"Tenemos un problemón con el tema de la luz, y todo el mundo ha demostrado ser absolutamente incompetente" Agustín Rodríguez, cura de La Cañada: "'Filomena' nos ha puesto más al límite de lo que pensamos, casi nos ha dado la puntilla"

Agustín Rodríguez Teso, en La Cañada
Agustín Rodríguez Teso, en La Cañada Agencias

"Me preocupan mucho los niños. Todo este descontrol, falta de estabilidad, falta de medios y recursos  para mantener al día sus estudios… Son casi cuatro meses, eso es prácticamente un curso. Vamos a tener una situación de fracaso escolar generalizado que no sé si alguien podrá colocar en una estadística, pero va a ser un dato atroz. Y un dato atroz de fracaso compartido"

"El problema es que las legislaciones no están pensadas para los problemas de los pobres, marginados, vulnerables… La legislación nunca está pensada para ellos"

"¿Quién se va a animar a esto? No se va a animar nadie. La policía no se va a arriesgar a hacer intervenciones que no se vean absolutamente ratificadas después por un juez, ni lo va a hacer la comunidad de Madrid, ni los ayuntamientos. Naturgy tampoco…"

"La ciudadanía tiene que ser capaz de entender que la situación en la que estamos no se va a resolver por la fuerza, sino encontrando las fisuras a nuestro propio Estado de Derecho para conseguir lo que por ley es imposible: que se pueda resolver la situación de la luz"

"El papel de la Iglesia tiene que ser, entre otras cosas, intentar que los puentes no terminen de romperse. Están dañados, están muy dañados, pero tendremos que seguir intentando, por todos los medios, que sigan existiendo los puentes que permitan el diálogo, el encuentro y soluciones conjuntas"

"En algunos momentos he podido oír que el Arzobispado no ha hecho nada. Yo no voy a decir lo que ha hecho o dejado de hacer, pero la cercanía del obispo Carlos y del vicario Josito las hemos sentido de forma constante. No tengo ninguna duda de que la Iglesia de Madrid, en los niveles más altos, ha estado presente"

"Es una absoluta locura desde hace cuatro meses. Esta situación de la luz nos está trastornando a todos. Estamos todos agotados, con la sensación de que tiene que volver la luz cuanto antes, es tan acuciante, que otros problemas se te olvidan. Tengo que hacer un esfuerzo para recordar que estamos en plena pandemia de covid, para recordar la situación tan dramática de esta tercera ola. Si no estuviese tan imbuido por el tema de la luz, me harían estremecer"

Agustín Rodríguez Teso lleva dos décadas en la parroquia de Santo Domingo de la Calzada, en la zona más degradada de La Cañada Real. Son muchos años viviendo de cerca la situación de pobreza, drogadicción, delincuencia y violencia en este rincón olvidado de Madrid. Sin embargo, "nunca habíamos vivido una situación" como la que padecen los sectores 5 y 6, sin luz desde hace más de cien días

"Cinco días después, y una nevada después, y un Covid-19 después… Tengo la sensación de que hay un cierto horizonte de plagas bíblicas. ¿Qué puede empeorar hoy? Da la sensación de que algo va a pasar. La situación es algo peor, porque la resistencia de las personas tiene su límite, y en los límites uno reacciona de una forma que quizá no siempre sea la mejor", nos cuenta en una conversación en la que señala "culpables y responsables" de la crisis, y reclama, de alguna manera, "tener el arrojo suficiente e ir al límite y ponerse en la tesitura de tener que transgredir la ley".

Cien días después, ¿cuál es la situación en La Cañada Real?

La situación es de pérdida. No sólo del bienestar, también del futuro. Me preocupan mucho los niños. Todo este descontrol, falta de estabilidad, falta de medios y recursos  para mantener al día sus estudios… Son casi cuatro meses, eso es prácticamente un curso. Vamos a tener una situación de fracaso escolar generalizado que no sé si alguien podrá colocar en una estadística, pero va a ser un dato atroz. Y un dato atroz de fracaso compartido. Hay un fracaso radical por parte de todos los actores.

La parroquia de La Cañada, nevada
La parroquia de La Cañada, nevada

Y la otra gran pérdida es la de la confianza. Habíamos ido trazando un itinerario de resolución, un horizonte de futuro basado en la confianza. Después de cuatro meses sin luz, la confianza se ha perdido por completo: se ha perdido la confianza de los vecinos en las Administraciones, en las empresas, entre sí. Los recelos que existen llevan a la confrontación, al sálvese quien pueda, al A mí lo tuyo me importa más bien poco porque mi problema es más grande. Pero también hay una pérdida de confianza en la capacidad de resolver los grandes problemas. Tenemos un problemón con el tema de la luz, y todo el mundo ha demostrado ser absolutamente incompetente. Esto nos destroza, es una locura, sin más. Hemos perdido nuestra capacidad de construir juntos un horizonte. La situación en la Cañada Real nos retrotrae a lo que yo recuerdo que había hace diez años.

