En tiempos de soledad, siempre es bienvenida una mano amiga. Un abrazo. Un viaje de ida y vuelta de mil kilómetros para celebrar la vida. Eso es lo que quiso hacer este martes el padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz, en su viaje a Torrelavega.
La razón no era otra que abrazar, besar y felicitar a la hermana Domi, que cumplía cien años de edad, los últimos veinte, al menos, colaborando con Mensajeros de la Paz. En residencias de ancianos, con organizaciones como Amica, pero especialmente en los hogares para niños de esta ONG.
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Con Domi, y con sus familiares, amigos y compañeros, el padre Ángel celebró la misa. "Hoy nos reunimos para celebrar la vida de Domi. Una vida consagrada no solo a Dios sino también a los más pequeños, a los más frágiles", señaló el padre, visiblemente emocionado. "Durante 20 años los niños de los hogares de Mensajeros tuvieron la suerte de contar contigo. Has ayudado a tantos: en Torrelavega, en Roma, en Cáceres, en Madrid... Estamos aquí para dar gracias a Dios por haberte puesto en nuestro camino".