Una cosa es el orgullo gay y otra el exhibicionismo
Por activa y por pasiva se apelaba a que ésta era “la más popular manifestación en favor de la libertad y el respeto por todas las opciones que tiene lugar en la actualidad”; y yo me pregunto si las escenas de mal gusto, los desnudos burlones y la pornografía de no pocas “comparsas” que se paseaban, no atentan contra la libertad y el respeto.
Me pregunto si la presencia de la ministra de cultura era para apoyar al colectivo de gay y lesbianas o para “bendecir” lo que para ella es “cultura”, y que en realidad, visto espectáculo montado, era la negación de la misma.
Tengo buenos amigos que se confiesan gay, hemos hablado mucho de cómo se sienten y viven su realidad, soy testigo de sus sufrimientos y también de su prudencia y sensatez. A partir de este conocimiento, estoy segura que estos montajes a ellos mismos les repugnan e indignan, porque en el fondo, contradicen sus reivindicaciones.
La exaltación y lo grotesco en el “desfile” de ayer, flaco favor hacen a la sociedad y a los que reivindican unos derechos en ella.
Me imagino que en medio de toda la chabacanería de ayer, hubo grupos y colectivos que no se sintieron identificados con el “carnaval” que montaron aquellos que captaron la atención de los medios, y estoy segura que muchos que les apoyan, sintieron repugnancia ante el espectáculo que me atrevo a calificar de “obsceno y desvergonzado”.
Sin duda era la reacción desbocada de aquellos que sacaban toda su represión y resentimiento contra una sociedad que les marginó durante años.
Un poco de equilibrio creo que no nos vendría nada mal, y un poco de respeto sería realmente saludable para todos.
Visto el montaje de ayer, ¡son muchos más los que identificaran a estos colectivos como pervertidos, o como enfermos, metiendo a todos en el mismo saco! Y esto, tampoco es justo.
Respeto: sí.
Mariconeo y exhibicionismo: No.