Los misioneros salesianos alzan su voz ante la situación desesperada en el país "Venezuela, necesitamos dialogar"

Protesta en Venezuela
Protesta en Venezuela

“No se ven respuestas efectivas contra el coronavirus, aunque la situación era ya antes muy complicada. Además, la población está perdiendo la esperanza. No ven la luz al final del túnel”, advierten los misioneros

Más de 5,5 millones de personas han huido del país por la pobreza y la falta de oportunidades

“La gente se las arregla. Si se encuentra algo enferma, se toma algo y sigue adelante, porque muchos no tienen acceso a la atención médica”, alertan los misioneros salesianos que trabajan en Caracas. “Los salarios que se pagan son ridículos. Un jubilado recibe algo menos de un euro de pensión. Las personas más pobres no pueden hacer frente a los gastos de alimentación ni sanitarios”, añaden.

Millones de personas cada día tienen que encontrar la manera de sobrevivir y, además, enfrentarse a una pandemia. “No se ven respuestas efectivas contra el coronavirus, aunque la situación era ya antes muy complicada. Además, la población está perdiendo la esperanza. No ven la luz al final del túnel”, advierten los misioneros.

Esta es una de las explicaciones por la que más de 5,5 millones de personas han salido de Venezuela en los últimos años. Huyen de la pobreza y la violencia, pero en muchos casos acaban cayendo en “mafias” que abusan de ellos.

Los misioneros salesianos en Venezuela llevan años trabajando al lado de la población más vulnerable, sobre todo ofreciendo educación y formación a los niños, niñas y jóvenes. También apoyando, como la Iglesia a través de la Conferencia Episcopal, los esfuerzos de diálogo y conciliación nacional. “En Venezuela, necesitamos dialogar, necesitamos encontrar una expresión de la voluntad popular. Quien debe tener la última palabra es el pueblo, los ciudadanos… Hay que dar seguridad para elegir, para hablar”, añaden los salesianos desde Venezuela.

Además, “hay que encontrar la manera de que la ayuda que recibimos llegue a donde tiene que ir”, explican los misioneros. “Recibimos mucha solidaridad, incluso desde fuera de nuestro país. Hay muchas personas que quieren ayudar… pero de nada sirve si se queda en el camino”, advierten. 

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