Editorial CCM ¿Merecemos estos políticos?

¿Merecemos estos políticos?
¿Merecemos estos políticos?

Los atropellos persisten y se insiste en respaldar a quienes ahora enfrentan duros señalamientos. ¿Qué hemos hecho para merecer a estos políticos?

Recién comienza la carrera por los más de 20 mil cargos a disputarse en las elecciones intermedias de junio, partidos y clase política está en medio de tremendas controversias que hacen cuestionar de nuevo las intenciones por la obtención del poder y de si la democracia alcanza este propósito de representatividad y servicio o sólo es de lucha a la manera de afianzar la preminencia de grupos, familias, cacicazgos y de venganzas políticas para conseguir el poder, cueste lo que cueste.

El caso del candidato al gobierno del Estado de Guerrero por el partido en el poder, indigna de nuevo por este punto particularmente difícil de la actual situación de la mujer en México y cómo, a pesar de los avances en materia del respeto a sus derechos y de la equidad, ellas padecen abusos, tropelías e impunidad.

Señalado de, por al menos, dos acusaciones graves de violencia sexual, una de ellas contra una adolescente, la candidatura del senador con licencia Félix Salgado Macedonio parece asirse de donde se pueda e incluso, la dirigencia de MORENA lo sostiene bajo el pretexto de que fue el pueblo de Guerrero quien avaló la propuesta al gobierno estatal dándole incontrovertible legitimidad para competir al cargo que casi estaría garantizado dadas las tendencias de preferencia al voto según se ha dado noticia hasta antes de cuestionar la idoneidad de aspirante.

Recientemente, el diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña, fue obligado a una disculpa pública a la panista Adriana Dávila quien fue blanco de la violencia política de género de su par en la Cámara de Diputados. El controvertido petista tuvo que doblar las manos sometiendo su orgullo si no quiere ser inhabilitado a la reelección legislativa.

En septiembre de 2020, el Congreso de Morelos destituyó al diputado Marcos Zapotitla de la presidencia de las Comisiones de Igualdad de Género y Seguridad Pública y Protección Civil luego de un señalamiento por el presunto delito de violación, el caso escaló hasta la expulsión para afrontar la denuncia y para “hacer lo socialmente correcto”, según afirmó el partido político.

Estos recientes casos no han dejado indiferente a la opinión pública. Un malestar generalizado es manifiesto en la sociedad por los pésimos resultados del manejo de la actual crisis del covid-19 y, en medio de eso, el presidente de la República hace desdén con el célebre “¡Ya chole!”  y, como es su costumbre, la distracción de nuevo está en el “ataque de los conservadores” y de la prensa crítica al presidente de México quien, cueste lo que cueste, ha dado su brazo para sostener al vapuleado senador con licencia por Guerrero, una tierra herida por los feminicidos.

Tales casos no son menores y deben llamar la atención de la sociedad justamente indignada. En el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033 (PGP-2031-2033), los obispos de México señalan esta urgencia: “Habiendo señalado los avances que se han tenido en el reconocimiento y el valor de la mujer en la sociedad, no podemos dejar de mencionar, la situación injusta y precaria a la que han sido sometidas muchas de ellas durante siglos en nuestro país, incluso en el seno de la familia y aún en la Iglesia. Es necesario resaltar y denunciar los atropellos constantes contra su dignidad…” (No 53)

Efectivamente, los atropellos persisten y se insiste en respaldar a quienes ahora enfrentan duros señalamientos. Para las mujeres es lesivo de sus derechos y la sociedad mexicana aun busca la respuesta que, elección tras elección, se plantea a una pregunta hecha con todo rigor: ¿Qué hemos hecho para merecer a estos políticos?

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