La Iglesia sigue golpeada por el covid-19. Y es ahora el obispo franciscano Salvador Rangel Mendoza, de Chilpancingo-Chilapa, quien da positivo al covid-19. El fin de semana, un comunicado de prensa de la diócesis dio algunas consideraciones sobre el difícil tiempo que México vive: “Estamos ante un desafío histórico de lucha contra esta pandemia, luchar contra un enemigo invisible, pero letal. Hoy me dirijo, en especial, a los que han resultado afectados directamente por el coronavirus: los enfermos y las familias que lloran por la muerte de sus seres queridos y que, en algunos casos, ni siquiera han podido darles el último adiós y despedirlos como conviene”.

Recordando a los médicos en su día –el 23 de octubre- Rangel Mendoza reconoció haber presentado algunos síntomas asociados al covid-19, por lo que procedió a realizarse la prueba de la cual resultó positivo.

Al ser parte de los millones de contagiados, el obispo originario de Michoacán indicó haber asumido las indicaciones y protocolos médicos, además de unirse en oración a quienes han vivido o viven esta experiencia. “Desde ahora he ofrecido a Dios mi espera (y lo que surja en el proceso). No quiero ser una simple víctima de la enfermedad sino una ofrenda de amor en bien de toda esta diócesis que me ha sido confiada”.

El obispo consideró el inicio del confinamiento como una peregrinación de vivencia del viacrucis asociado “en el camino de la gracia de la pascua”.

Sin embargo, un comunicado del 27 de octubre de la diócesis dio a conocer que el obispo fue trasladado a Cuernavaca debido a un cuadro “con problemas bronco respiratorios moderados” estando en cuidados intensivos respiratorios señalando que su respiración es “estable, saturando de manera adecuada su oxigenación y evolucionando favorablemente”.

Salvador Rangel Mendoza nació en Tepalcatepec, Michoacán en abril de 1946. Siendo muy joven ingresó a la vida religiosa y fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1974 en la orden de los Frailes Menores Franciscanos de la Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán. Tuvo diversos encargos provinciales y destaca el de ecónomo Colegio Internacional Antonianum en Roma (2001-2004). Fue elevado al episcopado en junio de 2009 para ser VII obispo de la diócesis de Huejutla por voluntad de Benedicto XVI. Ahí permaneció hasta junio de 2015 cuando fue trasladado a la diócesis de Chilpancingo-Chilapa.

El obispo franciscano ha estado en el ojo del huracán, en medio de fuertes polémicas. Ha sido partidario de buscar directamente el diálogo con los capos del crimen organizado en esa zona del Estado de Guerrero, además de acompañar a las familias de los desaparecidos de Iguala, los 43 normalistas de Ayotzinapa.

En 2018, el cardenal Francisco Robles Ortega, en ese momento presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano; el secretario general de la CEM, Alfonso Miranda Guardiola; el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos y el obispo Salvador Rangel sostuvieron un encuentro con el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida y la subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos de Gobernación, Patricia Martínez Crans, para resolver el diferendo debido a una reunión que el prelado sostuvo con un capo del narcotráfico tratando sobre las elecciones teniendo la promesa del crimen organizado de que no habría más candidatos asesinado y respetar la vida de los candidatos electos.

Con Rangel Mendoza son cinco los prelados mexicanos positivos a covid-19. Fue en julio cuando Pedro Pablo Elizondo Cárdenas (71), obispo de Cancún-Chetumal, sufrió la enfermedad y en septiembre, Sigifredo Noriega Barceló (69) de la diócesis de Zacatecas, dio a conocer que “había pasado” la prueba de covid-19 al dar positivo. A principios de octubre, Raúl Vera López (75) asumió el encierro obligatorio cuando dio a conocer que había adquirido la enfermedad. Todos evolucionaron satisfactoriamente.