Francisco recibe en Roma a Consejo de la Presidencia de la CEM Crucial reunión del Papa Francisco y obispos mexicanos

PGP 2031-2033, protección de menores y migrantes, los temas del encuentro

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Después de la Cumbre para la protección del menor y prevención de abusos, se ha dado la crucial reunión entre el Santo Padre Francisco y el Consejo de la Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el arzobispo de Monterrey y presidente del organismo, Mons. Rogelio Cabrera López; vicepresidente y arzobispo de Morelia, Mons. Carlos Garfias Merlos; el secretario general y auxiliar de Monterrey, Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola y el tesorero y obispo de Cuernavaca, Mons. Ramón Castro Castro, pondrá en la mesa importantes elementos que los obispos mexicanos deberán discernir para el futuro de la Iglesia en el país, especialmente cuando está en marcha la implementación del PGP-2031-2033 y la consolidación de las medidas para la protección de menor y prevención de abusos donde se pedirían al Papa más facultades para la atención de los casos, su análisis y eventual persecución de parte de la Conferencia del Episcopado Mexicano ante la fragmentada información que se posee, la ausencia de estadísticas claras y de sentencias aplicadas a los delincuentes a quienes se les ha probado su culpa por la comisión de abusos.

El viernes 22 de febrero, el arzobispo Garfias  destacó  que el diálogo directo con el Papa gravitará en torno a lo que México está viviendo para presentarle el Proyecto Global de Pastoral PGP 2031-2033 y el Plan Nacional de Reconstrucción de la Paz que ha llamado la atención de la presidencia de la República para relación a lo que estamos viviendo en México, sobre todo presentarle nuestro Proyecto Global de Pastoral, presentarle nuestro Plan Nacional de Construcción de Paz”. Como afirma , el objetivo es la presentación de el trabajo concreto de los obispos a partir de la “encomienda que nos hizo de elaborar un proyecto serio y cualificado que nos ayude a realizar la evangelización”. Mons. Carlos Garfias destacó otro aspecto: la atención de los menores y la prevención de los abusos sexuales perpetrados por clérigos.

Sin embargo, este pesó más en el encuentro de este viernes 1 de marzo. En la madrugada de México, el sitio de la Conferencia del Episcopado Mexicano, dio cuenta de los resultados de la reunión. En el mensaje  “Visita al Santo Padre Francisco y Primeras consideraciones sobre el Encuentro de Protección de menores en Roma”,el Consejo de la Presidencia saluda al Pueblo de Dios para compartir las primeras conclusiones derivadas de la Cumbre antiabusos. En el documento se lee la disposición en favor de las víctimas: “No es suficiente pedir perdón, es necesario un cambio de perspectiva”, acompañar a los agredidos, sanar las heridas y denunciar los delitos;  cuidar la selección de candidatos al sacerdocio además de la revisión de la formación integral de los futuros sacerdotes y la aplicación efectiva de las disposiciones que la CEM ha dispuesto para la prevención de los abusos y su castigo en cada iglesia particular del país; se trata, dice el mensaje, “de apoyar, supervisar y verificar en cada una de las diócesis, el cumplimiento, por una parte, de los procedimientos canónicos establecidos, estos últimos de acuerdo a las Líneas Guías, aprobadas por los obispos de México, y validadas por la Santa Sede; y por otra, el Protocolo de aplicación civil, conforme a la legislación sustantiva y adjetiva penal de los diferentes Estados de la República”. 

De acuerdo con el texto, la dinámica del encuentro entre el Papa y los obispos resultó en un clima amigable y de interés del Santo Padre por conocer el PGP-2031-2033  “que encomendó a los obispos mexicanos durante su visita apostólica a nuestro país en febrero de 2016”, además de la cuestión migratoria y la construcción de la paz en México.

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El encuentro en el Vaticano con Francisco tiene un particular punto que llama la atención. Se trata de una reunión en donde no hay la presencia de ningún cardenal en activo. El arzobispo Robles Ortega, cardenal y arzobispo de Guadalajara, apenas terminó su segundo trienio en noviembre pasado dando la estafeta a su sucesor en el arzobispado de Monterrey. Sin embargo, el actual Consejo de la Presidencia de la CEM ahora ocupa una posición importante en la agenda pública particularmente en el desarrollo del proceso de pacificación y reconciliación del país donde el arzobispo Carlos Garfias de Morelia desempeña un papel principal en la implementación de los centros de escucha que pretenden llevarse a lo largo y ancho del territorio nacional.

No menos importante es la presentación del Plan del episcopado, el PGP 2031-2033, ahora en plena fase de conocimiento e impulso para que en las diócesis del país sea aplicado en paralelo a los trabajos pastorales locales. En esto, el arzobispo Rogelio Cabrera López de Monterrey tiene el juego principal al haber sido artífice del acuerdo unánime para la aceptación y aprobación del documento final en la pasada asamblea de noviembre.

La presencia del secretario general del organismo, el auxiliar de Monterrey, tiene también otro propósito. Ha sido el promovente de las medidas antipederastia al seno de la Iglesia de México particularmente en el reforzamiento de los protocolos y de la constitución del Equipo Nacional de Protección de Menores. El obispo Miranda Guardiola, en diversas ocasiones, ha ratificado el compromiso de la Iglesia de México para llevar a cabo la política de cero tolerancias y el reforzamiento de medidas para hacer de la Iglesia un lugar seguro y creíble.

Con más experiencia del mundo curial vaticano, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, fue encargado del óbolo de san Pedro y le respalda una formación como diplomático de la Santa Sede.  Su responsabilidad en la tesorería de la CEM tiene detrás el desarrollo de la política de transparencia en las finanzas como desea el Papa Francisco; Castro fue perseguido por un gobernador, padeció el amago de la Secretaría de Gobernación en la anterior presidencia de Enrique Peña Nieto por presuntas actividades políticas además de ser promotor de la paz a través de caminatas multitudinarias.

El encuentro de este 1 de marzo pone un particular acento en el papel de la Iglesia de México. Se trata ni más ni menos de la restauración de la credibilidad particularmente en estos tiempos donde se pone a la institución eclesial como de los principales actores en la pacificación del país, pero esto pasa por un tamiz muy delicado, la erradicación y prevención de cualquier forma de abusos contra los niños y vulnerables. Como bien se afirma: Pedir perdón ya no es suficiente. En eso se juega el futuro de la Iglesia.

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Fotos: @IglesiaMexico @MonsRamonCastro

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