La ONGD, ante el Día Mundial del Agua Manos Unidas acompaña a las comunidades campesinas de la Amazonía ecuatoriana en su búsqueda de agua sin contaminar

Manos Unidas acompaña a las comunidades campesinas de la Amazonía ecuatoriana en su búsqueda de agua potable
Manos Unidas acompaña a las comunidades campesinas de la Amazonía ecuatoriana en su búsqueda de agua potable Manos Unidas

Según datos de ONU, 2.100 millones de personas carecen de acceso a agua potable, 1.800 millones utilizan agua contaminada y 2.400 millones carecen de servicios básicos de saneamiento.

El 80% de las personas que tienen que usar fuentes de agua no protegidas o no seguras vive en zonas rurales.

En el año 2018, Manos Unidas aprobó 38 proyectos de agua y saneamiento, por un importe superior a los 5 millones de euros, que han beneficiado de manera directa a más de 160 mil personas.

En la Amazonía ecuatoriana, Manos Unidas apoya a las comunidades campesinas afectadas, todavía, por la contaminación de las aguas derivada de la actividad de la petrolera Texaco/Chevron en la segunda mitad del siglo pasado. 

En el Día Mundial del Agua, y en el marco de su campaña “Creemos en la igualdad y en la dignidad de las personas”, Manos Unidas denuncia que la falta de acceso al agua potable es uno de los principales obstáculos para que 2.100 millones de personas alcancen el desarrollo sostenible que promueve el 6º de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ONU).

“El agua no es solo un bien, es fundamentalmente un derecho humano, reconocido como tal por Naciones Unidas en 2010, y, por eso, es tan urgente tomar ciertas medidas y cambiar aquellos comportamientos que no hacen sino agravar el problema”, asegura María José Hernando, del departamento de Estudios de Manos Unidas. “Probablemente, a ninguno de nosotros nos falte el agua para beber, ni para lavarnos cada vez que queremos, pero esto no puede justificar que tengamos unas pautas de consumo bastante irresponsables”, explica.

Algo no funciona

“Si el acceso al agua es un derecho inherente a todos los seres humanos, algo no funciona para que, en pleno siglo XXI, en el mundo todavía haya 2.100 millones de personas que carecen de acceso al agua potable, 1.800 millones que utilizan agua contaminada y 2.400 millones que carecen de servicios básicos de saneamiento”, denuncia Hernando.

El agua, en la Amazonía colombiana

En un mundo en el que más del 80% de las aguas residuales resultantes de la actividad humana se vierte en los ríos o en el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación, “Manos Unidas trata de contribuir a la construcción de un mundo más justo, promoviendo un desarrollo sostenible, humano e integral y denunciando el reparto desigual del agua, la mala gestión de este recurso por parte de las autoridades competentes y de las empresas y el consumo insostenible que practicamos sobre este bien frágil y escaso, sin el que no podemos vivir”, continúa Hernando.

En el año 2018, Manos Unidas aprobó 38 proyectos de agua y saneamiento, por un importe superior a los 5 millones de euros, que han beneficiado, de manera directa a más de 160 mil personas.

El agua, un bien fundamental para la vida, es, en muchas ocasiones, vehículo transmisor de enfermedades como el cólera, la disentería, el tifus o la polio. El agua no potable, la falta de higiene y las precarias infraestructuras sanitarias (2.400 millones de personas carecen de servicios básicos de saneamiento) provocan alrededor de 842.000 muertes al añosegún informes de naciones Unidas.

 “Enlázate por la Justicia”, la iniciativa conjunta de organizaciones de la Iglesia católica española que trabajan por el desarrollo, de la que es miembro Manos Unidas, ha lanzado también un mensaje de denuncia y una  llamada a la acción contra el mal uso del agua: https://www.enlazateporlajusticia.org/agua

¡Así actuamos!: Cosechando agua de lluvia en la Amazonía ecuatoriana

Hace ya más de cincuenta años que el agua no mana limpia en el norte de la Amazonía ecuatoriana. Hace ya más de cincuenta años que la actividad de las empresas extractivas, principalmente de las petroleras, contaminó tierras y aguas en las provincias de Sucumbíos y Orellana, donde a pesar de la existencia de multitud de fuentes de agua superficiales (esteros, ríos y lagos) el acceso al agua potable es prácticamente imposible para los habitantes de las zonas rurales.       

El agua, vital

“En 1993, las comunidades afectadas iniciaron un contencioso para lograr la reparación de los daños provocados por Texaco (ahora Chevron) la empresa petrolera causante de los daños. Pero, a pesar de que en 2011 consiguieron una sentencia a su favor, la reparación aún no se ha hecho efectiva. Las víctimas continúan esperando que la justicia obligue a Chevron a responder con sus bienes para restaurar el suelo contaminado e implementar sistemas de agua potable y de salud para las comunidades”, explica Luis Yanza, fundador del Frente de Defensa de la Amazonía (FDA), socio local de Manos Unidas desde 2010.

Mientras tanto, es prioritario que las comunidades afectadas puedan acceder al agua limpia porque, hasta el momento, los esfuerzos que han realizado los organismos públicos competentes para solucionar el problema del suministro de agua para consumo humano son limitados, ya sea porque no disponen de recursos económicos suficientes o por decisiones inadecuadas que no responden, ni cualitativa ni cuantitativamente, a las necesidades reales de los ciudadanos.

“Esto llevó a Manos Unidas y al FDA a unir sus esfuerzos para conseguir que las familias afectadas puedan hacer efectivo su derecho al agua limpia”, explica María Manso, coordinadora del proyecto en Manos Unidas.

Purificar el agua

El proyecto consiste, fundamentalmente, en la instalación de 100 sistemas familiares de purificación de agua de lluvia. “Cada sistema dispone de una torre de metal que alberga dos tanques de agua, uno destinado al proceso de depuración, llevado a cabo de manera natural y sin generar ningún tipo de carga de energía eléctrica, y otro al almacenaje con una capacidad 1.100 litros para guardar el agua apta para el consumo”, explica Manso.

Los terrenos donde se están instalando los sistemas de agua son propiedad de miembros de las comunidades beneficiarias que previamente han sido capacitados en su uso y manejo para asegurar que puedan responder a los requerimientos técnicos que pudieran presentarse durante el funcionamiento de los sistemas.

Los beneficiarios directos del proyecto son 100 familias, que suman un total de 400 personas. La mayoría de ellas son migrantes que llegaron a Orellana y Sucumbíos por su deseo de colonizar nuevas tierras y atraídos por las expectativas de empleo que provocaban las actividades para extraer petróleo durante la década de los setenta.

Los beneficiarios directos del proyecto son 100 familias, que suman un total de 400 personas. La mayoría de ellas son migrantes que llegaron a Orellana y Sucumbíos por su deseo de colonizar nuevas tierras y atraídos por las expectativas de empleo que provocaban las actividades para extraer petróleo durante la década de los setenta.

Volver arriba