Basílica de Guadalupe cierra puertas para misa en exclusiva Arzobispo Aguiar Retes se somete a las televisoras

Arzobispo Aguiar Retes se somete a las televisoras
Arzobispo Aguiar Retes se somete a las televisoras

*Cientos de fieles sin poder entrar a la misa del cardenal primado de México.

*La justificación: “Favorecer producción de transmisión en TV abierta” en emergencia por coronavirus.

*Pasada la celebración, Basílica fue abierta sin restricción alguna.

*Aguiar Retes deja a la deriva a cientos de comunidades. El silencio es la mejor forma de comunicar frente a la crisis de la enfermedad.

La justificación: “Favorecer producción de transmisión en TV abierta” en emergencia por coronavirus.

Pasada la celebración, Basílica fue abierta sin restricción alguna.

Aguiar Retes deja a la deriva a cientos de comunidades. El silencio es la mejor forma de comunicar frente a la crisis de la enfermedad.

Las semanas transcurren y el coronavirus no da tregua en el mundo. México cambió drásticamente su ruta del “no pasa nada” perfilándose hacia una seria condición resintiéndose en las actividades de cualquier índole. Y más grave está siendo para la Iglesia de la arquidiócesis de México y el arzobispo Aguiar Retes a quien el mismo coronavirus parece hundir en sus ambiciones económicas y de pastoral de eventos fraguando además una profundísima crisis del catolicismo en esta parte del mundo que se resiente en el descontento del presbiterio abandonado a su suerte y de una feligresía sin la voz alguna que dé orientaciones precisas, anime a la esperanza y consuele en los momentos de mayor confusión.

Tras el decreto del arzobispo Aguiar de la semana pasada dispensando del precepto dominical y dejando a criterio de los presbíteros la posibilidad de seguir celebrando aplicando las medidas sanitarias estrictas sin cerrar los templos, el fin de semana fue el de voces encontradas y falta de indicaciones precisas que expusieron a presbiterios y fieles a merced del temible enemigo.

Aguiar. Puro reflector.
Aguiar. Puro reflector.

Previo al domingo, muchos curas de la arquidiócesis tenían estéril respuesta a sus preguntas sobre la forma de celebrar y si, de plano, se deberían cerrar los templos. Incluso en redes sociales no fueron pocos los sacerdotes solicitando la comprensión del pueblo por las difíciles decisiones a tomar en medio de la soledad y el silencio del pastor y de sus obispos auxiliares; sin embargo, en el inexpugnable búnker del Primado de México se debatían cosas más importantes. Preocupó más a su Eminencia la transmisión en tv nacional inaugurándose así la faceta de Carlos Aguiar superstar quien, desde Basílica de Guadalupe, consolaría a la nación entera gracias a su conveniente imagen para los tiempos del covid-19.

Pero Aguiar fue el primero en acomodar a conveniencia sus disposiciones porque no todos deben ser medidos con la misma vara. El domingo, mientras cientos de fieles atendían misa en Basílica de Guadalupe, el recinto fue desalojado para iniciar un escrupuloso operativo limpieza evacuando a las decenas de visitantes e instalando una ruta para ver la imagen en la tilma de Juan Diego sin posibilidad alguna de permanencia en el recinto.

Como confirmaron después los mismos medios del arzobispado, Carlos Aguiar entraría a un medio aséptico y seguro donde los fieles eran las pulcras e inocuas cámaras de televisión. Como trascendió posteriormente, la misa debería obedecer las condiciones impuestas previamente por la empresa televisiva, los derechos de exclusividad o de forma disfrazada para “favorecer la producción de la transmisión en tv abierta” en el escenario perfecto: Una Basílica debido a la epidemia.

Medidas. ¿Con la misma vara?
Medidas. ¿Con la misma vara?

No obstante, mientras la más descarada simulación se daba ante la misma Virgen, cientos de fieles estaban agolpados ante las pesadas puertas del recinto sin comprender aún si las autoridades habían ordenado la clausura de Basílica.

“Queremos entrar a ver la Virgen, ¿por qué cierran? Era el clamor de gente de todas las edades quienes al saber que al escuchar y saber que el cardenal Aguiar estaba dentro celebrando, manifestaron su enojo y decepción. Efectivamente, a pesar de los riesgos de una potencia transmisión del virus por no prever siquiera las medidas elementales, bajo el intenso sol y calor agobiantes, las ovejas quedaron fuera de las “iglesia de puertas abiertas”, sinodal y en salida que ha sido la bandera de campaña de Carlos Aguiar.

Basílica. A puerta cerrada.
Basílica. A puerta cerrada.

A este medio llegaron algunas voces, con la frustración a flor de piel, exigiendo respuestas a las preguntas justificadas. “Con esta acción, el arzobispo demuestra su falta de caridad. ¿Con quién quiere quedar bien? ¿Tiene miedo a contagiarse? ¿O qué le debe a Televisa?” Para más indignación, al término de la misa de Aguiar Retes, las cámaras de tv fueron desmontadas abriendo de nuevo la Basílica de Guadalupe sin restricción alguna. Así sucedió durante la mañana y gran parte de la tarde… concentrando decenas de fieles quienes obedecían las indicaciones de los celebrantes para guardar la sana distancia y recibir la comunión en las manos.

A más parálisis, más inacción. La tarde del domingo, la jefa de gobierno de la Ciudad de México anunció inevitablemente el cierre de todos los negocios y establecimientos mercantiles incluidas las iglesias y centros de reunión de las diferentes confesiones religiosas. El madruguete de las autoridades puso al arzobispo Aguiar en un serio dilema sin saber cómo responder de inmediato a tales medidas. Lo serio del asunto es que las instancias civiles estarían asumiendo decisiones que le tocan al arzobispado que, al momento, no discierne bajo orientación particular alguna.

Lo sucedido este domingo es serio. El pastor celebró encerrado a piedra y lodo mientras sus ovejas quedaron fuera, extrañas e incómodas en su Basílica. Para muchos, resultó ridícula la justificación de la televisora de cerrar el recinto por causas de producción cuando, cada 12 de diciembre, los millones de peregrinos no son puestos como excusa para realizar un desfile de artistas que le cantan las mañanitas a la Guadalupana.

Misa. Asepsia en exclusiva.

Misa. Asepsia en exclusiva.

Independientemente de los arreglos políticos a los que se someterá Aguiar para impedir la expansión de la epidemia, lo sucedido ayer mostró la calidad del pastor y sus obispos auxiliares, tres de ellos aun en su luna de miel. Un arzobispo que, sin importar los medios, su único fin es simular un fuerte e indiscutible liderazgo de apariencias. Un cardenal que, escudándose en el discurso de la Iglesia de las puertas abiertas, no tuvo el mínimo remordimiento ni escrúpulo para dejar fuera a cientos de fieles que debían estar en Basílica ejerciendo su derecho de creer que es más grande que cualquier arzobispo.

De un cardenal que, cargado hacia el discurso de la Iglesia sinodal, ha tenido como mejor línea la de la pastoral del evento al servicio de los caprichos de la televisora y del decreto vía tuit, facebook para estar empachado de likes. La frustración del presbiterio no se puede ocultar de ninguna manera. Frente a la primera gran crisis de esta Iglesia particular, Carlos Aguiar Retes no ha sabido estar a la altura entregando el rebaño a los lobos. El coronavirus exhibió la enfermedad de este gobierno arzobispal y este capítulo debería llamar la atención de las autoridades en Roma para examinar seriamente el papel de su Eminencia al frente de este infortunado arzobispado.

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