Mientras crecen los casos de infectados por coronavirus, la otra cara de la moneda está en las complicaciones económicas por venir que sumirán la economía mexicana en una seria recesión como no se había visto de 1994. Poco a poco, el optimismo de las autoridades se desvanece para reconocer que lo peor está por venir.

La parálisis de la actividad económica y la caída de los precios del petróleo estarán azotando particularmente los bolsillos de la gente que ahora debe permanecer en sus hogares. Muchos tendrán una sensible pérdida de ganancias e incluso estarían en graves problemas mientras se acercan las declaraciones fiscales anuales en abril próximo. Más y más deudores se declararán en franca moratoria y quiebra por este descalabro de la contingencia sanitaria y todavía no hay certeza en el horizonte cuando el gobierno no tiene estrategias claras para inyectar recursos a una economía maltrecha.

Mientas el coronavirus no dé tregua, los más afectados serán la clase media y los pobres al soportar el peso de errores, omisiones y parálisis. Tambaleante, en las últimas semanas, las pérdidas son evidentes mientras la moneda mexicana se achica frente al dólar norteamericano que alcanzó el pico de los 25 pesos y es apabullado por el euro cercano a los 27 pesos.

Este panorama impele a tomar medidas urgentes antes de que esto sea difícil de manejar y haya consecuencias sociales irreversibles. Algunas voces se levantan para exigir soluciones y entre esas está la del obispo de Cuernavaca, Mons. Ramón Castro Castro.

En sus redes sociales exhibe que, en las actuales condiciones, el cobro de impuestos y el pago de servicios públicos no deben realizarse además de pedir a los bancos la condonación de los intereses. La soga económicapuede seguir ahogando al punto de poner en riesgo la estabilidad y la paz de México y el Estado de Morelos.

En entrevista, el pastor de la pazexplica por qué llegó a la determinación de lanzar un llamado que rebasa los linderos de las tareas estrictamente espirituales. Para el obispo, es el clamor del pueblo cuya pobreza crece… La crisis del coronavirus anuncia una hecatombe, sin dejar de lado una afirmación que podría no ser muy agradable a muchas autoridades y dirigentes: En México está creciendo la irritabilidad social.

Enseguida, la entrevista a Mons. Castro Castro, obispo de Cuernavaca y tesorero de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

-Las redes sociales de la diócesis publican una escueta, pero significativa petición a las autoridades hacendarias de los tres niveles de gobierno: No al cobro de impuestos y de servicios debido a las actuales condiciones. ¿Cómo fue que llegó a esa determinación?

He llegado a esta determinación reflexionando lo que dice la Sagrada Escritura, Éxodo 3.7: “He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, he escuchado el clamor ante sus opresores. Como conozco sus sufrimientos…” Además, en la Constitución Mexicana, los artículos 1o y 2o establecen con mucha precisión que todos los mexicanos tienen derechos y obligaciones. En estas circunstancias críticas de contingencia sanitaria, me encuentro escuchando el clamor del pueblo, al cual frecuentemente le recuerdan sus obligaciones, pero no de la mejor manera sus derechos. Es preciso defenderlos y debido a lo anterior pido en su nombre que, mientras dure esta crisis, no se cobren los servicios públicos de agua, luz, internet, alumbrado público, impuestos, intereses bancarios o verificación que, por cierto, podrían mejorar en este Estado.

-¿Tuvo reuniones o consultas previas con empresarios, especialistas o particulares para que el obispo lanzara este llamado a las autoridades y realizar “perdones fiscales” permitidos por la Constitución?

No he tenido ninguna reunión específica, pero si he visto el dolor de mi pueblo y en él he podido descubrir la voz de Dios. He recorrido 33 municipios, y he realizado la visita pastoral de las 114 parroquias que conforman nuestra diócesis, en ellas me entrevistado con campesinos, obreros, empresarios, amas de casa, víctimas de la violencia, y he podido palpar en primera persona sus sufrimientos, heridas, desconfianza, temor y particularmente su pobreza, no pocas veces extrema. Si ya antes la situación económica era crítica, ahora con esta emergencia sanitaria y la hecatombe económica que se avecina, el sufrimiento se multiplicará exponencialmente.

-En la petición dice que con esas medidas se busca evitar el robo y la violencia, ¿Hay inestabilidad en el Estado de Morelos por esta contingencia sanitaria?

La inestabilidad es evidente, no solamente en el Estado de Morelos sino en todo el país, basta con que leer todos los encabezados de los diarios, revisar las redes sociales e incluso medios internacionales para darse cuenta que hay inseguridad, violencia, corrupción e irritabilidad en todo México.

-Llama también a los banqueros a realizar la condonación de intereses a los deudores, ¿Tendría usted acercamientos con los dueños de la banca para negociar estas condonaciones?

Soy pastor y no especialista en economía, pero si de algo sirviera esta experiencia pastoral, con mucho gusto me acercaría a quien fuera necesario para transmitir lo que muchos ojos no ven o no quieren ver.

-La actual crisis del coronavirus pegará a las iglesias y parroquias por la falta de ingresos. ¿Cómo se está preparando la diócesis de Cuernavaca para afrontar esta crisis económica?

Como usted sabe, nuestra diócesis, como la mayoría, vivimos de la ayuda económica que recibimos del pueblo. La crisis económica que se avecina golpeará a nuestra Iglesia como lo hará a la mayoría de los mexicanos. Ya lo hemos comprobado con el sismo de septiembre de 2017. Aún no nos reponemos del golpe y viene ahora algo todavía peor. Ciertamente confiamos en la Providencia de Dios y sabemos que podremos salir adelante.

-Hasta donde se conoce, ningún obispo del país ha lanzado un llamado como este para que autoridades y empresarios renuncien a los impuestos y ganancias. Muchos podrían preguntar, ¿De dónde le viene la autoridad a este obispo para hacer este llamado que está fuera de su competencia espiritual?

Conforme a los textos Mateo 20,28: “enséñenles a cumplir todo cuanto les he mandado…” y Marcos 10,45: “Porque el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos”. Es mi obligación servir y ser la voz de mi pueblo y estoy seguro que será la voz de muchos otros obispos. 

-Finalmente, ¿Cómo está la fe y el ánimo de la Iglesia de Morelos en este momento de emergencia en la que podría estallar una epidemia nacional por la expansión del coronavirus?

La fe de nuestra Iglesia está bien fundamentada en el Salmo 23, “El Señor es mi pastor, nada me faltará....