En los últimos cinco años, la ONG ha apoyado 26 proyectos por un importe superior a 2,7 millones de euros Manos Unidas en Camboya, un firme compromiso con la discapacidad
En Camboya, la discapacidad sigue envuelta en el silencio y descartada por sistema educativo que no sostiene a quienes son distintos y las personas con limitaciones físicas o intelectuales no sólo se enfrentan a la pobreza, también al estigma social
Preaek Norint, en la provincia de Battambang, es una comuna donde decenas de familias conviven en las diferentes aldeas que rodean el río Sangker. Aquí, en una modesta casa a la orilla del agua, vive una familia especial
Esta familia es una de las muchas beneficiadas por el proyecto SAM ID, apoyado por Manos Unidas e impulsado por la rama social de la Prefectura Apostólica de Battambang, dirigida por Enrique Figaredo, más conocido como 'Kike'
Desde hace décadas, Manos Unidas mantiene un firme compromiso con el pueblo camboyano y las comunidades más vulnerables del país
Esta familia es una de las muchas beneficiadas por el proyecto SAM ID, apoyado por Manos Unidas e impulsado por la rama social de la Prefectura Apostólica de Battambang, dirigida por Enrique Figaredo, más conocido como 'Kike'
Desde hace décadas, Manos Unidas mantiene un firme compromiso con el pueblo camboyano y las comunidades más vulnerables del país
(Manos Unidas).- En Camboya, en mucho lugares la discapacidad sigue envuelta en el silencio. Por superstición, por falta de infraestructuras adecuadas o por un sistema educativo que descarta a quienes son distintos, las personas con limitaciones físicas o intelectuales no sólo se enfrentan a la pobreza, también al estigma social.
En las zonas rurales, donde la vida discurre entre caminos de tierra, bosques y campos de arroz, muchas personas se ven obligadas a sobrevivir con lo mínimo. Aquí, vivir con una discapacidad supone quedar relegado: sin educación, sin atención médica y dependiendo totalmente de la buena voluntad de familiares o vecinos que, en muchas ocasiones, no pueden o no saben brindar el acompañamiento necesario.
La realidad de Camboya está marcada por su pasado reciente. El genocidio de los Jemeres Rojos, la guerra civil y la presencia de millones de minas antipersona repartidas por el territorio han dejado profundas heridas en el país. Miles de camboyanos continúan hoy en día con las secuelas físicas o emocionales de este pasado. A pesar del crecimiento de los últimos años, la falta de medios, la pobreza estructural y el escaso acceso a servicios sanitarios provocan que muchas personas se sigan quedando atrás.
Tres hermanos, tres historias
Khy Sothean, Khy Shokhem y Khy Lita son tres hermanos que crecen junto a sus padres. Como muchos de sus vecinos, llevan una vida tranquila. Su padre exprime caña de azúcar para luego, junto a su madre, vender el jugo como refresco. La vida de estos tres hermanos es similar a la de otros niños de la zona: acuden a la escuela que se encuentra a algunos minutos de su casa, juegan con los vecinos e intentan ayudar en las tareas domésticas. Sin embargo, su realidad es profundamente distinta.
Sothean, el mayor, nació con discapacidad intelectual. Para su familia fue un duro golpe: además de tener que lidiar con la pobreza y la falta de oportunidades, se enfrentaban a la incertidumbre por el futuro de su hijo. Unos años después, la prueba se repitió con la llegada de Shokhem, que además de nacer con discapacidad intelectual como su hermano, tenía grandes limitaciones físicas que le impedían moverse, haciéndolo totalmente dependiente de su familia.
Las vidas de estos hermanos habrían tomado un camino muy distinto, de no ser por Karuna Battambang Organization (KBO), socio local de Manos Unidas en Camboya, y la labor que llevan a cabo.
Sothean, el mayor, asiste a una clase inclusiva en la escuela pública de su comunidad, donde aprende y juega junto a otros niños de su edad. Tras las clases, disfruta con una de sus grandes aficiones: las bicicletas.
Shokhem, el mediano, acude a una clase especial donde los educadores trabajan con él para mejorar su movilidad y sus habilidades básicas. Además, su hogar ha sido adaptado con rampas y tiene su propia silla de ruedas. En casa, gracias a un andador especial, puede desplazarse sin depender de nadie. Sus padres, que antes vivían con incertidumbre, ahora cuentan con apoyo y formación.