Tenemos un problemón con el tema de la luz, y todo el mundo ha demostrado ser absolutamente incompetente. Esto nos destroza, es una locura, sin más. Hemos perdido nuestra capacidad de construir juntos un horizonte

¿Es tan difícil restablecer la luz en los sectores 5 y 6? ¿Por qué no se hace?

Es difícil, es muy difícil, porque lo que está ocurriendo no solo es cosa de la luz. El problema es que las legislaciones no están pensadas para los problemas de los pobres, marginados, vulnerables… La legislación nunca está pensada para ellos. Lo que está pasando en Cañada se sale de todos los límites. Explores lo que quieras, siempre te topas con un ‘Eso no se puede hacer porque la ley lo impide’. Y además vivimos en un contexto de crispación, donde saltarse la ley solo está al alcance de unos cuantos: de los mafiosos que ahora mismo nos tienen secuestrados.

Porque esta situación tiene unos, y unos responsables. Los culpables son los que se dedican a plantar marihuana: yo creo en la versión de las plantaciones, y pienso que ellos son los auténticos culpables, que se están yendo de rositas. Pero también hay responsables, que no son capaces de resolver esto, porque aducen el marco de lo legal. ¿Cómo es posible que la Policía no pueda hacer nada si todo el mundo sabe que…? Esto no sólo ocurre en La Cañada, también está pasando en el Polígono Norte de Granada, en el Polígono Sur de Sevilla, en Almería, donde estas plantaciones generan unas dinámicas para las que la legalidad no está pensada. Vivimos presos de una situación en la que nadie es capaz tener el arrojo suficiente e ir al límite y ponerse en la tesitura de tener que transgredir la ley.

Vivimos presos de una situación en la que nadie es capaz tener el arrojo suficiente e ir al límite y ponerse en la tesitura de tener que transgredir la ley

¿Quién se va a animar a esto? No se va a animar nadie. La policía no se va a arriesgar a hacer intervenciones que no se vean absolutamente ratificadas después por un juez, ni lo va a hacer la comunidad de Madrid, ni los ayuntamientos. Naturgy tampoco… ¿En qué situación quedamos? En que sea la propia sociedad civil quien provoque a los responsables políticos para que se pongan al límite, que vayan a la frontera de la legalidad… Necesitamos jugar en ese espacio para que esto funcione. Y la ciudadanía tiene que ser capaz de entender que la situación en la que estamos no se va a resolver por la fuerza, sino encontrando las fisuras a nuestro propio Estado de Derecho para conseguir lo que por ley es imposible: que se pueda resolver la situación de la luz.

La Cañada Real necesita soluciones urgentes
La Cañada Real necesita soluciones urgentes

¿Qué puede hacer la Iglesia en este conflicto? ¿Qué está haciendo?

La Iglesia tiene un doble papel: una misión de evangelizar y de pontificar. Y las explico: en relación con la evangelización, es el anuncio del Evangelio de Jesús, que no es otra cosa que decir que el Reino de Dios ha llegado, y tú eres hijo de Dios, tienes una dignidad que nadie te puede quitar. Puede que alguno no te la reconozca, pero no te la pueden quitar. Anunciar el Reino es anunciar el Evangelio, anunciarlo con palabras y, sobre todo, con hechos. Nuestra función como Iglesia es la de reconocer la dignidad de las familias en medio de esta crisis.

Dignificar es reconocer la madurez y la mayoría de edad. No se puede tratar a los pobres para satisfacer nuestras propias necesidades

Dignificar es reconocer la madurez y la mayoría de edad. No se puede tratar a los pobres para satisfacer nuestras propias necesidades. En estos días en La Cañada está habiendo profusión de gente que, de repente, le da por hacer de todo, pero sin orden, sin concierto, reparten cosas que acaban generando problemas entre las mismas familias.

Hay determinados patrones de intervención que en el fondo buscan más la satisfacción del deber cumplido que la radicalidad del reconocimiento de la dignidad del otro. Si la gente se puede organizar, no la organices tú. Si la gente puede hacer cosas por sí misma, no se las hagas tú. Deja que la gente tenga la posibilidad de ser digna por sí misma, y genera todo aquello que necesite para poder desarrollar su dignidad.

Si la gente se puede organizar, no la organices tú. Si la gente puede hacer cosas por sí misma, no se las hagas tú. Deja que la gente tenga la posibilidad de ser digna por sí misma, y genera todo aquello que necesite para poder desarrollar su dignidad

Desde ahí, nosotros en la parroquia nos planteamos una dinámica de paliar la situación, generando ayudas de tipo económico para que la gente pueda gestionar sus recursos. Ahora mismo la crisis de la luz nos sume en una necesidad ingente de combustible, ya sea de gasolina para generadores, leña, de butano… pero que se la gestione cada cual.

