Arzobispo de México emite protocolo para intervenir bienes de curas fallecidos El cardenal Aguiar Retes y su protocolo de los muertos, ¿Qué pasó con el arzobispo Norberto Rivera Carrera?, “Si el covid-19 no te mata…” Nuevos caballeros, misa crismal en Basílica…

El cardenal Aguiar Retes y su protocolo de los muertos, ¿Qué pasó con arzobispo Norberto Rivera Carrera?, “Si el covid-19 no te mata…”, nuevos caballeros, misa crismal en Basílica…
El cardenal Aguiar Retes y su protocolo de los muertos, ¿Qué pasó con arzobispo Norberto Rivera Carrera?, “Si el covid-19 no te mata…”, nuevos caballeros, misa crismal en Basílica…

*Presbiterio arquidiocesano manifiesta desacuerdo por “Protocolo de actuación ante el fallecimiento de sacerdotes".

*¿Quién pagó las cuentas del arzobispo emérito Norberto Rivera?

*Estos son los costos por atender covid-19 en hospital privado.

*Arzobispo Aguiar impone capa y concede espada a secretario particular.

*¿Y si un obispo sufragáneo celebra misa crismal en Basílica?

Cayó como balde de agua fría. Como es costumbre, el arzobispo Aguiar, acostumbrado a los decretazos unilaterales y sin consulta, a pesar de su ficticio sinodalismo, recetó una nueva disposición que ya enardece a fieles y clérigos por las intenciones más voraces y rapaces que no dejan lugar a dudas sobre las verdaderas ambiciones del gobierno arzobispal. Este miércoles 17 de marzo entró en vigor lo que ya se comienza a conocer como el “Protocolo de los muertos”, un documento -ese sí suscrito por Su Eminencia- en el cual pretenden dar una serie de reglas para intervenir los bienes parroquiales en caso de muerte de un párroco. Quienes saben de derecho civil y canónico ya advierten de las ilegalidades, la falta de fundamentación y motivación del protocolo. Es claro que Aguiar Retes quiere hacerse del mayor número de bienes posibles, que los curas dispongan su testamento en favor del arzobispado -Si es en favor de Carlos Aguiar, qué mejor- y hacer que todo vaya a la economía de la curia en momentos tan graves como el que ahora vivimos. El protocolo tiene dedicatoria a los sacerdotes que están muriendo por covid-19, al momento más de 20, y el “Protocolo de actuación ante el fallecimiento de sacerdotes encargados de una rectoría o parroquia en la arquidiócesis primada de México”, busca asegurar recursos y bienes de donde sea, pero que podría acarrear serios líos legales, desde demandas civiles hasta consecuencias penales, por invadir situaciones personalísimas y familiares de los difuntos protegidas por el derecho de un estado laico que el propio  no puede intervenir. El presbiterio ahora parece estar en desacuerdo con el cardenal Aguiar ya que ni siquiera consultó al senado presbiteral (¿existe?) y mucho menos a los decanos quienes pagarían los platos rotos en caso de que hubiera un litigio civil o denuncia penal, cuando ellos son los que haría el trabajo sucio de intervenciones parroquiales y hasta de “puesta de sellos” para impedir la fuga de bienes.  Lo cierto es que la lectura de este protocolo de los muertos es una invención para complacer a Su Eminencia, ávido de riquezas. Y otro infortunio es que, viniendo de un pastor, ese decreto ni siquiera tenga alguna referencia para orar por los difuntos, asistir a los sacerdotes postrados por el covid-19 u otras enfermedades o de involucrar a los fieles, como los consejos de pastoral parroquial, en asuntos tan delicados. Un buen colofón a esta nueva arbitrariedad del magnánimo pastor sería justo el descrito en el Evangelio de Lucas: “Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres”.

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cardenal Rivera

¿Qué pasó con el arzobispo Norberto Rivera Carrera?

Han pasado 15 días desde que el arzobispado de México anunció el egreso hospitalario del arzobispo emérito cuya recuperación ahora lleva en su domicilio. Sabemos lo que el covid-19 hace a las personas que han estado en intubación al borde crítico de muerte, los gastos y fuertes sumas que llegan a los millones de pesos para lograr el alta definitiva.

