El Hospital de Campaña de Santa Anna, refugio de los más pobres en Barcelona Xavier Morlans, contra los discursos 'cristianos' de odio a los migrantes: "Es una impostura atacar al extranjero y más si se hace desde la fe"

El sacerdote es vicario de Santa Anna, es uno de los tres impulsores del Hospital de Campaña, junto con el párroco de la iglesia, Peio Sánchez, y la religiosa Viqui Molins, proyecto que nació formalmente en enero de 2017; y que posteriormente incorporó a la laica Rosario Uriarte como coordinadora

"Hay una serie de señores que manipulan y concentran el miedo, el resentimiento de la gente, contra el eslabón más débil"

"Los auténticos culpables de este sufrimiento son los grandes capitalistas" que generan resentimientos que luego no apuntan hacia los verdaderos causantes, sino contra "el marroquí, el refugiado, el africano que acaba de llegar"

El sacerdote Xavier Morlans, uno de los impulsores del Hospital de Campaña de Santa Anna de Barcelona, ha cargado contra los discursos de odio hacia personas migrantes, especialmente los procedentes de entornos cristianos: "Es una impostura atacar al extranjero y más si se hace desde la fe".

En una entrevista con EFE junto con la coordinadora general del proyecto, Rosario Uriarte, Morlans ha asegurado que "es una auténtica 'fake news', es una auténtica impostura atacar al extranjero como causante, y más si se hace en nombre de la fe, porque en la fe de Jesucristo dijo: fui forastero y me acogisteis".

Xavier Morlans, que es vicario de Santa Anna, es uno de los tres impulsores del Hospital de Campaña, junto con el párroco de la iglesia, Peio Sánchez, y la religiosa Viqui Molins, proyecto que nació formalmente en enero de 2017; y que posteriormente incorporó a la laica Rosario Uriarte como coordinadora.

Santa Anna se ha convertido en un auténtico referente de la lucha contra la pobreza en Barcelona, tanto a nivel de ciudad como diocesano, y que hace visible a escasos metros de la Plaza Cataluña una realidad incómoda, como es la existencia de las personas vulnerables, muchas veces ignoradas por la sociedad.

"Para un cristiano, lo que prevalece es recoger al herido en medio del camino; yo no puedo prever que aquel herido un día se volverá contra mí y por tanto no lo acojo", ha explicado, a la vez que ha añadido que "hay una serie de señores que manipulan y concentran el miedo, el resentimiento de la gente, contra el eslabón más débil".

Los culpables son los grandes capitalistas

El sacerdote ha indicado que "hay una clase media que está sufriendo mucho, aparte de la clase obrera, pero los auténticos culpables de este sufrimiento son los grandes capitalistas" que generan resentimientos que luego no apuntan hacia los verdaderos causantes, sino contra "el marroquí, el refugiado, el africano que acaba de llegar".

Morlans ha explicado que Santa Anna sigue "la llamada del papa Francisco", que es abrirse a los más vulnerables, "a los preferidos de Jesús", y ha puesto en valor que de las iglesias góticas del centro de Barcelona haya una que atienda a los pobres, "porque tienen derecho a ser acogidos, y estar en un lugar bello, y descansar".

"En una Iglesia así yo sí que creo"

"Es también un gesto profético de protesta contra una sociedad capitalista" que "relega lo religioso al mundo privado y convierte las iglesias en museos o en la cereza de una 'tourné' turística por Barcelona", ha destacado.

El sacerdote ha defendido que su actividad la "entienden más gente un poquito laica y un poquito de izquierdas, cámaras de televisión que entran y dicen: en una Iglesia así yo sí que creo", que algunos sectores del catolicismo, institución de la que Morlans ha reivindicado su pluralidad interna.

Hay católicos, incluyendo a sacerdotes, que son escépticos porque "lo miran más desde un esquema ilustrado", porque para ellos "el lugar para rezar es diferente del lugar para atender a los pobres, (...) y se escandalizan de que en la iglesia en lugar de rezar haya pobres, haya perros".

"Siguiendo la inspiración del papa Francisco y de grandes teólogos como Tomás de Aquino, son mucho más importantes las personas que las piedras, siempre manteniendo el decoro, y creemos que tiene todo el sentido" acogerlos en el templo, que además "sigue una tradición muy antigua de que los peregrinos dormían en las iglesias", ha asegurado.

Los 'milagritos' de Santa Anna

Por su parte, Uriarte ha explicado que el trabajo en Santa Anna muchas veces sale adelante gracias a "pequeños milagritos", por el esfuerzo que actualmente llevan a cabo alrededor de 250 voluntarios activos, aunque ha destacado que lo ideal sería estar alrededor de los 300, y donaciones de particulares y organizaciones.

"Siempre estamos recibiendo voluntarios nuevos, siempre estamos necesitando más voluntarios, pues tristemente los niveles de pobreza no bajan, solo van en aumento", ha explicado Uriarte, que también ha detallado que en verano e invierno "se notan los incrementos del número de personas y del tipo de necesidades que hay".

Además, ha detallado el esfuerzo para mantener abiertos algunos servicios, como el de ducha, que iban a suprimir porque no había personal, "y de repente te avisan de que cierran las del ayuntamiento", por lo que deciden que no hay que clausurarlo, sino "sacar de las piedras voluntarios para poder mantenerlo abierto".

"Estamos en esa primera línea de batalla y tratando de tenderle la mano a los que están caídos, a los que están en calle, y volverles a dar un poquito de luz, de esperanza"

Entre las atenciones que ofrecen a los acogidos, muchos de ellos de origen africano y musulmanes -algo que ha convertido a Santa Anna en un referente interreligioso y de convivencia intercultural-, son cuatro pisos de acogida: tres para jóvenes migrantes y un cuarto para mujeres con hijos que han sufrido violencia machista.

La coordinadora ha explicado que desde Santa Anna también han abierto recientemente un "taller de percusiones", para acompañar a los acogidos, que organizan "un profesor de música, que es voluntario" y también "un chico marroquí que está en situación de vulnerabilidad".

También, ha explicado que cuentan cerca de 50 sanitarios jubilados voluntarios -entre personal de medicina y enfermería- que atienden en Santa Anna.

"Estamos en esa primera línea de batalla y tratando de tenderle la mano a los que están caídos, a los que están en calle, y volverles a dar un poquito de luz, de esperanza", ha afirmado.

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