Tras la indignación por el brutal asesinato de la niña de 7 años, Fátima Cecilia, diversos sectores han alzado la voz ante la incapacidad de las autoridades de la Ciudad de México por parar la ola de feminicidos que desde la semana pasada han puesto en jaque a las autoridades locales y federales. Apenas la semana pasada, el feminicidio de la joven Ingrid provocó una dura confrontación de activistas con el presidente Andrés Manuel López Obrador quien expuso un controvertido y cuestionado decálogo de violencia contra las mujeres que no fue aceptado por grupos feministas al ser un catálogo de buenos deseos.

La niña Fátima Cecilia fue raptada al salir de su escuela en Tulyehuaco, el 11 de febrero. El sábado 15 de febrero, mientras López Obrador hacía una febril y frenética gira por los estados de Michoacán y Jalisco para inaugurar cuarteles de la Guardia Nacional, en la capital del país vecinos hallaban el cuerpo de un infante en una terracería en Tláhuac. Era Fátima Cecilia quien según las indagatorias fue torturada y asesinada. A pesar de que los videos del lugar arrojan imágenes de una mujer que llevó a la niña después del horario escolar, las autoridades no tienen indicios de la identidad de esa persona y es así que ahora se ofrecen 2 millones de pesos de recompensa -cerca de 100 mil euros- a quien otorgue datos fidedignos para su localización.

Los feminicidios de Ingrid y Fátima han suscitado un enojo social generalizado que evidencia la torpeza, incapacidad e impericia de las autoridades federales y locales emanadas de Morena.

La Iglesia católica en la capital del país respondió a través de una carta firmada por uno de sus obispos, Mons. Andrés Vargas Peña. A diferencia de la arquidiócesis de Carlos Aguiar, ausente de su territorio para asistir a un curso en Barcelona, el obispo marcó la pauta que define también la responsabilidad de la Iglesia en su pastoral alertando de que la violencia no puede ser normal. El reconocimiento del prelado xochimilca es tajante al afirmar que “acontecimientos como este, nos invitan a reflexionar sobre nuestro actuar como Iglesia, el cual debe encaminarse a ayudar a la sociedad a cultivar el sentido de la dignidad humana con la luz del Evangelio de Jesucristo para velar por los más débiles de la humanidad: los niños, los jóvenes, las mujeres, los ancianos y también a redoblar nuestra acción pastoral que procure la protección de los sectores vulnerables”.

Apenas entronizado en noviembre para apacentar la recién nacida diócesis de Xochimilco, Vargas Peña llama a no acostumbrarnos a la violencia y trabajar por los más débiles. Lo mejor que puede hacer la Iglesia de Xochimilco es lo que la Iglesia católica sabe hacer: acompañar y consolar. Las soluciones concretas deben prevenir de un gobierno que parece estar fallido y negligente que sólo acierta en admitir que hubo “negligencias” . La seguridad es responsabilidad del Estado y en esto acierta Mons. Andrés Vargas Peña en sus condolencias: No habrá paz si no tenemos un sistema judicial que procure la justicia con estricto apego a derecho y evitando todo dejo de impunidad.

Enseguida, el mensaje íntegro del primer obispo de Xochimilco.