Con el egreso del cardenal Rivera Carrera parece que el asunto llegó a un final satisfactorio, pero no fue así. De hecho, el triunfalista comunicado del arzobispado de México fue una tapadera que evadió al final la deuda del hospital y quiénes, al final, asumieron la cuantiosa suma la cual, efectivamente, la economía del arzobispo Carlos Aguiar no contribuyó ni siquiera con un peso. Mientras Rivera Carrera luchaba por su vida, el arzobispo primado Carlos Aguiar fue incapaz siquiera de atender al hermano en el cardenalato con una visita, una llamada u ofrecimiento de ayuda personal tanto al enfermo como a las religiosas de la casa del emérito. No pudo ni suscribir un comunicado que dio “por instrucciones” para anunciar el egreso hospitalario, pero menos fue capaz de asumir la responsabilidad para responder por los cuidados de su antecesor. Se sabe de una carta entregada al Hospital Ángeles para deslindar a Carlos Aguiar y la arquidiócesis de México de cualquier obligación por las cuentas del enfermo quien estuvo casi 50 días internado. Por su propia boca, el arzobispado ha dejado a la buena de Dios a los sacerdotes que han luchado contra el covid-19, pero lo peor es que Aguiar Retes vive replegado creyendo que su deber de pastor y cristiano está cumplido cuando sus personeros asisten en su nombre. En el caso de Rivera Carrera se sabe que habría recibido en el hospital la visita de los dos auxiliares que ordenó sacerdotes: Salvador González Morales y Luis Manuel Pérez Raygoza, pero de Aguiar, ni sus luces. Sus cercanos bien conocen los “nervios”, por no decir miedo, del cardenal por un potencial contagio de covid-19 y sufrir eventualmente la enfermedad sabiendo que, de aplicar sus disposiciones, podría parar e un hospital público como otros sacerdotes del arzobispado. Y al final ¿Cómo quedó la cuenta del cardenal Rivera? Aunque algunos empresarios ayudaron a solventar una parte, aun la cosa no ha quedado del todo resuelta.

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MA Urbán

"Si el covid no te mata…"

Como reportó este blog en su oportunidad, la salud del vicario episcopal, padre Miguel Ángel Urbán Lozano, aún es delicada, pero con progresos notables que dan esperanza. Los fieles organizaron una colecta para no dejar en el desamparo al paciente, información avalada por el obispo auxiliar Carlos Enrique Samaniego quien, por cierto, la emprendió contra este blog al llamar a su autor y editor “buitre disfrazado de analista” que “está fregando a la Iglesia en estos momentos…” Independientemente de la manifiesta molestia del obispo auxiliar a quien no le gusta que el público conozca la indolencia y desastre arquidiocesano provocado por su mentor, más bien toda la curia aguiarista debería centrar y fortalecer sus esfuerzos en ayudar a los sacerdotes con covid-19 en los hospitales y ser creativos para acompañarlos en la recuperación por las duras secuelas de la enfermedad. Sin embargo, y dejando de lado lo anterior, un enfermo de covid no la tiene fácil cuando cae en un nosocomio privado. Según hemos conocido, el hospital en donde se han recuperado el canónigo Alberto Reynoso, el rector Salvador Martínez y ahora donde lucha el vicario Urbán, tiene tarifas bastante onerosas, como también lo confirmaron los laicos que están acompañando al vicario. Y para muestra un botón. Estas son las tarifas que se ponen en la mesa para que un enfermo de covid-19 sea ingresado: Costo de consulta respiratoria en el área de urgencias: 1,800 pesos con independencia de artículos, medicamentos, estudios de laboratorios y de radiología que el paciente requiera. Si es diagnosticado con el virus, ingresará al cubículo de aislamiento. Las dos primeras horas elevan la cuenta con un costo de 2,800 pesos y mil pesos adicionales por hora subsecuente. Si no pasa del servicio de urgencias, el paciente puede salir previo el pago por la atención que genera una suma adicional de entre 25 mil a 35 mil pesos. Si el paciente requiere de hospitalización, entonces se genera un depósito inicial de 500 mil pesos. Al subir a piso, se debe liquidar la deuda del servicio de urgencias, además del depósito inicial. Pero esto no es lo único. Sólo los gastos finales se sabrán una vez se dé el alta del paciente, lo que podría ser hasta después de 15 días de hospitalización dependiendo los avances y características de cada persona. Todo esto aparte de los honorarios médicos que se acuerdan entre los familiares y profesionistas. En términos conservadores, una cuenta podría superar los 5 millones de pesos. Por eso, un buen sacerdote expresó al conocer estos costos: “Si el covid no te mata, lo harán las cuentas…”

