La activista recibe el premio 'Mujer coraje' en Madrid Helena Maleno: “Necesitamos visibilizar que cada vez más la solidaridad está perseguida”

Entrega del premio a Helena Maleno
Entrega del premio a Helena Maleno Javier Baeza

La fundadora de la ONG Caminando Fronteras, recibe el Premio “Mujer de Coraje” de manos de la directora ejecutiva de UNANIMA Internacional, la irlandesa Jean Quinn, que representa ante la ONU a 25 congregaciones religiosas femeninas

Santiago Agrelo: “Quiero dejar quiero testimonio personal de mi gratitud, porque con tu compromiso de justicia me llevaste de la mano al mundo de los migrantes pobres, a sus vidas, sus esperanzas, su dolor... Y me ayudaste a tomar conciencia de la responsabilidad que tenía con ellos por mi condición de obispo”

“La mujer que más vidas ha salvado en el Estrecho”. Esta es la tarjeta de presentación con la que Montserrat Fenosa, del Equipo Provincial de Vedruna Europa, presentaba a Helena Maleno en el acto de entrega del Premio “Mujer de Coraje”, concedido por UNANIMA Internacional, que representa ante la ONU a 25 congregaciones femeninas con alrededor de 25.000 miembros.

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La fundadora de Caminando Fronteras llegó a la entrega del premio, este domingo en el Colegio Mayor Vedruna de Madrid, arropada por Javier Baeza, el párroco de San Carlos Borromeo, quien agradeció su empeño por “hacer de este mundo un lugar más habitable”. Desde la distancia, se sumó al acto el arzobispo emérito de Tánger, Santiago Agrelo. “Quiero dejar quiero testimonio personal de mi gratitud –dijo–, porque con tu compromiso de justicia me llevaste de la mano al mundo de los migrantes pobres, a sus vidas, sus esperanzas, su dolor... Y me ayudaste a tomar conciencia de la responsabilidad que tenía con ellos por mi condición de obispo”.

Entrega del premio a Helena Maleno
Entrega del premio a Helena Maleno Javier Baeza

Tras varios años de hostigamiento por parte de la justicia marroquí y la policía española, Maleno fue expulsada en 2021 de Marruecos, donde había hecho su hogar desde hacía dos décadas, y donde se había convertido en una incómoda testigo en uno de los puntos negros del planeta en materia de vulneración de derechos humanos de personas migrantes. ¿Su delito? A orillas de un mar convertido en un gigantesco cementerio a cielo abierto, la activista daba aviso a Salvamento Marítimo tras cada llamada de socorro que recibía de las pateras, y ayudaba a las familias de las personas fallecidas a “darles un entierro, una despedida adecuada”. Se le acusó de tráfico de personas.

Hoy, desde el exilio, Helena Maleno “sigue mostrando valentía” en su trabajo en la defensa de los derechos humanos, “a pesar del acoso judicial y de las amenazas de los gobiernos tanto de Marruecos como de España, que han criminalizado sus esfuerzos”. Así lo destaca la directora ejecutiva de Unanima Internacional, Jean Quinn, presidenta también del Comité de ONG sobre Desarrollo Social de la ONU.

Ambas se conocen personalmente en esta entrevista, poco antes de la entrega del galardón. La charla no solo sirve para confirmar las múltiples coincidencias entre los objetivos que persiguen las religiosas ante las Naciones Unidas, y la agenda de Caminando Fronteras. Sin tiempo que perder, las dos se citan para una nueva conversación, unos días más tarde, en la que concretar acciones de cooperación en Nueva York.

Helena Maleno, recibiendo el premio
Helena Maleno, recibiendo el premio Javier Baeza

El fenómeno migratorio es el asunto que mayor polarización genera hoy en las sociedades occidentales, también dentro de la Iglesia. ¿Qué respuesta pensáis que es más inteligente ofrecer? ¿Paciencia y pedagogía, compromisos? ¿O ignorar a estas personas, renunciar a perder tiempo intentando dialogando con ellas porque, total, no van a cambiar de opinión?

Helena Maleno: No tenemos que perder la oportunidad de incidir en el relato. Esa es una polarización construida desde los medios de la comunicación y desde la educación. Ahí es también donde tenemos que ir ganando poco a poco el relato, desde un conocimiento situado, desde la base, desde las parroquias, desde la educación… Sin ignorar que existen esos otros relatos para desmontarlo, poniendo siempre en el centro los derechos humanos.

Jean Quinn: Tenemos que contar las historias de las personas. No basta con hablar de en defensa de las personas, hay que hacerlo junto a esas mismas personas. Para Unanima Internacional este es un principio básico. Es importante que sean ellas quienes cuenten sus propias historias. Que se les escuche, que se les de voz en las parroquias, que les escuchen los gobiernos... Yo siempre digo, Helena: los migrantes no son mudos, simplemente necesitan que les escuchemos.

Helena Maleno: totalmente de acuerdo. Las personas tienen su voz, solo que hay determinados espacios donde no se permite que se les escuche. Tenemos que ir a los lugares donde su encuentran, a los espacios donde se expresan, en sus lugares de origen o en los países de tránsito. Un ejemplo: damos cifras de las muertes y desparecidos en el mar. España niega estas cifras. Pero da igual que España las niegue, porque al otro lado las familias están llorando, están haciendo sus duelos, están pidiendo justicia. Eso existe. Solamente hay que ir a buscar a estas personas, y ayudar también a abrir nuevos espacios para que se las escuche.

Las personas tienen su voz, solo que hay determinados espacios donde no se permite que se les escuche. Tenemos que ir a los lugares donde su encuentran, a los espacios donde se expresan, en sus lugares de origen o en los países de tránsito

Vuestras organizaciones tienen objetivos similares, pero muy diferentes estrategias. UNANIMA trabaja en la incidencia mediante el diálogo con representantes de los distintos gobiernos. Tú, en cambio, Helena, como relatas en el libro “Mujer de frontera”, te has enfrentado a la peor cara de las cloacas del Estado. ¿Qué tipo de sinergias veis factible entre vosotras?

Jean Quinn: A mí me encantaría, desde hoy, que nos conocido, que continuemos la colaboración con Caminando Fronteras en la ONU para continuar estas conversaciones y para que se escuche la voz de las personas con las que trabajas. Nuestros valores, efectivamente, son los mismos.

Helena Maleno: Claramente. Necesitamos tejer redes. Eso es importantísimo. Tejer redes de forma transnacional, a distintos niveles. Así que, sí, estaré encantada de ir a Nueva York. Necesitamos visibilizar que cada vez es más difícil defender derechos, que cada vez más la solidaridad está perseguida, y que necesitamos apoyarnos entre nosotras y crear nosotras espacios seguros, sobre todo entre mujeres y entre organizaciones de mujeres.

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