Y RESUCITÉ DE ENTRE LOS MUERTOS

Un diario íntimo, una novela, “las memorias del resucitado”. En todo caso, un relato inédito y en primera persona de los latidos del corazón de Jesús de Nazaret, una vez que resucitó, y antes de regresar al Padre.

Un conjunto de recuerdos, encuentros, sensaciones, emociones, que nos revelan el rostro más humano de Jesús, el amigo, el Maestro, el Hijo, el profeta de Nazaret, que se encuentra con los elegidos, con los doce, con su madre, con los que le condenaron y con los que le amaron y a los que amó.

Un Jesús entrañable, que siente nostalgia, ¡una profunda nostalgia!, y que sufre en su cuerpo resucitado –una paradoja curiosa-, la lucha porque ha de marchar y le “duele”, porque se llego a encontrar tan bien entre los hombres y mujeres, ¡tan a gusto en este domicilio en el que se cansaba, tenía hambre, sed, tocaba, sentía!

Un rostro tan humano, tan humano, que por momentos parece divino. Y tan divino, que nos revela lo más humano del corazón de Dios.

Un Jesús sin máscaras ni protecciones, que va más allá de los tópicos y las formulaciones dogmáticas, y que es capaz de sentir y de vivir, no sin vértigo, hasta donde le puede llevar su corazón humano ¡hasta de enamorarse!.... Y si eso pasara, no hubiera pasado nada.

Un Jesús a la medida de Dios, y a nuestra medida, porque así lo quiso su Padre: Uno de los nuestros… Pero de verdad. No de ficción, ni maquillado, ni protegido por una moral asfixiante, sino animado fundamentalmente por una pasión: la del amor ilimitado.

Jesús aborda de forma entrañable en su día a día de resucitado –antes de regresar al Padre- aquellos asuntos con los que Él humanamente tenía necesidad de reconciliarse, o aclararse, o tender un puente.

Le vemos con las mujeres a las que se acercó, hizo discípulas suyas, pero a las que Él ve, con la perspectiva de su muerte de una forma más real. Cuántas veces hemos dicho que en la hora definitiva de la muerte, o ante la enfermedad, las cosas se ven de forma diferente. Sólo importa lo que es esencial, y se pierden los respetos humanos.

Y Jesús les confiesa que si bien dio un paso y las hizo seguidoras y amiga, temió por el “qué dirán” y no acabó de ser explícito en su papel protagónico en la Comunidad. Les dice que aquellos a los que Él eligió las consideran inferiores y que no se atrevió a nombrarlas públicamente como discípulas al mismo nivel que ellos.

«Yo, el Hijo de Dios, fui engendrado de mujer, y sin la mujer nada sería posible. Os lo repito: no temáis si os relegan, si mis propios hermanos, aquellos a los que elegí, no os quieren a su lado sino dos pasos por detrás. Mi Padre, que está en el Cielo, toma buena nota de cada uno de sus hijos. Y vosotras, que me habéis acompañado en vida, debéis ser las primeras en dar noticia de mi Resurrección.

«Bien conocéis la rudeza de Pedro, los deseos de Santiago y de Juan, la testarudez de Tomás, la imprudencia y la cobardía de los otros. Ellos no entenderán esto que yo os digo. En realidad, tardarán en comprender casi todos los planes de mi Padre. Incluso es probable que, durante siglos, quienes hablen en Mi nombre no os reconozcan como es debido. Pero tranquilas: no pasará el tiempo de los hombres sin que el varón y la mujer sean uno, e iguales, como iguales en amor y fidelidad los creó mi Padre.»

Al corazón humano de Jesús, le queda la honda pena de ver o de pensar que Judas, uno de los suyos, pudiera perderse, y va a su encuentro, y le reconoce por la horca, y le duele el alma ver que la luz de sus ojos se ha apagado y que se resiste, incluso a su invitación a la vida, como Resucitado….

Jesús en estas páginas se hace cargo de nuestros sentimientos y vivencias, aunque a veces, como en el caso de los de Emaús, le cueste verlos tan hundidos y advierte que la tristeza les ha hecho olvidar lo vivido.

Y Jesús, sin protagonismo, deja que el Pan se parta, se reparta y se comparta, cuando sus amigos se reúnen para recordarle, y les acompaña, y Él se hace uno más en la Comunidad.
Estamos acostumbrados a que el Resucitado viva en nosotros, tanto que hemos interiorizado su mensaje y su misión, que son un patrimonio personal. De tal forma es así, que Jesús, el viviente VIVE en nosotros.

Y es una experiencia intangible pero real. Y esta experiencia es la que a veces nos hace entrar en conflicto con los que tienen la “patente de exclusividad de interpretación” de las claves de la vida de Jesús.

El Espíritu que animaba a Jesús, es el que nos anima y nos hace distinguir como propio su mensaje, y es el que hace que algunas cosas nos chirríen y nos lleven a decir: Esto no es así.
Y eso mismo nos pasa cuando leemos el Jesús de Jesús Bastante. Tanto le hemos vivido y sentido en nuestro corazón, que al leer este Jesús hay cosas en las que decimos: ¡ya lo decía!... Y otras en las que dices: Jesús –el Bastante- se pasó tres pueblos, ¡no debe haber sido así!.

Un libro que no deja indiferente, que hace entrar en contradicción, en nuestro interior al Jesús del evangelio, con la novedad de sus relatos y confesiones íntimas, consiguiendo, que de todas todas, quede claro lo más esencial de su mensaje. Jesús Bastante ha sabido poner de forma artesanal, en los encuentros del Resucitado con sus amigos, aquellos fragmentos o versículos del Evangelio, en un nuevo contexto, lo que hace que sean aplicables también en el contexto de nuestra vida.

Termino agradeciendo al amigo Jesús bastante, que nos haya ejemplarizado de forma tan bella y humana, la existencia del Resucitado.

Ha sabido adaptar la magnitud de la luminosidad de la Pascua, a nuestra realidad y mentalidad, ayudándonos a ver, tal vez, las cosas como hoy las vería y las viviría –y de hecho las ve y vive- el Resucitado.

Este libro nos hace saltar de lo razonable del dogma y la fe articulada y “custodiada” a lo posible de la loca libertad del Espíritu.

Os invito a saborear cada uno de los encuentros, pero sobre todo a gustar y a dejaros llevar por la armonía y la bondad, por la belleza, del mensaje final, en el que Jesús, a punto de regresar al Padre hace de las bienaventuranzas, una especie de profesión de fe vital, y nos invita a corazón abierto a la felicidad:

A celebrar la vida
A partir, compartir y repartir su cuerpo y el Pan
A respetar a todos y a no pretender cambiar a nadie
En definitiva a construir una Humanidad nueva.

Os recomiendo la lectura de esta joya de Jesús Bastante. Una novela que atrapa y que en todo caso nos dice que el Resucitado vive y siente en cada uno de nosotros.

Os dejo una entrevista con Jesús del canal Taronja. Un minuto en Catalán, y toda la entrevista en castellano.

http://www.taronjadigital-bages.cat/videos/programa/el-torn?video=el-torn-18-05-2012-jesus-bastante
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