Hace un año en Madrid… El Encuentro Internacional de Periodistas


Guillermo Gazanini Espinoza /En noviembre de 2017, Religión Digital y Mensajeros de la Paz reunieron a un grupo de comunicadores y periodistas de España, Inglaterra, México, Chile, Argentina, Portugal e Italia con un motivo noble y necesario. Era la forma de manifestar un apoyo solidario al Papa Francisco y su pontificado a través del ejercicio de la comunicación en la verdad.

La reunión de Madrid examinó los ataques y antipatías hacia el Papa Francisco provenientes de reaccionarios y ultraconservadores. Se miró con optimismo al futuro, se daba por hecho que las reformas y cambios a un caduco modelo eclesial no tenían punto retorno y los periodistas buscaríamos la manera para acompañar, día a día, al Papa reformador. Sentarían las bases de un acuerdo en nuestra forma de comunicar la novedad de este pontificado visto, en no pocas ocasiones, de forma parcial, acotado en un mundo donde la información fluye desmedida, saturando opiniones y deformando criterios.

El día clave fue el 23 de noviembre de 2017 se esbozaron líneas pro del estilo de Iglesia de este moderno pontificado. Las coincidencias fueron evidentes: Crear redes y sinergias para difundir y hacer apología fundada del magisterio papal insuficientemente conocido, muchas veces sesgado por anécdotas en lugar de ser efectivo ejercicio de comunicación de la misericordia evangélica.
Fruto de ese diálogo, fue la “Declaración de periodistas pro-Papa Francisco”, un documento de periodistas cuya actividad estaría en dar razones de esperanza a manos llenas sin pretensiones de proselitismo, propaganda e irracionales defensas; en otras palabras, se compuso una declaración bajo conceptos esenciales para suscitar la cultura del encuentro en la consecución el bien común.

Sin embargo, nadie en Madrid podía imaginar que vendría por delante un año de “ataques despiadados” al Papa, fuego amigo en su contra y golpes durísimos; los periodistas nos comprometimos “a ofrecer voz, a través de nuestras informaciones, a los más empobrecidos, e incluir la búsqueda de la igualdad, la justicia, la solidaridad, la libertad, la paz y el cuidado de nuestra casa común en nuestro trabajo periodístico, desde la denuncia y la propuesta”.




Era preciso tener una especie de bola de cristal y vislumbrar el futuro. Un año después, Religión Digital se convirtió en un referente indiscutible de análisis y reflexión ante los ataques de frentes irracionales e iracundos que se limitan a la virulencia. Tras semanas y meses de fuego sin cuartel contra Francisco, el portal dirigido por José Manuel Vidal ha destacado en la difusión de las buenas noticias de un pontificado en medio del entramado mediático en el que el observador común y corriente no tiene herramientas suficientes de juicio para descifrar la instrumentalización ideológica y política que están detrás de los ataques al Santo Padre.

La reflexión es obligada y es necesario repasar esos compromisos que hace un año vieron la luz en un lugar donde descartados y marginados tienen acogida, solidaridad y amor, la iglesia de San Antón. Como es natural, el paso del tiempo puede cubrir de polvo lo bueno, pero en esencia subiste. Basta que alguno llegue con la buena voluntad de sacudirlo. ¿Qué tanto hemos cumplido en nuestro cometido? A un año del Encuentro Internacional de Periodistas Pro Papa Francisco, nuestros compromisos pretenden seguir firmes para seguir consolidándolos frente a la degradación que se “burla de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad… para hacer frente a la superficialidad que nos ha servido de poco”.

Y aunque el Papa no requiere de frentes o muros de contención, ni de apologistas o defensores, como dijo hace un año el director de la Civiltá Cattolica, el jesuita Antonio Spadaro, retomar esos compromisos es simplemente trabajar en la generación de la información donde al Buen Noticia sea la materia prima frente a la relativización y negación de la verdad. En el fondo, es la novedad misma de Jesucristo que late inmanente en un pontificado que quiere realizar la misericordia.

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