Violentan derechos religiosos de feligresa Denuncian abusos de poder y autoridad en Arquidiócesis de México

Denuncian abusos de poder y autoridad en Arquidiócesis de México
Denuncian abusos de poder y autoridad en Arquidiócesis de México

Adriana Martínez Estebanés ventila al público amagos y amenazas hechas por responsable de Comisión arquidiocesana.

Autoridades de la curia de arzobispo Aguiar habrían obligado a firmar compromiso para observar cláusula de silencio y no hacer público el caso.

Párroco habría prohibido a feligresa ingresar a parroquia, le demanda y aplican medidas cautelares para evitar cualquier acercamiento al sacerdote.

Mientras la Arquidiócesis de México está sumida en una profunda crisis pastoral y económica, poco a poco emergen historias que exhiben lamentables evidencias de lo que todavía está enquistado y parece agudizarse en esta pandemia: El desmantelamiento de estructuras pastorales, los criterios y decisiones unilaterales, el golpe económico, autoridades agazapadas, clericalismo a ultranza además del durísimo golpe a la fe sincera de millones de personas.

Las mujeres en la Iglesia es aún un tema vedado. En la Iglesia mexicana son pocas, cuando no utilizadas, para desempeñar cargos de responsabilidad en cargos diocesanos o parroquiales. A pesar de que se ha explotado la historia de que debe emerger el “talento femenino” y de que la Virgen María da identidad a la tarea de la mujer, la realidad parece ser dura y distinta. Hace falta explorar los casos de abuso de poder y explotación que existen al interior de las estructuras eclesiásticas, particularmente en parroquias y comunidades.

De ese talento se echa mano y también se abusa. Cuando el arzobispo Carlos Aguiar llegó a la Iglesia capitalina, de inmediato se promocionó hasta el límite la calidad y visión de Su Eminencia al dar cargos “estratégicos a las mujeres” que, al final colapsaron. Y esos modelos se repiten a otros niveles del clero.

Verónica Adriana Martínez Estebanés se encuentra en medio de una vorágine de señalamientos, abusos de confianza y fraudes. Quien sería señalado es un sacerdote dentro de la estructura curial ideada por la cúpula aguiarista y responsable de la novedosa estructura verde de la arquidiócesis, la Comisión de Ecología.

Con todo, Adriana Martínez se considera una católica leal. Su personalidad se percibe impecable. Contadora y auditora de formación, su relato es metódico, puntilloso y escrupuloso justo como su labor profesional. Por eso ha recopilado abundante documentación repleta de pruebas, mensajes, documentos…Ocupó cargos parroquiales y arquidiocesanos que le hicieron descollar como una colaboradora activa, de confianza y desinteresada incluso aportando considerables sumas a las peticiones del padre Juan Carlos Ávila-Reza para conseguir sus objetivos, a costa de la buena voluntad de la feligresa.

Lo que en un momento fue una buena relación de colaboración, pronto se descompuso debido a la personalidad del sacerdote. Adriana Martínez asegura que la causa de estos abusos tuvo, en el fondo, haber sido utilizada como peldaño en la carrera del clérigo actual párroco de la comunidad de Apóstol San Simón Ticumán en la alcaldía Benito Juárez e impulsor de las llamadas Misas Ecofriendly.

Las desavenencias pronto escalaron al punto de la marginación, señalamientos, acusaciones e, incluso, la violación de los derechos religiosos de Adriana Martínez. El caso ha llegado al vicario general, el obispo Salvador González Morales, e incluso la profesionista ha intentado llegar al arzobispo Aguiar sin éxito, lo que no es raro en el estado de cosas que vive la Iglesia particular.

Adriana asegura que en esto no hay otros motivos y por eso ha decidido sacar su historia a la luz pública, la de abusos de poder  y de confianza, de negación de derechos, de potenciales fraudes aprovechando su buena fe y disposición. Un caso que puede ser el mismo en otros lugares cuando, bajo la máscara de la renovación sinodal se esconde todavía el más profundo vicio del abuso clericalista hacia los fieles, cometido especialmente hacia las mujeres. Y está determinada a ir más alto, incluso hasta el mismo nuncio apostólico, Franco Coppola.

Adriana Martínez. Probanzas exhaustivas.
Adriana Martínez. Probanzas exhaustivas.

Agradezco su especial interés por contar esta historia. Para situar a nuestros lectores, ¿Cuáles han sido sus apostolados y actividades en la arquidiócesis de México?

-Participé en la constitución de la Comisión de Ecología de la Arquidiócesis de México. Mi función fue buscar y crear sinergias de colaboración y apoyo con instituciones privadas, asociaciones civiles, el gobierno de la Cuidad de México y organismos descentralizados que dictan las normas en materia de ecología y medio ambiente. Fui miembro del Consejo Parroquial Pastoral de la comunidad Apóstol San Simón Ticumán, apoyaba en la coordinación de eventos o algunas otras necesidades parroquiales.

