Ciertos medios desvirtuaron el texto sin justificación alguna, hasta alentar la idea que en el mismo existía en el papa una rémora histórica respecto al descubrimiento de América, al papel de la Iglesia en esa gesta y, consecuentemente, el de la España de los conquistadores. La carta del papa a México: torticeras «fake news»

La evangelización en el Tesoro de la lengua castellana o española de 1611 (Diccionario de Covarrubias) es «Promulgar el Evangelio, llevar buenas y alegres nuevas, y ésta sobre todas.»

Virgen de Guadalupe

Una breve reflexión para entonar el mea culpa por haber caído en las fauces, nunca satisfechas, de las noticias falsas o «fake news» respecto de la carta enviada por el papa con motivo de la conmemoración de la Independencia de Nueva España (México desde noviembre de 1813) de la metrópoli. Carta leída por monseñor Rogelio Cabrera, arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana.

Ciertos medios mal informados o incluso con declarada e intencionada toxicidad, desvirtuaron el texto sin justificación alguna, hasta alentar la idea que en el mismo existía en el papa una rémora histórica respecto al descubrimiento de América, al papel de la Iglesia en esa gesta y, consecuentemente, el de la España de los conquistadores.

He tenido la oportunidad de leer la carta en Internet y en ningún caso se hace mención al descubrimiento de América, sino a trescientos años después, en el momento de la independencia, y solo respecto de la Iglesia. Pero lo curioso y se ha silenciado es que también hace un reproche de gran envergadura a la «reciente» política mexicana, que se resume en la siguiente frase: «Tampoco se pueden ignorar las acciones que, en tiempos más recientes, se cometieron contra el sentimiento religioso cristiano de gran parte del Pueblo mexicano».

El papa, en el contexto de esta efeméride mexicana, dice textualmente:

«Esa mirada retrospectiva incluye necesariamente un proceso de purificación de la memoria, es decir, reconocer los errores cometidos en el pasado, que han sido muy dolorosos. Por eso, en diversas ocasiones, tanto mis antecesores como yo mismo, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización. En esa misma perspectiva, tampoco se pueden ignorar las acciones que, en tiempos más recientes, se cometieron contra el sentimiento religioso cristiano de gran parte del Pueblo mexicano, provocando con ello un profundo sufrimiento.»

foto del papa

Este es el único párrafo, en su primera parte, que se alega para desprestigiar al papa Francisco y a la Iglesia que se manifiesta como Pueblo de Dios. Cuando se habla de evangelización no podemos reconducirla a un periodo histórico concreto e inmutable, porque la evangelización de la Iglesia, dinámica y permanente, según el Tesoro de la lengua castellana o española de 1611 (Diccionario de Covarrubias) es «Promulgar el Evangelio, llevar buenas y alegres nuevas, y ésta sobre todas.»

Por tanto, el papa no ha pedido perdón por el descubrimiento español de América, ni por la conquista de aquellas tierras, porque en todo caso las irregularidades o los delitos serían imputables a las personas concretas accionantes, sino a las acciones u omisiones de la Iglesia que no contribuyeron a la evangelización, es decir, a las que no propiciaron la Buena y Alegre Nueva.

Estoy convencido de que las palabras del papa se incardinan en el deseo de que las cuatro apariciones de la Virgen de Guadalupe, de las que se celebrará el quinto centenario en 1531, continúen en una quinta encarnada en nuestros corazones de piedra hasta convertirlos en corazones de carne.

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