Día Internacional de las Personas con Discapacidad 2025 Manos Unidas alerta: la 'minoría más amplia del mundo' sufre desamparo y desprotección incluso en países desarrollados
Según el Banco Mundial, 1300 millones de personas en el mundo viven con una discapacidad significativa, y más del 80 % reside en países en vías de desarrollo
Por ello, desde Manos Unidas impulsamos proyectos y acciones de sensibilización que promueven la inclusión y la igualdad de oportunidades
(Manos Unidas).- Tener algún tipo de discapacidad limita las oportunidades económicas, el acceso a la educación y aumenta las tasas de pobreza. Con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, desde Manos Unidas alertamos sobre la situación de desamparo y desprotección que vive la que se considera como la «minoría más amplia del mundo».
Según el Banco Mundial, 1.300 millones de personas en el mundo viven con una discapacidad significativa, y más del 80 % reside en países en vías de desarrollo. «En esos países y, en general, en todas las sociedades, la discapacidad condiciona la vida de estas personas desde su nacimiento. La pobreza y la falta de oportunidades se ceban con un colectivo cuyos derechos más básicos se vulneran constantemente», explica Ana Buelta, del Área de Proyectos de Manos Unidas.
Tradiciones, costumbres e ignorancia, unidas a la falta de servicios, recursos y programas de subsistencia o protección social, hacen que gran parte de estas personas dependan del apoyo de sus familias, vecinos o amigos para sobrevivir.
"A esto hay que sumar que en los países más empobrecidos muchas personas con discapacidad recurren a la mendicidad como única fuente de ingresos. Algunas son explotadas por mafias; otras realizan trabajos domésticos a cambio de un sustento mínimo"
Por ello, desde Manos Unidas impulsamos proyectos y acciones de sensibilización que promueven la inclusión y la igualdad de oportunidades. «Romper las barreras que enfrentan las personas con discapacidad es esencial no solo para su integración, tradicionalmente limitada, sino para el desarrollo de las comunidades».
Centramos nuestro apoyo en iniciativas educativas, sanitarias y de generación de ingresos. «Nuestra misión de lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad nos obliga a poner a las personas más vulnerables en el centro de nuestro camino hacia un mundo más justo e inclusivo».
Un proyecto en el noroeste de Zambia
En 2010, la Congregación india de las Hermanas del Inmaculado Corazón se instaló en la ciudad para trabajar con niños y niñas con discapacidad. Allí han construido una escuela que acoge a 700 estudiantes. El internado atiende a alumnado con discapacidad auditiva, visual o albinismo, mientras que otros niños y niñas de familias pobres acuden en régimen de día.
En 2020, las hermanas solicitaron a Manos Unidas apoyo financiero para ampliar la escuela. Desde entonces, los lazos entre St. Mary’s y Manos Unidas se han fortalecido.
El centro cuenta con 44 docentes financiados por el Estado, además de dos voluntarios y cinco trabajadores generales contratados por la escuela. «Nos esforzamos por ofrecer educación de calidad, cubrir las necesidades básicas y ayudar a los alumnos a desarrollar sus habilidades. Cuidamos de ellos en sus sufrimientos y tristezas, actuando siempre como madres», explica la hermana Rajamani Arulsamy, directora de St. Mary’s.
La historia de Joyline Chimbimbi
En 2023 se graduó como profesora de secundaria y, desde 2024, enseña en St. Mary’s a alumnos con necesidades especiales, impartiendo todas las materias en lengua de signos. Destaca en matemáticas y disfruta acompañando al alumnado.
Está a la espera de ser contratada oficialmente por el Gobierno, lo que le permitiría recibir un salario adecuado y acceder a una pensión, ya que la escuela no puede cubrir el sueldo estatal.
Las hermanas continúan acompañándola, como desde su infancia. «La ayudamos en el proceso para entrar en la nómina del Gobierno y también la aconsejaremos cuando llegue el momento de elegir compañero de vida, para que pueda formar una familia y tener un futuro estable», explica la hermana Rajamani Arulsamy.
Joyline Chimbimbi, de 28 años, es una de las personas que mejor comprenden a los estudiantes. Sorda de nacimiento y sin acceso temprano a oportunidades educativas, no pudo desarrollar habilidades de habla. Huérfana de madre, desde los cuatro años quedó al cuidado de las hermanas en la Unidad para Sordos del Sagrado Corazón en Ikelenge.
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