Sacando las vulnerabilidades de nuestra sociedad, la pandemia continúa sin dar tregua, afecta a todos y parece implacable con los sectores sin medidas o coberturas para proteger la salud. Uno de esos el gremio de los miles de sacerdotes, religiosos y religiosas. Aun cuando su trabajo no es considerado “esencial” por las autoridades limitando su acción y cerrando las fuentes de sustento, los líderes de las comunidades parroquiales se han comprometido a vivir la pandemia al lado de su gente con los riesgos que esto implica, la vulnerabilidad y el contagio sin tener certeza de las complicaciones y costos por esa infección que no tiene honor ni palabra, la del covid-19.

Iniciativas están en marcha como una manera de acompañamiento para vivir juntos la enfermedad. Y surge una en la arquidiócesis de México que parece cubrir las notables carencias en la protección de la salud que han emergido a la opinión pública en últimos días. Si bien se han difundido esos testimonios, valiosos sin duda, de los llamados sacerdotes covid enfundados en los complejos trajes y barreras de protección, poco se sabe del cura de a pie, de los párrocos y capellanes quienes han debido afrontar la soledad en la más absoluta soledad personal y las complicaciones para absorber los elevados costos para salir adelante.

Una de esas iniciativas, usando las nuevas tecnologías que han detonado esa pretendida “creatividad pastoral” viene de un joven sacerdote, Horacio Palacios Santana (1975), de la arquidiócesis de México. No sólo tiene la responsabilidad de guiar una comunidad parroquial, ocupa una de las principales áreas en la estructura de la curia arquidiocesana como vicario pastoral de laicos en el mundo.

Palacios Santana manda un testimonio duro que advierte de las penosas condiciones por las que puede pasar un sacerdote con la infección del covid-19

“Quiero comentarles mi experiencia en torno al covid-19”. A través de un video, el sacerdote ordenado en 2003 narra la lucha con el covid-19 como una experiencia dolorosa que afrontó y soportó gracias a la solidaridad y compañía de otros sacerdotes quienes se preocuparon por la salud.

Cuenta Palacios Santana: “Fueron 15 días muy difíciles para mí. La primera semana estuve oxigenando entre 80 y 86… era una grande tristeza y miedo porque cuando más me faltaba el oxígeno era el temor de no saber si iba a despertar al siguiente día… realmente son momentos de tensión, de angustia, de tristeza”.

El vicario de laicos en el mundo explica cómo salió adelante gracias a la solidaridad de sus pares en el ministerio e incluso, le recomendaron tratamientos alternos para esta dura prueba del covid-19, una enfermedad cara en la que “me gasté alrededor de 22 mil pesos con los medicamentos, los estudios, etc, pero creo que hay compañeros que no lo podrían costear, e muy importante estar en comunicación y ayudarnos entre nosotros”.

Así, el presbítero agradeció a sus colegas sacerdotes quienes además le apoyaron con los alimentos mientras estaba en el aislamiento o bien estuvieron en el momento preciso cuando padeció las más duras crisis de la enfermedad.

Su testimonio termina con un llamado, una especie de SOS que descubre las carencias y vulnerabilidades de los presbíteros del arzobispado de México: “Hermanos sacerdotes, nos estamos enfermando… compañeros nuestros están muriendo y hoy, más que nunca, debemos ser solidarios… Que Dios les bendiga y hagamos esta red de apoyo”.

A través de los servicios de mensajería de whatsapp, el sacerdote promueve el grupo de Fraternidad sacerdotal vs COVID, el cual pretende ser una “iniciativa “entre hermanos sacerdotes para que no nos sintamos solos, nos apoyemos entre nosotros y salgamos adelante en esa situación. Hermanos estamos juntos en esto”. “Si algo nos sostiene es la esperanza en Dios, la fe que tenemos como sacerdotes y el amor a nuestros seres queridos” explica el testimonio del presbítero cuyo grupo de ayuda, al momento del cierre de este artículo, tenía 64 integrantes que han comenzado a compartir sus testimonios y oraciones por quienes padecen la enfermedad.

La iniciativa de Horacio Palacios surge en medio de las duras controversias generadas por el internamiento del arzobispo emérito Norberto Rivera Carrera que revelaron la ausencia de previsiones y de seguridad para el cuidado de la salud del presbiterio que ha debido tomar en sus manos medidas contra el covid-19 que apuntaron hacia el abandono y la falta de respuestas certeras del gobierno del actual arzobispo primado de México ante la actual crisis.

De acuerdo con el 15 reporte del Centro Católico Multimedial, en el arzobispado de México han perdido la vida por complicaciones derivadas del covid-19 los padres Rodolfo Rodríguez Reza, religioso Misionero del Verbo Divino; Luciano Vega Murillo, Francisco Javier Arteaga Gutiérrez, capellán de coro en Basílica de Guadalupe y del clero de la diócesis de Tacámbaro; José de los Santos Aguilera, sfc; Rafael López Jiménez, Martiniano Martínez García, Sabás Benítez Hernández, Miguel Ángel Molinero Jiménez, el diácono permanente Manuel Pacheco García y el obispo auxiliar Francisco Daniel Rivera Sánchez.

Al momento se conoce de la delicada situación de salud del arzobispo emérito Norberto Rivera Carrera. Además, estaría en condiciones delicadas y hospitalizado el rector de Basílica de Guadalupe, Salvador Martínez Ávila.