Usted tuvo una relación estrecha colaborando con el padre Ávila-Reza, actual Comisionado de Ecología del arzobispo Carlos Aguiar. Explíquenos, ¿cómo fue ese trato, por qué se dio un vínculo tan estrecho?

-Era una relación de respeto de mi parte hacia el como figura de autoridad en la parroquia. Yo vivo en la colonia contigua a la de la Iglesia y mi familia siempre ha sido cercana a la parroquia. Por lo tanto, yo soy una feligresa perteneciente a la comunidad. Con el actual párroco me ocupé de trabajar y apoyar con presencia incluso prestando considerables recursos económicos que ascendieron a más de medio millón de pesos en dos años y medio que colaboré ahí. Adicionalmente participé en actividades propias de la parroquia tales como coordinación de eventos, ventas durante las kermeses para fondos económicos, donación de obsequios a la comunidad, venta de artículos de la parroquia por ejemplo en semana santa o navidad y año nuevo, arreglo de la parroquia para eventos que se tenían como celebraciones religiosas, disposición de alimentos para eventos de tal manera que la parroquia fuera una buena anfitriona, limpieza y mantenimiento de instalaciones como los jardines, sección de criptas o el atrio. Si veía algo faltante, proveía insumos de limpieza para las áreas comunes como jabón, escobas, papel para los baños, servicios de jardinería; se pagaba a un jardinero para que cada mes y medio además del cuidado se diera un mantenimiento, entre otras cosas, todo para presentar una parroquia ejemplar. No actuaba por mi propia cuenta, toda actividad o acción se la comentaba al párroco y solicitaba su aprobación o retroalimentación a través de mensajes indicándole el estatus de las acciones efectuadas con fotos del antes y después del arreglo o remodelación. De hecho, por dos años consecutivos, fui junto con mi papá la madrina del Niño Dios en la parroquia y, por lo tanto, cada vez yo y mi familia participábamos de más actividades dentro de ella.

Parece increíble que, teniendo estos resultados, de repente se haya dado una fractura. ¿Qué desencuentros se dieron? ¿Cuáles fueron las causas de este problema que, incluso, le ha llevado a ser marginada de su misma comunidad?

-Recibí comentarios agresivos y violentos del párroco indicándome que mis actitudes le enfermaban. Que a él le daba pena ver cómo yo era una persona tan inteligente intelectualmente, pero no emocionalmente, que si ya sabían cómo era yo, ¿para qué me invitaban? y otros comentarios que hizo públicos hacia la comunidad afectando mi persona y buena imagen, por lo que, después de haber colaborado con el sacerdote en su parroquia y en la Comisión de Ecología, no consideré justo que fuera señalada con tales aseveraciones. En todo momento sólo me ocupaba de apoyar y colaborar para que el párroco obtuviera un reconocimiento de la comunidad y sus superiores, para que la parroquia fuera reconocida como modelo de evangelización y pastoral para cualquier persona. Esas frases y la explotación generada me causaron profunda indignación, considero que mi actuar siempre fue honesto, desinteresado, amable y cordial. Mi trabajo ordinario está en el sector privado toda la semana por lo menos de 11 a 12 horas diarias. Aun así apartaba los tiempos necesarios entre semana y fines de semana para atender las solicitudes del párroco. Siempre cumplí con cualquier encomienda, incluso yo proponía el plus para que se cumpliera la tarea y se diera siempre algo más, ser un referente y diferenciador para el resto de parroquias o comisiones de la arquidiócesis.

Colaboración parroquial. Incondicional.
Colaboración parroquial. Incondicional.

¿Cuáles son las afectaciones hacia usted? ¿Por qué afirma que se le ha negado e incluso violentado sus derechos religiosos?

-Ávila-Reza ha tenido un especial empeño en golpearme moralmente ante la comunidad parroquial. ¡La comunidad de fe, de mi casa! Insidias como de ser prepotente, de mentir al decir que le he hecho quedar mal en muchas instituciones, que estoy cuestionando su ministerio, de dañar a la comunidad y personas que colaboran en la parroquia. Una cosa es muy importante y esto es quizá parte del problema con el sacerdote es que también he evidenciado fallas graves de control y transparencia en el manejo de los recursos de la parroquia.

Esto es especialmente delicado, sobre todo porque el Papa Francisco ha dicho que la transparencia es uno de los valores que se debe dar en la Iglesia, ¿Qué opacidades descubrió?

