Senegal: tierra, mujeres y progreso, de la mano de Manos Unidas

Senegal es un país donde el 90% de la población rural depende de la agricultura de subsistencia y de pequeñas ganaderías para sobrevivir. En regiones como Casamance, al sur del país, la tierra es fértil, pero está poco explotada y sufre, cada vez más, los efectos del cambio climático (lluvias irregulares, suelos degradados, dificultades para garantizar cosechas estables…).

Las mujeres desempeñan un papel fundamental en ese contexto. Son ellas las que trabajan la tierra, mantienen a sus familias y se ocupan de la alimentación, la educación y la salud de sus hijos. Sin embargo, suelen hacerlo en condiciones precarias, con escaso acceso a formación, infraestructuras adecuadas y oportunidades de empleo digno.

Todo ello sitúa a Senegal entre los países con mayores desafíos de desarrollo humano, ocupando el puesto 169 de 193 en el IDH (Índice de Desarrollo Humano) de 2025

En este contexto, Manos Unidas, en colaboración con la Fédération d’Appui au Développement du Département d’Oussouye (FADDO), impulsa un proyecto en el departamento de Oussouye, situado en el suroeste de la región de Casamance, que busca mejorar las condiciones de vida de las mujeres rurales a través del trabajo, la formación y el fortalecimiento de la economía local.

Además, para ampliar su alcance, la ONG ha puesto en marcha esta Navidad un reto solidario de recaudación al que cualquier persona puede sumarse haciendo clic en este enlace y contribuir, con su apoyo, a generar oportunidades reales sobre el terreno.

Fotografía: Ana Pérez

Mujeres que trabajan la tierra y sostienen a sus comunidades

Bajo el nombre de «Empoderamiento de las mujeres rurales mediante la horticultura en Oussouye», el proyecto está dirigido a mujeres agricultoras organizadas en grupos locales. En concreto, acompaña a 645 mujeres que trabajan duro la tierra —muchas de ellas sin saber leer ni escribir—, pero con rendimientos muy bajos y escasas posibilidades de almacenar, transformar o vender sus productos en buenas condiciones. Mejorar sus ingresos supone también mejorar la vida de sus familias.

Para responder a las necesidades reales detectadas por las propias mujeres, la iniciativa desarrolla acciones concretas y prácticas:

• Rehabilitación y equipamiento de una huerta comunitaria, con cerramientos, sistemas de riego y energía solar que facilitan el trabajo y aumentan la producción.
• Formación en agricultura agroecológica y gestión, adaptada al contexto local.
• Mejora de las infraestructuras de almacenamiento y transformación, con equipamiento adecuado y energía solar.
• Capacitación en comercialización, educación financiera y trabajo comunitario, para que las mujeres puedan vender sus productos en mejores condiciones y aumentar sus ingresos.

Estas actividades permiten aliviar la carga de trabajo, mejorar la seguridad alimentaria y crear oportunidades de empleo digno en una zona especialmente vulnerable.

Fotografía: Irene Hernández-Sanjuán

Trabajo en alianza para impulsar la igualdad y el empleo digno

Como en todos sus proyectos, Manos Unidas trabaja en estrecha colaboración con sus socios locales, en este caso con FADDO, una entidad con amplia trayectoria en la zona.

Desde hace años, esta federación de ayuda al desarrollo acompaña a mujeres agricultoras en la creación de huertas, la selección de cultivos y la comercialización de productos. Su profundo conocimiento del territorio y su experiencia previa con la ONG de la Iglesia católica garantizan que las acciones estén bien adaptadas y tengan continuidad.

Este trabajo conjunto se enmarca en una apuesta clara por el desarrollo sostenible y los derechos humanos, contribuyendo de forma directa al ODS 5: Igualdad de género, al reforzar la autonomía económica y social de las mujeres, y al ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico, al promover oportunidades laborales dignas y sostenibles en el ámbito rural.