"En la frontera los espera un país herido que no se rinde" Volver a casa (Ucrania) en medio de la guerra

Sor Lucía, en la frontera, con algunos de los heridos
Sor Lucía, en la frontera, con algunos de los heridos

Heridos regresan a Ucrania tras ser atendidos en hospitales de Barcelona, Terrassa y Sabadell

Regresar a Ucrania después de haber sido heridos no es simplemente cruzar una frontera. Es volver con el cuerpo marcado, pero con la vida rescatada. Es volver después del dolor, de la incertidumbre, del miedo… y también después del cuidado, de la ternura y de la oportunidad de seguir viviendo.

Estos hombres regresan hoy a su país tras haberse recuperado en hospitales de Barcelona, Terrassa y Sabadell, donde manos generosas, profesionales incansables y corazones comprometidos les devolvieron la salud, la dignidad y la esperanza. Allí fueron atendidos como personas, no como números. Allí fueron abrazados cuando estaban lejos de los suyos.

Creemos. Crecemos. Contigo

El regreso es un momento sagrado. En la frontera los espera un país herido que no se rinde. Los esperan las madres y las novias que no dejaron de rezar, los hijos que crecieron con su ausencia, las esposas que aprendieron a resistir solas, los amigos que nunca dejaron de esperar. Vuelven al país que aman, por el que lucharon, al que defendieron con el propio cuerpo.

Los heridos regresan a Ucrania
Los heridos regresan a Ucrania

Vuelven con cicatrices visibles e invisibles. Vuelven sabiendo que la guerra sigue. Pero vuelven vivos. Y eso, hoy, es un milagro.

Regresan también a un país sumido en una prueba diaria desgarradora: muchas horas sin luz, sin agua, sin calefacción, con una humedad que cala hasta los huesos, con una incertidumbre que no da tregua

Pero regresan también a un país sumido en una prueba diaria desgarradora: muchas horas sin luz, sin agua, sin calefacción, con una humedad que cala hasta los huesos, con una incertidumbre que no da tregua. Regresan donde las alarmas no cesan, donde cada día se vive bajo la amenaza de ataques indiscriminados que no respetan nada ni a nadie, fruto de la locura de señores de la guerra que desprecian la vida humana. Y, una vez más, desde el corazón de Ucrania, desde el corazón de Europa, se eleva un clamor que no podemos silenciar: no nos olviden. Háganse eco del drama que están viviendo.

Sor Lucía, con los heridos ucranianos, en la frontera
Sor Lucía, con los heridos ucranianos, en la frontera

Nuestro agradecimiento profundo a la Guardia de Frontera, por su humanidad y su profesionalidad, y a los hospitales y equipos médicos que hicieron posible este proceso de sanación, sin preguntar de dónde venían, sino simplemente ayudando como se ayuda al que sufre.

Las palabras no alcanzan.

Las imágenes hablan por sí solas.

Ellos son héroes y se merecen nuestro cariño y respeto.

Les echaremos en falta.

Que Dios los bendiga y bendiga a Ucrania con la paz.

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