“Nadie debe sentirse excluido del trabajo", resalta Francisco El Papa, a los trabajadores cristianos: “Sin subsidiariedad no hay verdadera solidaridad"

El Papa, con el Movimiento Obrero Cristiano
El Papa, con el Movimiento Obrero Cristiano Vatican Media

“Los principios de solidaridad y subsidiariedad, correctamente combinados, son la base de una sociedad que incluye, no descarta a nadie y fomenta la participación”

"Las familias, las cooperativas, las empresas, las asociaciones son el tejido vivo de la sociedad. Darles espacio y voz significa liberar energías para que el bien común sea fruto del compromiso y la solidaridad entre todos”

Instó al movimiento a trabajar específicamente para hacer que las comunidades de la Iglesia sean acogedoras para los trabajadores cristianos, escuchando sus problemas y deseos de solidaridad

“Los principios de solidaridad y subsidiariedad, correctamente combinados, son la base de una sociedad que incluye, no descarta a nadie y fomenta la participación”, recordó este 9 de diciembre el papa Francisco a los miembros del Movimiento Obrero Cristiano (MLC) con los que se reunió en el Aula Pablo VI con motivo del 50 aniversario de su fundación.

“Sin subsidiariedad no hay verdadera solidaridad", afirmó el Papa, "porque se corre el riesgo de no dar voz a las capacidades, a los talentos que florecen en los órganos intermedios. Las familias, las cooperativas, las empresas, las asociaciones son el tejido vivo de la sociedad. Darles espacio y voz significa liberar energías para que el bien común sea fruto del compromiso y la solidaridad entre todos”.

El Papa, con el Movimiento Obrero Cristiano

El Papa agradeció al grupo por sus contribuciones a la sociedad después de la Segunda Guerra Mundial y reflexionó que este aniversario los puede ayudar a caminar en dos direcciones: una obra de purificación y una nueva siembra. Ambos: purificar y sembrar.

Purificar y sembrar

“La purificación es siempre necesaria, siempre, para todos nosotros y en todas las experiencias humanas. Somos pecadores y necesitamos misericordia como el aire que respiramos. La voluntad de convertirse, de dejarse purificar, de cambiar de vida, de cambiar de estilo, es signo de valentía, de fuerza, no de debilidad; la obstinación es un signo de debilidad”, explicó el Papa y añadió: “Se trata de recibir la novedad del Espíritu sin poner obstáculos: dejar que los jóvenes encuentren espacio, que se guarde y se comparta el espíritu de gratuidad, que la iniciativa de los comienzos no se pierda prefiriendo opciones tranquilizadoras que no ayuden a experimentar la novedad de los tiempos”. 

El Papa continuó pidiendo una “nueva temporada de siembra” mientras miran hacia el futuro a raíz de la pandemia y lo que llamó la “Tercera Guerra Mundial en curso”.

El Papa, con los trabajadores cristianos

Instó al movimiento a trabajar específicamente para hacer que las comunidades de la Iglesia sean acogedoras para los trabajadores cristianos, escuchando sus problemas y deseos de solidaridad.

“Las desigualdades sociales, las formas de esclavitud y explotación, la pobreza familiar por falta de trabajo o trabajo mal pagado son realidades que necesitan ser escuchadas en nuestras comunidades eclesiales”.

La DSI, fuente de renovación

“Nadie debe sentirse excluido del trabajo", instó el Papa. “Que tu compromiso de promover el trabajo de la mujer, de incentivar el ingreso de los jóvenes al trabajo, con contratos dignos y que no pasen hambre, de salvaguardar tiempos y respiros para la familia, para el voluntariado y para el cuidado de la vida”.

El pontífice animó al MLC a dar voz a los sin voz y a preocuparse “menos por sus afiliados y más por ser fermento de justicia y solidaridad en la sociedad”.

El Papa también señaló la Doctrina Social de la Iglesia como fuente de renovación. “Los principios de solidaridad y subsidiariedad, bien entendidos, son la base de una sociedad que incluye a todos, no descarta a nadie y fomenta la participación”, dijo. “Sin subsidiariedad no hay verdadera solidaridad, porque corremos el riesgo de no dar voz a las capacidades y talentos de las personas”.

Por último, el Santo Padre invitó a los trabajadores a no dejar que su esperanza se apague en su búsqueda de promover la reconciliación y la fraternidad. “Que San José siempre los inspire a trabajar con fe y pasión”.

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