Educando para la inclusión en las comunidades
Esta familia es una de las muchas beneficiadas por el proyecto SAM ID, apoyado por Manos Unidas e impulsado por la rama social de la Prefectura Apostólica de Battambang, dirigida por Enrique Figaredo, más conocido como “Kike”.
El programa nació para dar continuidad al apoyo que, durante décadas, han recibido las personas con discapacidad en esta zona de Camboya –primero víctimas de las minas antipersona, y hoy, jóvenes y adultos con diversidad funcional-. Su objetivo es claro: mejorar sus condiciones de vida y promover su integración educativa, social y económica.
“Son gente sencilla, de pueblos, que tienen pocos medios y que tiene dificultades especiales” explica Kike Figaredo. "Queremos que esas dificultades se puedan vencer y estos niños puedan integrarse en el sistema educativo y tener futuro”.
El proyecto se cimenta en el enfoque de rehabilitación basado en la comunidad, es decir, que pone como el centro del proceso a las familias. No sólo se trata de ayudar a estas personas con bienes materiales, sino de fortalecer su autonomía, ofreciéndoles redes de apoyo locales y formación. Gracias a esto, logran participar plenamente en la vida de sus aldeas, sin ser dejadas de lado. Como cuenta monseñor Figaredo:
"Queremos transformar las vidas de los niños con discapacidad, que parece que todo es problema, que todo lo que necesitan es asistencia, y no. Tienen muchas capacidades que pueden ir desarrollando y que, cuando empiezan a dar resultados, transforman la vida de todos: la de ellos, la de sus padres y la de su comunidad"
En los nueve distritos donde se ejecuta el proyecto (entre ellos Battambang), se lleva a cabo una labor integral. Como ocurre con Sothean y Shokhem, niños y niñas con discapacidad son integrados en escuelas públicas mediante clases inclusivas y adaptadas, pero eso es sólo el principio. De forma paralela, se ofrecen servicios de rehabilitación, apoyo psicológico, atención sanitaria y campañas de sensibilización para acabar con los prejuicios respecto a la discapacidad.
Como explica Clara Ballart Terral, doctora voluntaria de KBO en Battambang, “algunos profesores del proyecto, especializados y formados, se trasladan a las casas para dar educación a estos niños. Siempre intenta priorizarse que acudan a la escuela, pero en caso de que no puedan, no los abandonamos y también los integramos”.
Así actuamos. Manos Unidas en Camboya
Durante los últimos 5 años, Manos Unidas ha apoyado 26 proyectos por un importe superior a 2,7 millones de euros, trabajando junto a sus socios locales en diferentes áreas con el objetivo de conseguir el desarrollo integral de las personas y defender su dignidad.
Educación
Manos Unidas apoya proyectos que mejoran el acceso y la calidad de la enseñanza en escuelas rurales, promueven la formación del profesorado y combaten el abandono escolar
Salud
Manos Unidas busca aportar su granito de arena a través de programas de prevención y mejora de infraestructuras médicas, buscando reforzar la atención sanitaria comunitaria.
Derechos humanos y mujer
Manos Unidas colabora en proyectos de formación profesional, educación, salud y liderazgo para fomentar la igualdad, la participación y la autonomía económica de estas personas.
Alimentación y medios de vida
Manos Unidas trabaja para mejorar la seguridad alimentaria y los medios de vida de las familias campesinas. Para ello, se impulsan proyectos centrados en la formación agrícola sostenible y la creación de cooperativas rurales para fortalecer la economía local.
Medioambiente y crisis climática
Manos Unidas apoya proyectos de reforestación y educación ambiental para otorgar a las comunidades herramientas para cuidar los recursos naturales de los que depende su supervivencia.
Estas iniciativas, desarrolladas en colaboración con socios locales como Karuna Battambang Organization, Damon Toek, Development and Partnership in Action (DPA) o Jesuit Service Cambodia, han permitido mejorar las condiciones de vida de miles de personas en distintas provincias del país, desde Poipet hasta Siem Reap o Battambang.
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