Editorial CCM Arizmendi Esquivel, un cardenal para las periferias

Arizmendi Esquivel, un cardenal para las periferias
Arizmendi Esquivel, un cardenal para las periferias

Arizmendi Esquivel, un cardenal para las periferias

Editorial CCM

La designación del obispo emérito de san Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, al cardenalato es un profundo símbolo que abona a vivir nuevos gestos de acercamiento y diálogo en estos momentos de polarización que vive México.

El domingo 25 de octubre, el Papa Francisco anunció la creación de trece nuevos cardenales. Para la Iglesia católica, imponer el birrete cardenalicio implica una especialísima deferencia del pontífice a un obispo destacado por sus calidades, sapiencia o labor pastoral. Entrar en esa corte especial del Papa adquiere tal relevancia imprimiendo una dinámica que lleva el reconocimiento además de pastorales específicas en momentos concretos de la historia de la Iglesia.

Felipe Arizmendi Esquivel se convierte en un cardenal sui generis a los que ha acostumbrado el Papa Francisco. Eliminando esas tradiciones de capelos a las iglesias preponderantes, voltear a las periferias es poner los ojos sobre comunidades católicas que jamás se hubieran imaginado. Para México, tres son los casos específicos. Morelia, con el cardenal Alberto Suárez Inda; Xalapa con el desaparecido cardenal Sergio Obeso Rivera y recientemente, Felipe Arizmendi Esquivel.

Los méritos del neocardenal podrían darse en esta consolidación de la pastoral indígena preponderantemente impulsada con don Samuel Ruiz García. El mismo Papa Francisco no quiso dejar de lado a los pueblos indígenas cuando en 2016, visitó la diócesis de san Cristóbal, una de las más antiguas de México, fundada en 1539, en los albores de la Evangelización del Nuevo Mundo. Siglos de evangelización conformaron una pastoral y teología indígenas que apenas en los años recientes han reconocido ese poliedro cultural donde se asoman las semillas del Verbo.

Arizmendi lo ha escrito en sus acostumbradas reflexiones semanales. Él mismo inició esta especie de conversión pastoral para fortalecer la “opción indígena” que tuvo especial relieve con don Samuel Ruiz García. Las claves de este nombramiento al cardenalato tienen mucho en la visita papal de 2016 y, sin lugar a duda, en hechos recientes que pueden arrojar más luces sobre la novedosa designación.

Quizá una de las respuestas de esas peticiones de perdón a los pueblos indígenas por el Gobierno de México, esté en el nuevo cardenal. Francisco pidió perdón en su visita a Chiapas: ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”.

Sin embargo, es necesario destacar que Felipe Arizmendi Esquivel ya no puede ser Papa. No puede participar en un cónclave para elegir o ser votado. Prácticamente, Francisco ha hecho una deferencia a la persona de Arizmendi Esquivel; un homenaje a sus predecesores, tal como sucedió con el cardenalato concedido a Gregorio Rosa Chávez, auxiliar de San Salvador e impulsor de la causa de canonización del arzobispo mártir Óscar Romero, y un urgente llamado a reconocer los valores y tesoro de los pueblos y comunidades indígenas de México y Latinoamérica, imponiéndoles a vivir en el descarte y las periferias, venciendo las polarizaciones causadas por estériles exigencias a pedir perdón en una especie de revancha política.

El Centro Católico se une a la alegría de la Iglesia de México por la designación del nuevo cardenal Felipe Arizmendi Esquivel a quien desea un fecundo ministerio en esta nueva etapa de su sacerdocio. Felicidades.

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