Fundación del Barça y el Padre Angel: Más que un club. Más que un cura

Desde hace un par de años tengo el privilegio de formar parte del Patronato de la Fundación del Barça. Una Fundación que tiene proyectos transformadores y que cada vez más gana terreno en el campo de la formación, la solidaridad y la transformación social, en Cataluña y en el mundo.

He podido constatar en este tiempo el interés, la insistencia, la persistencia, la implicación y la “determinación radical” del equipo directivo, para hacer de la Fundación una herramienta de compromiso transformador, a través del deporte de la vida de los niños y los adolescentes. Hemos compartido juntos el deseo y el sueño de que el Barça sea cada vez más un referente de compromiso con las personas, y soy testigo de que se ha hecho un trabajo serio para “profesionalizar” las metodologías educativas, para renovar alianzas y crear redes, en pro de acciones que sean útiles para la vida de los niños y de la sociedad.

Hace unos años cuando me preguntaban qué era el Barça, decía que sin duda era el mejor equipo del mundo, y me refería a los jugadores y a sus logros conseguidos año tras año en el campo de juego. Hoy cuando me preguntan qué es el Barça, -desde su Fundación- puedo decir con orgullo que es: Una pasión, un compromiso, una forma de entender la vida, de celebrar y de compartir, pero es sobre todo, la posibilidad de soñar, de crear emociones, ilusiones y sueños, y de hacerlos realidad. Y hablo desde la Fundación y de ella.

Soy testigo de cómo el Barça convoca y entusiasma, también cuando se trata de educar. Lo he visto en el paso de Barça Kids por las ciudades y sobretodo en el compromiso que despierta y genera FutbolNet. Los niños que participan en los Campus trabajando la superación, la ambición, el respeto, la humildad, el trabajo en equipo, incorporan estos valores a su mochila, convirtiéndose ellos mismos en embajadores de un mundo más justo y más humano, un mundo con valores en los que es necesario tener presente al otro, valorarlo y dar siempre lo mejor de uno mismo, “con humildad”.

Hace un par de semanas, fui testigo en la Llotja del Camp Nou, después del Barça-Getafe, de un encuentro entrañable y tremendamente humano, tierno y emotivo, y no era la primera vez que ocurría. El presidente Bartomeu y el Vicepresidente Jordi Cardoner, habían invitado al Padre Ángel y su “hijo Josué” a ver el partido. El gran invitado y el protagonista era el niño, y era el centro de atención, cuidado fotografías. Allí, en la Llotja del Camp Nou, hay un objetivo claro: regalar felicidad, emociones y acoger a las personas, especialmente a las más vulnerables o a las que representan una causa, que merece ser visualizada y que encuentra en ese espacio un altavoz y una atención, que no es protocolaria, que va más allá de los rituales y apariencias y que se mueve en el campo del más noble espíritu humano. No es un espacio de negocios: Es un espacio de relaciones y de visualización social de causas y proyectos humanos a todo nivel.

El padre Ángel, que es un referente de compromiso social y de cercanía a las personas que sufren, marchó de la Llotja emocionado. Me dijo que se iba con el corazón lleno de tantos cuidados, interés y detalles, y que verdaderamente el Barça, “es más que un club”… Y puedo asegurar que nada respondía a un guion predeterminado, sino que es el estilo y la marca de la casa. El Barça quería, en aquella tarde que el Padre Ángel y “los mensajeros de la paz” que se alinean a su causa, sintieran en el Barça un gran aliado, y en su Fundación un compañero de camino y un altavoz.

Hay muchas cosas que en el mundo del Futbol debería cambiar. Claro que sí. En los fichajes, en las sumas obscenas que se mueven y en todo aquello que rodea al mundo de las estrellas. Me consta que pocos se sienten cómodos en este terreno, pero también me consta que no depende de una junta ni de un patronato cambiar las leyes de juego de “algo” que se ha montado a otro nivel.

La identidad Blaugrana que nos une nos da fuerzas para hacer alianzas, tejer redes, crear complicidades, educar y trabajar para que en el partido de la vida, todos los niños puedan jugar de titulares, con unos valores que humanizan y que son la garantía del cambio y de la apuesta por un mundo mejor.

Orgullosa de ser Blaugrana, aunque yo, vista de blanco.

Feliz de poder compartir sueños y hacerlos realidad llevando herramientas educativas que transforman la vida de los más necesitados.

Creedme, el Barça y su Fundación, son más que un club y lo seguirán siendo si todos y cada uno de los barcelonistas nos ponemos la camiseta de la solidaridad, del compromiso y nos atrevemos a implicarnos en el juego limpio que dignifica y da vida a nuestros colores.

Visca el Barça

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