-Yo por ser contadora y auditoria tenía entendido que el Consejo de Asuntos Económicos (CAE) de la parroquia debe hacer un informe mensual de la situación económica que guarda la parroquia, ingreso de dinero, gastos fijos y variables, sueldos de los colaboradores de la parroquia entre otros aspectos. Estos informes, en dos años que colaboré en el CPP y en CAE donde ambos nos reuníamos, sólo en una ocasión se presentó un reporte financiero el cual, por cierto, fue cuestionado por otro miembro del CPP y por una servidora, el mismo no era claro confundiendo una donación con una compra; aspecto que incluso molestó a miembros del CAE al hacerles ver este error,pero fue la única vez que esto se hizo.

De hecho, a raíz del problema que se suscitó con el padre Avila-Reza, un miembro del CAE,  a través de Facebook, indicó que si mis apoyos hubieran sido recibidos en el CAE la situación hubiera sido otra; cuando yo ofrecí estos préstamos, el propio padre Ávila-Reza me indicó que las transferencias de dinero las hiciera a su cuenta personal y que las haría llegar al CAE; con base en lo dicho públicamente, me parece que esto último ya no sucedió y el CAE no recibió este dinero o desconozco qué pasó con estos recursos.

Con Ávila-Reza. Otros tiempos.
Con Ávila-Reza. Otros tiempos.

Ante estas evidencias, ¿Ha insistido con las autoridades eclesiásticas? ¿De qué recursos se ha válido para manifestar esta situación ante las autoridades?

-Lo he hecho por medio de cartas, correos electrónicos y llamadas telefónicas hacia  diversas autoridades de la iglesia, por medio de comentarios propios, de amigos y familiares que me han apoyado a evidenciar esta situación en redes sociales colocando comentarios sobre la situación acontecida y pidiendo el apoyo y la atención a mi caso en páginas de Facebook del arquidiócesis primada de México, de la Comisión de Ecología, de la propia parroquia, de autoridades de la iglesia, entre otras.

¿Le han dado respuesta? ¿Qué le han pedido?

-He recurrido a los responsables de la V Vicaria Territorial quienes no me otorgaron ninguna respuesta formal a mis solicitudes, esto desde marzo de 2020 y, por el contrario, la mejor solución que me recomendaron en últimas fechas fue no asistir a mi comunidad y de aceptar lo que se me pudiera brindar por parte de la parroquia. Recurrí a la cancillería de la arquidiócesis primada de México a finales de abril. La cancillería fungió como una figura de mediación entre ambas partes, gracias a esto se me devolvieron enseres en préstamo y dinero de adeudos personales del párroco; sin embargo, de esta reunión de mediación se derivaron otros temas a atender, de estos aspectos la cancillería ya no dio seguimiento a pesar de que esto quedó formalizado en la minuta correspondiente a esta reunión y sólo se limitaron a decirme que esos temas yo los tratara directamente con el párroco;  cuando les hice  de su conocimiento de que el párroco ya  no quiso atender esto. Me recomendaron dar el tema por cerrado y durante la reunión de mediación se me pidió firmar un documento que me impedía comentar esto en cualquier medio de comunicación. Acudí a la vicaría general por medio del Tribunal Eclesiástico y solicité su apoyo para clarificar la situación de viva voz en las diferentes instancias al interior y exterior de la iglesia, dado que el párroco ha expresado muchas mentiras y se ha negado a brindarme este espacio para que por los mismos medios pueda aclarar lo acontecido puntualmente. En ese momento el párroco interpuso una denuncia penal en mi contra por supuestas amenazas, por lo que la vicaría general se limitó a decirme que esto ya no es competencia de la iglesia y que se mantendrán al tanto de lo que pase; sin embargo,  les he comentado que si el párroco ha hecho estas falsas aseveraciones al interior y exterior de la iglesia, usando los medios de comunicación de la parroquia, tengo el derecho de decir la verdad de lo ocurrido con los soportes con los que cuento, y esto sí es competencia de la Iglesia; referente al tema legal, se atenderá de acuerdo a las leyes mexicanas; sin embargo al momento no he recibido respuesta.

Tribunal eclesiástico. Cordial invitación.
Tribunal eclesiástico. Cordial invitación.

Aunque tuvieron esta reunión de conciliación en donde, afirma usted, se le devolvieron algunos recursos, no hay ninguna clase de arreglo con el sacerdote y las autoridades…

-No, existen temas pendientes derivados de esta reunión que el se negó a atender y por el contrario, el padre Ávila ha incitado a la gente que asiste a la iglesia para que se me agreda, les engaña diciendo que soy una persona nociva azuzándolos para atacarme, incluso el padre Ávila inició una denuncia para que la autoridad aplique medidas restrictivas en mi contra y me impidan entrar a la parroquia.

Esto sería muy grave. Las autoridades eclesiásticas ¿le han prohibido o limitado en algo durante esta controversia? De haberse dado, esto sería contrario a sus derechos humanos y como creyente.