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catedral caballeros

Invistiendo caballeros…

Hay de ceremonias a ceremonias. Catolicismo de lujo y ovejas bien tratadas. Así el pastor Carlos Aguiar quien dio un chance en medio de la crisis y venció sus temores para presidir, la tarde del sábado 13 de marzo,  bajo el techo de la vilipendiada Catedral metropolitana urgida de recursos para su sobrevivencia, la investidura de caballeros de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén concediendo los emblemas, insignias y título nobiliario a 13 varones, elevando además a la calidad de damas del Santo Sepulcro a 9 mujeres. Dos eclesiásticos recibieron iguales honores. Uno de ellos, el confidente y fiel aguiarista, el único con derecho de picaporte y de influir en las decisiones como es el cambio de párrocos, el padre Mauro Daniel García Olvera, secretario particular de Aguiar.  No sólo impuso la capa y dio la espada al escudero fiel, Aguiar pudo codearse con la crema y nata del catolicismo para continuar la noble tradición de la orden caballeresca. Para Aguiar siempre hay un leitmotiv en esta escena de investidura. Que se metiera a Catedral bien vale una misa de caballeros o un honorable y abultado sobre tan necesario en estos tiempos de crisis pandémica. Para quienes gusten de parafernalias, capas, espadas y de antiguos ceremoniales de ordenación caballeresca, pueden encontrar la ceremonia de casi dos horas en redes sociales.

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misa crsimal aguiar

Misa crismal en Basílica

Estamos a unos días de la semana más grande del calendario cristiano y tal parece que las formas no variarían tratando de retomar la liturgia en tiempos de pandemia: virtualidad y más virtualidad. Por lo menos, en el arzobispado de México se adelanta la misa crismal al 26 de marzo. De acuerdo con los típicos decretazos, el 10 de marzo, Aguiar Retes determinó la convocatoria para el 26 de marzo, a las 11 hrs, a fin de celebrar en Basílica de Guadalupe la consagración de los santo óleo y crisma debido a que “la pandemia nos obliga a seguir observando cuidadosamente los protocolos para el cuidado de todos”. Así, según “habiendo escuchado” el parecer del Consejo Episcopal, la decisión de Aguiar para “guardar la sana distancia” sólo se da en Basílica los cual se facilita por las dimensiones del recinto. Bien se sabe que el arzobispo Aguiar he hecho, de facto, que la Basílica de Guadalupe, santuario nacional, sea su catedral. No deberíamos acostumbrarnos a esta situación impuesta por un deseo o capricho del arzobispo. Se entiende la emergencia actual, pero ¿desde su llegada?  Todo obispo sabe lo que significa su Catedral y por ello invita al presbiterio a hacer el signo de unidad el jueves santo en la concelebración de la misa crismal. Obispo y Catedral están estrechamente unidos. En la antigüedad se consideraba como una especie de unión nupcial entre él y su esposa, la diócesis. Era símbolo y al mismo tiempo la iglesia principal, “madre” de todas las demás iglesias en la diócesis.

El arzobispo Carlos Aguiar, contrastando con la actitud respetuosa  de sus predecesores ha “tomado”, en los hechos, la Basílica de Guadalupe como “su” Catedral, dejando de celebrar los domingos en la iglesia metropolitana y celebrando habitualmente en la Basílica de Guadalupe, la cual no es una parroquia más, su estatuto es Pontificio. Fue San Juan Pablo II quien dio la actual naturaleza jurídica y canónica de este Santuario. Se recuerda otro decreto arzobispal que sobrepasó al documento del Papa San Juan Pablo II, el Santuario “Nacional” fue “integrado” a una vicaría territorial de la Arquidiócesis de México, con lo que se le estaría considerando una iglesia parroquial más de la arquidiócesis. cambiar la misa crismal a la Basílica de Guadalupe, más allá de tener una razón meramente práctica, puede abonar a la idea, por cierto muy equivocada, de que sólo el arzobispo Aguiar puede disponer discrecionalmente de lo que sucede en el Santuario Guadalupano. Y si de razones prácticas se trata, los obispos de la provincia de México, ¿Podrían celebrar su misa crismal en Basílica como lo hace el arzobispo Aguiar? No cabe duda, lo único cierto es la incertidumbre del futuro de Catedral. ¿Qué sigue? ¿Un museo? ¿Hacerla espacio cultural?

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