Llegan los Magos, aunque esta vez, son sólo dos

No les importó que venía con muchas ilusiones: simplemente le golpearon y ahora habrá uno menos para repartir ilusiones. Aunque ilusiones, son las que repartió Rajoy, cuando habló de despegue y de recuperación a velocidad de crucero, y de un montón de fantasías, que la gente no entendió, porque con las lágrimas amargas, el frío y la desesperación, no tienen tiempo que perder, cuando se dicen palabras que no se corresponden con la realidad.
Este año nos tenemos que hacer nosotros nuevos, cada uno: tenemos que cultivar semillas de buenos sentimientos en cada esquina de nuestra alma, tenemos que regarlas con la bondad y mimarlas con el trabajo comprometido y en equipo de cada día.
Sí, ya no podemos ir en solitario, nos necesitamos.
Necesitamos descubrir que tenemos y con ello y con nuestro amor ver qué podemos hacer.
Tenemos que ser solidarios, para dejar de ser rehenes de nuestro egoísmo.
Tenemos que desterrar el odio y el resentimiento y hacernos el firme propósito de decir cada día al menos diez pensamientos de elogio, de agradecimiento y de positividad. Eso al menos nos dará salud espiritual.
No renunciemos a nuestra capacidad de soñar ni dejemos que el consumismo nos consuma. Busquemos la felicidad amando la vida y compartiéndola. Os confieso que amar, conlleva dolor y no nos ahorra el sufrimiento, pero saber que es para dar vida, es una experiencia que no se puede explicar.
Propongo priorizar. No perder el tiempo en lo fugaz ni en las habladurías. Por favor, no nos dejemos arrastrar por las modas ni por las ideologías.
Atrevámonos a observar qué hay en la plaza pública y solo demos paso en nuestro corazón a lo que conduzca a la felicidad.
Te recomiendo que no dejes pasar ni un día sin un momento de oración, de silencio y de paz. Te serenarás y serás para los otros un bálsamo.
No dejemos que nos roben la esperanza ni que los otros puedan desilusionarnos. Mira el mundo e intenta transformarlo, transformándote a ti mismo.
Destierra de tu vida el pesimismo, arranca de tus pensamientos y de tu corazón los prejuicios y las actitudes negativas.
Echa fuera de tu mente todos los prejuicios actitudes negativas, e intenta introducir en tu entorno la compasión y la paz.
No dejes que las personas tóxicas te intoxiquen ni enrarezcan tu ambiente, y por tu parte, además, cuida del medio ambiente: no gastes agua en exceso, no ensucies el planeta, siembra flores, planta árboles, cuida la tierra que es tu madre que te acoge y alimenta.
Cada día dedica unos instantes de calidad, a conectarte con lo más trascendente de la vida y de la historia: Con Dios. Deja que Él disipe tus tinieblas, enjugue tus lágrimas, sacie tu corazón.
Recuerda, aprende a cerrar los ojos y a hacer silencia, esa será la mejor manera de que puedas ver mejor y que tu palabra no suene a hueco, sino que sea vida que se contagie.