A primeras horas del viernes 23 de octubre,Diego Monroy Ponce, exrector y miembro del Cabildo de Basílica de Guadalupe dio a conocer a sus seguidores en redes sociales haber salido positivo a covid-19.

En lo que estima como una especie de bendición, Monroy Ponce calificó su contagio como “gracia” que le permitirá estar compartiendo el dolor de millones de personas infectadas:

“Les comunico que Dios, nuestro Señor, me ha dado la gracia de compartir el sufrimiento de mis hermanos con COVID 19, después de la prueba, he salido POSITIVO…”

En esa misma publicación señaló que estará bajo cuidados médicos y viviendo en aislamiento. Actualmente, Monroy Ponce es canónigo chantré de Basílica de Guadalupe. Del 2000 al 2010 estuvo al frente de la rectoría de Guadalupe, período caracterizado de muchos logros y también controversias. Fue en su administración cuando se recuperaron espacios importantes como la Plaza Mariana y el rescate de los alrededores al verse libre del comercio ambulante y de los consecuentes problemas de delincuencia y actividades ilícitas que hacían del complejo mariano del Tepeyac un sitio en franca decadencia e inseguro.

No obstante, el canónigo también fue señalado de presunto enriquecimiento al amparo de la Guadalupana que algunos medios de comunicación nacionales se empeñaron en exhibir; sin embargo, esos señalamientos no impidieron que Monroy ocupe un lugar en el cabildo de forma efectiva desarrollando su ministerio además de ser muy activo en redes sociales gozando del aprecio y afecto de sus fieles.

Incluso algunas asociaciones le han reconocido como prestigioso líder. En septiembre de 2017, recibió un doctorado honoris causa otorgado por el Instituto Mexicano de Líderes de Excelencia al reconocer su labor altruista, cultural y social. Según consta, en el discurso de agradecimiento por ese doctorado, Monroy Ponce expresó su agradecimiento por haber vivido un tiempo de retos, dificultades y logros en su tiempo como rector:  “¡México es Guadalupe, y Guadalupe es México! Yo pedí al Presidente Fox me ayudara a limpiar la Casita de la Madre  y así lo hice, limpie el corazón no sólo de México, sino de toda América, el continente de la esperanza”.

Como se reportó en este medio, fue a finales de junio pasado cuando una rogativa desde el cabildo guadalupano solicitaba oraciones por la dura prueba que se enfrentaba debido a los contagios por covid-19. En esas dos últimas semanas, el virus llegó al santuario infectando a 8 personas, entre sacerdotes y trabajadores. Lamentablemente, esa fatídica semana queda en la historia por la muerte del padre Francisco Javier Arteaga Gutiérrez, capellán de coro. Además, la situación era más difícil debido a la dura lucha que enfrentó el canónigo Alberto Reynoso quien afortunadamente sobrevivió al covid-19, pero sobrellevado las secuelas que le mantienen fuera de sus deberes ministeriales.