-Las autoridades de la iglesia me han sugerido no ir a la parroquia donde yo he asistido por más de 45 años, donde fui bautizada, donde se encuentran mis difuntos en las criptas de la misma. Se me ha pedido no hablar de esto públicamente o en medios de comunicación, dar el tema por cerrado aun sabiendo que públicamente el párroco ha dicho mentiras dolosas en mi contra por medio de redes sociales. El párroco y su área de Atención a la Comunidad, quien por cierto desde el anonimato siempre se han comunicado conmigo, se han negado a celebrar misas que he solicitado o a incluirme en actividades de la parroquia, el propio párroco me amenazó diciendo que ningún sacerdote de la parroquia celebraría una misa por tratarse de mí, que no podía participar en actividad parroquial alguna por los “antecedentes”, a lo cual siempre he comentado que si los antecedentes son querer hacer saber la verdad o a qué antecedentes se refiere puesto que en el pasado mi único propósito fue apoyar a la parroquia con recursos económicos y con trabajo. De la Comisión de Ecología he sido bloqueada de su página para poder comentar algo por medio de la página de Facebook y he enviado algunos correos sin que se me haya respondido alguno.

Recurso penal. Prohibiciones.
Recurso penal. Prohibiciones.

¿Qué espera conseguir con la solución de este caso?

Dar claridad sobre la situación acontecida entre el párroco y mi persona, dar claridad y aclarar las insidias que el párroco me ha hecho, limpiar mi buena imagen y aclarar los comentarios efectuados por el Consejo de Asuntos Económicos de la parroquia en contra de mi persona, restaurar mi imagen y reputación al interior y exterior de la parroquia y en los diferentes ámbitos en los que el párroco ha dado una versión parcial y poco honesta de los hechos, que se me brinde un trato digno e igualitario como cualquier otro feligrés de la comunidad; erradicar las amenazas,  comentarios, rumores, chismes y agresiones que yo he recibido y/o se han generado producto de que el párroco solo ha dado a conocer su versión de los hechos pero no ha permitido que yo con soportes documentales y no solo palabras exponga la verdad de la situación. Este tema ya es un abuso de poder y de confianza, esta situación desbordó al punto de que, en pleno siglo XXI, se me ha marginado. En pocas palabras, el abuso de poder de un clérigo es evidente y la manipulación, indiscutible. Se me han violado mis derechos humanos y religiosos y ahora se me ha amagado penalmente. Como si fuera una delincuente.

¿Qué mensaje daría a nuestros lectores ante esta situación que quizá otras mujeres estén estén pasando?

-Hay varios elementos que deben advertirse de esta grave situación que ha lesionado mis derechos como persona y creyente. Aquí los rescato de una forma sucinta. La violencia, dicho por expertos, es igual con un golpe o palabras que lastimen o hieran a una persona. No se debe permitir esa violencia hacia nosotras y que el agresor busque justificarla.

Violencia es violencia, se puede ejercer de muchas maneras, un sacerdote no está exento de ejercerla como me sucedió a mí y venga de quien venga esto no se debe tolerar, más aún se debe denunciar. Todos tenemos el derecho a ser escuchados, que no se nos juzgue a priori por el simple hecho de haber tenido un conflicto con un sacerdote; ser sacerdote no quiere decir que esta persona sea el poseedor de la verdad y que no cometa errores; y peor que los trate de encubrir con mentiras; por lo tanto, todos merecemos ser atendidos y escuchados.

Debemos promover que la Iglesia católica cuente con mecanismos que permitan dar un seguimiento puntual sobre este tipo de hechos en materia de atención a víctimas de violencia. Con esta experiencia se ha colocado al sacerdote como víctima; sin embargo, si tu conoces la verdad, y más aún existen soportes de esto, resulta imperante que esto se dé a conocer para que se tomen las medidas de sanción y atención correspondientes, quizá esto te va a tomar mucho tiempo y muchas puertas se cerrarán pero a final  debe prevalecer la verdad de lo ocurrido para que esto no le suceda a otra persona más adelante.

Los medios de comunicación de la iglesia o una parroquia no deben ser jamás usados para mentir y denostar a las personas, un sacerdote no se puede valer de ser una persona pública dentro de su comunidad para hacer creer una falsa verdad y ocultar la realidad de una situación que no le es favorable. La Iglesia debe de darnos esa garantía. No debemos permitir que nuestros derechos como personas y como practicantes de la religión católica se vean violentados y debemos denunciar cuando estos se vean limitados por tales situaciones, no debemos permitir que se nos trate de manera diferente al resto de feligreses ni que se nos discrimine o señale dentro de la iglesia cuando realmente nosotras somos las víctimas.

Vicario General. "Situación lamentable".
Vicario General. "Situación lamentable".

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