Diplomado latinoamericano en la Universidad Pontificia de México “La prevención debe estar en la lógica del Evangelio”: Padre Daniel Portillo Trevizo

“La prevención debe estar en la lógica del Evangelio”: Padre Daniel Portillo Trevizo
“La prevención debe estar en la lógica del Evangelio”: Padre Daniel Portillo Trevizo

Con el auspicio de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, cerca de 150 estudiantes de diferentes países analizarán diversas temáticas para la prevención de los abusos sexuales así como la integración de los organismos eclesiales para la atención de víctimas.

 

En entrevista, el padre Daniel Portillo Trevizo, director del Centro de Protección de Menores -CEPROME-explica los objetivos del ambicioso diplomado que se lleva a cabo en la Universidad Pontificia de México. En colaboración con el episcopado estadunidense, se busca consolidar un frente común latinoamericano que prevenga e impida los abusos sexuales y se den espacios de seguridad al interno de la Iglesia. El discernimiento busca detectar las eclesiopatías para que, al final, se den las soluciones que permitan la progresiva salud del cuerpo eclesiástico basados en la lógica del Evangelio y la restauración de la credibilidad.

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Padre Daniel, agradecemos esta entrevista para nuestro medio. Ha iniciado el diplomado latinoamericano de prevención de abusos en la Iglesia en la Universidad Pontificia de México. ¿Qué objetivos animan este encuentro y quiénes son sus participantes? ¿Hay obispos o funcionarios eclesiásticos entre los estudiantes?

-El principal es la capacitación de agentes en nuestra Iglesia que puedan favorecer una cultura de prevención. El diplomado tiene una realidad interdisciplinar donde los alumnos pueden conocer, desde diferentes enfoques, la comprensión sobre la realidad del abuso y la necesidad de una cultura de la prevención. Más allá, es generar una red latinoamericana de prevención favoreciendo entre nosotros las sinergias necesarias para visualizar oportunidades de colaboración entre distintos países. Son 150 alumnos, entre ellos hay obispos de Venezuela y México. Este diplomado tiene mucha fuerza por la participación laical y particularmente por la presencia de mujeres.

Para la participación de quienes forman parte de este diplomado, fue importante el auspicio de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos. ¿En qué consistió el patrocinio para hacer posible la presencia de los estudiantes en la Universidad Pontificia?

-El apoyo de los obispos católicos de los Estados Unidos consistió en becas para que las personas de países en situación precaria o más pobres de Latinoamérica tengan alojamiento y alimentación durante todo el mes. La universidad, por otro lado, ofrece la beca académica para no generar costos elevados a estudiantes de países como Venezuela o Cuba, ya que para ellos podría ser complicado realizar una inversión de este nivel.

En el mensaje inaugural de bienvenida del diplomado que se extenderá por cuatro semanas, usted habló de un tema muy importante, la salida de creyentes de la Iglesia en búsqueda de coherencia y espacios seguros… ¿Ha sido grave esta huida de fieles por los abusos?

La huida de nuestros fieles por nuestras incoherencias radica en la gravedad por el simple hecho de que se haya ido tan solo una persona. Representa una gravedad cualitativa sin lugar a duda. Aunque nos resulte complicado por no tener estadísticas claras a la fecha, por un factor cualitativo y los casos, es grave cualquier situación como esta.

Otro punto que suscita interés es la afirmación en la que se dice que “la violencia sexual adquiere un dominio territorial inimaginablemente más grande”. ¿Qué quiere decir esto?

-El abuso no sólo repercute entre dos personas. Una conducta sexual de ese nivel alcanza un territorio que daña a la familia, alcanza a los amigos, a la parroquia. El dominio no sólo es en un espacio determinado, el abuso lacera ambientes más amplios. El dominio territorial se expande mucho más al del lugar donde se ha cometido.

En el desarrollo del diplomado se advertirá también de los daños causados a las “víctimas colaterales”, los fieles lastimados. ¿Qué se propondrá para la “rehabilitación” de la confianza y la credibilidad de la gente que vive en las esferas parroquiales?

Efectivamente, un tema fundamental del diplomado es hablar sobre las víctimas secundarias. Es argumento fundamental para comprender a quienes han padecido situaciones como estas. Por otro lado, es importante ver de qué manera podemos unir fuerzas con las víctimas secundarias quienes, aún estando dentro de la Iglesia, mantienen un deseo de colaborar a fin de crear estructuras eclesiales que exijan de nosotros la coherencia, niveles altos de transparencia y espacios eclesiales más amplios.

¿Se tienen contemplados algunos testimonios de víctimas durante el desarrollo del diplomado?

Participarán cuatro víctimas, una por semana. Su testimonio desde realidades tan distintas será valioso para ubicar los diversos daños y factores que un transgresor sexual clérigo católico puede desarrollar al punto de afectar la fe, la práctica religiosa y vida espiritual.

