dónde menos es comprendido: ¿será tal vez porque el evangelio tiene que estar en las plazas, en las aulas, en el mercado, en las fronteras?

Cada vez que uno se encuentra con el Papa Francisco tiene la experiencia de la acogida de un “hombre bueno”, pero mucho más; de un “hombre evangélico”, pero algo más, de un hombre que tiene un corazón con las dimensiones infinitas de Dios. Un hombre que escucha, ama, que abre el corazón y lo ofrece y que es evidente, tiene los sentimientos de Jesús.

En el encuentro que tuvimos hace unos días junto al padre Ángel y el equipo de Religión digital, no fue la excepción.

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

Una vez más vimos a un hombre de profundas convicciones evangélicas y de corazón limpio. Eso le da una serenidad y un sentido del humor y del amor, que hace que sus comentarios nunca generen inquietud. Sabe amenizar las conversaciones con ejemplos sencillos y sabe quitar hierro a las situaciones más complicadas.

RD, con el Papa y el padre Ángel. Foto de sor Lucia Caram
RD, con el Papa y el padre Ángel. Foto de sor Lucia Caram

Hablan los sede-vacantistas, los enemigos del Papa, los martillos de herejes, aquellos que se resisten y le atacan… Pero él no tiene enemigos. No les critica, no los condena, no los señala con el dedo acusador y condenatorio. Simplemente se compadece, le dan pena: “Son personas tristes”.

Sin duda la alegría es la expresión de un corazón en paz y de la bondad que es incompatible con el rencor, la susceptibilidad, o cualquier sentimiento malo.

Francisco es un Papa que dice lo que piensa y que piensa y ora lo que dice, y seguramente eso es lo que hace que su palabra, sus gestos y sus actitudes contagien optimismo, esperanza, y la alegría que rezuma en sus encuentros.

Francisco, emocionado, recibe un Rosario y una Biblia de un soldado muerto en Ucrania
Francisco, emocionado, recibe un Rosario y una Biblia de un soldado muerto en Ucrania

Once años de pontificado. Once años de servicio. Once años de una bendición que el mundo agradece, y que le han convertido en un referente mundial, más allá de los límites de la Iglesia, que posiblemente es dónde menos es comprendido: ¿será tal vez porque el evangelio tiene que estar en las plazas, en las aulas, en el mercado, en las fronteras? Seguramente, y es allí, donde no hay tanta estructura, jerarquía y príncipes de este mundo. Francisco es capaz de escuchar y por eso como Jesús dice con palabras, gestos y actitudes: Yo no te condeno, y ¡Dios te ama!

Gracias Francisco por ser una bendición y por hacer llegar la bendición de Dios a todos, todos, todos, sin límites

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