Por otro lado, el papel de la Iglesia es el de pontificar, tender puentes, porque hay una convicción profunda y de fondo, que el Reino de Dios se presenta como una realidad comunitaria. O de esta salimos juntos, o es muy difícil que se pueda. ¿Cuál es el problema que en esta situación? Aquí lo fácil… no, no es lo fácil, lo inmediato es intentar volcar toda la frustración que supone esta historia en el que está ahí. Eso no es bueno. El papel de la Iglesia tiene que ser, entre otras cosas, intentar que los puentes no terminen de romperse. Están dañados, están muy dañados, pero tendremos que seguir intentando, por todos los medios, que sigan existiendo los puentes que permitan el diálogo, el encuentro y soluciones conjuntas.

Y siendo capaces de señalar las responsabilidades de cada uno. No se trata de culpar, pero sí de ir poniendo sobre el tapete las distintas posibilidades y riesgos que cada uno estamos asumiendo, o no, y decirlo con firmeza. Afortunadamente, en los últimos años, desde la Iglesia hemos sido capaces de hacernos un hueco de credibilidad, y eso nos está permitiendo poder decir cosas a todo el mundo, sin tapujos. Otra cosa es que intentemos trabajar con discreción.

La parroquia, acogiendo a vecinos de La Cañada durante el paso de Filomena
La parroquia, acogiendo a vecinos de La Cañada durante el paso de Filomena

En el papel de la Iglesia también es importante el papel que juega el obispo Carlos (Osoro), que no sabe nadie. En algunos momentos he podido oír que el Arzobispado no ha hecho nada. Yo no voy a decir lo que ha hecho o dejado de hacer, pero la cercanía del obispo Carlos y del vicario Josito las hemos sentido de forma constante. No tengo ninguna duda de que la Iglesia de Madrid, en los niveles más altos, ha estado presente.

Hace una semana, se envió una carta abierta al Papa Francisco para que intercediera por las familias. ¿Crees que le llegará?

No lo, no tengo ni idea de cómo funciona el correo vaticano. Creo que Francisco siempre es capaz de sorprendernos, y es un hombre discreto y sabe hacer las cosas. Si le llega, él es sensible a esta historia. Pero lo lógico es que lo primero que haría es ponerme en contacto con “mi hombre en el terreno”, que es Carlos Osoro, esa pregunta hay que hacérsela al obispo. Por otro lado, entiendo que más allá de una declaración de buenas intenciones, que sería buena, tampoco podrá hacer mucho más. Es un dignatario de otro estado que no creo que tenga mucha competencia sobre lo que ocurra en la Comunidad de Madrid. Pero este hombre nunca deja de sorprenderme.

Los vecinos de La Cañada piden al Papa "su consuelo y su mediación" para que vuelva la luz este rincón olvidado de Madrid
Los vecinos de La Cañada piden al Papa "su consuelo y su mediación" para que vuelva la luz este rincón olvidado de Madrid

¿Cómo es tu día a día en La Cañada? ¿Cómo os ha afectado ‘Filomena’?

Ya me gustaría saberlo a mí. Es una absoluta locura desde hace cuatro meses. Esta situación de la luz nos está trastornando a todos. Estamos todos agotados, con la sensación de que tiene que volver la luz cuanto antes, es tan acuciante, que otros problemas se te olvidan. Tengo que hacer un esfuerzo para recordar que estamos en plena pandemia de covid, para recordar la situación tan dramática de esta tercera ola. Si no estuviese tan imbuido por el tema de la luz, me harían estremecer. Sin embargo, la locura en que estamos inmersos en Cañada desvía por completo la atención. No tengo la sensación de estar viviendo otra cosa. Solo el tema de la luz

La situación nos tiene desbordados, pero es verdad que, al menos en lo personal, intentas no venirte abajo y buscar otra solución. No sé si será trabajo baldío, pero merece la pena. El día a día es sorprendente, y estamos ahí, intentando encontrar un camino para despejar esta sombra que llevamos padeciendo cuatro meses.

Y es que ‘Filomena’ nos ha puesto más al límite de lo que estábamos. Creo que la historia sí que nos ha vuelto a dar otro revolcón. Cuando uno salía de 2020 pensando que 2021 lo tenía fácil… Ha empezado de una forma… En la parroquia hemos habilitado los espacios que tenemos (es una pequeña nave) para que la gente pueda pernoctar en estos días. Y eso ha paliado en algo el frío. Hemos cedido el local, estamos satisfechos con el uso que se ha hecho de la parroquia. Filomena nos ha dado no sé si la puntilla, pero sí un buen puyazo que ha vuelto a resquebrajarnos y reconocer nuestro dolor. Otra vez.

En la parroquia hemos habilitado los espacios que tenemos (es una pequeña nave) para que la gente pueda pernoctar en estos días. Y eso ha paliado en algo el frío

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