Es importante destacar que el diplomado no se trata solamente de un periodo de estudios sino también de “conversión”. ¿Qué implica lo anterior en base a los tres pilares que expuso en su mensaje inaugural: El análisis sistémico, la pastoral de la confianza y la pastoral del buen trato?

Con los pilares del diplomado, la finalidad es señalar que entre nosotros no podemos hablar sólo desde un contexto eminentemente académico. Consideramos una realidad que, como Iglesia, tenemos que llevar. Ese presupuesto es la conversión. Si todo esto no genera entre nosotros una mejor salud eclesial, un bienestar para nuestros laicos, un movimiento de conversión eclesial, al final será una falacia. La llamada cultural contra la prevención dejaría de ser “cultura” si sólo estamos motivados por establecer protocolos o estructuras meramente cosméticas. Incluso si nuestras comisiones no tienen la motivación de provocar en la Iglesia un ambiente de cultura y conversión, quedaríamos en niveles elementales poniendo en riesgo la fe y vida de cualquier creyente. Si la fe no va en la línea de la dinámica de la conversión, si la prevención no está en función de hacer un ambiente más sano basado en la lógica del Evangelio, estamos jugando con gestos paranoicos persecutorios.

El diplomado se desarrollará teniendo en los medios de comunicación el escándalo que propician nuevamente los abusos al interior de los Legionarios de Cristo y sus polémicos informes. ¿Qué opinión le merecen las determinaciones de los superiores de la Congregación? ¿Son suficientes para recuperar la credibilidad?

Este diplomado se realiza en el marco de los escándalos de los Legionarios de Cristo. Me hace pensar muchas cosas, pero una en particular es la de la motivación. ¿Cuál ha sido la motivación de nuestra prevención? Aunado a la problemática de los Legionarios, pienso que una de las críticas que podría ponerlos en una reflexión seria al interno es preguntarse acerca de las motivaciones sobre las que están actuando. Si hay la motivación de una conversión institucional que exige la conversión de una estructura. De no ser así, no podrán subsistir el día de mañana. O, por otro lado, si es una motivación generada por un ambiente externo movida por encabezados y escándalos que los obligue a actuar. Si los medios de comunicación no hubieran lanzado esta confrontación a la Iglesia, quizá no habría la cultura de la prevención. Aplicándolo a los Legionarios, me hace preguntar si esta campaña mediática que ha evidenciado las inconsistencias evangélicas, humanas, de dignidad personal, de derechos humanos que lastimaron a mucha gente a través de los Legionarios de Cristo, han generado una respuesta de motivación auténtica. Es la pregunta, ¿Ellos estarían dispuestos a actuar si todo esto no hubiera salido a la luz? Creo que esto define todo. Si sólo hay actuación obligados por los encabezados en medios, entonces no hay motivación auténtica o no es original porque está respondiendo a una amenaza institucional. Un segundo factor es el tiempo. La prevención exige un tiempo en el presente para actuar y darnos cuenta de que hay acciones que no pueden esperar a mañana. No podemos dejar acciones que hoy exigen de nosotros una coherencia de vida.

¿Qué temas se estarán desarrollando en el diplomado en estos días?

La temática del diplomado implica partir de una base del abuso social en Latinoamérica, del abuso intrafamiliar y de las realidades abusivas en la Iglesia. Hablar de los factores de corrupción institucional, de eclesiopatías, es decir, de dinámicas que enferman dentro de la Iglesia. Podemos definir una eclesiopatía como una situación anómala que detona situaciones de abuso. Por eso es importante que se hable de claricalismo, del abuso y la traición de la confianza, de la necesidad de un discernimiento vocacional y de una realidad que llamamos “seminarismo” que, dentro de las nuevas estructuras del neoconservadurismo, pueden anticipar realidades vocacionales que anteceden al clericalismo.

Teniendo en cuenta que este diplomado ha suscitado un gran interés, ¿Habrán de darse otros? ¿Qué otros cursos proyectan el CEPROME a fin de que esta formación para prevenir los abusos llegue a más agentes de evangelización, sacerdotes y laicos?

Quedaron 46 personas en espera porque no logramos apoyar a todos quienes realizaron su solicitud. Se ha dialogado con el responsable de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos a fin de dar apoyos para un grupo más pequeño al concluir este año. Además, se está preparando un congreso de análisis sobre agresores sexuales y un acompañamiento interdisciplinar para ellos.

Diplomado CEPROME. Frente latinoamericano común.
Diplomado CEPROME. Frente latinoamericano común.

El diplomado latinoamericano de prevención de abusos en la Universidad Pontificia concluirá el 14 febrero. El claustro de profesores del CEPROME tiene especialistas provenientes de México, Chile, Colombia, Argentina Italia y España. La temática completa del diplomado puede verse en: https://ceprome.com/diplomado-latinoamericano

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