Director de CEPROME comparte reflexiones acerca de la conversión digital de la Iglesia Pandemia ha puesto en crisis la identidad del clérigo: P. Daniel Portillo Trevizo

Pandemia ha puesto en crisis la identidad del clérigo: P. Daniel Portillo Trevizo
Pandemia ha puesto en crisis la identidad del clérigo: P. Daniel Portillo Trevizo

“No somos una población digital, ninguno de nosotros nacimos con el password integrado ni una iPad en la mano, no todos contamos con una elemental educación virtual… La realidad virtual ha sido el examen más complejo de teología pastoral que, como sacerdotes, hemos tenido que presentar ante nuestros examinadores laicos…"

¿Cuáles son los efectos de la pandemia en el ánimo y psiqué de los miles de presbíteros en México? ¿Se conocen sus consecuencias? ¿De qué manera afecta al desarrollo personal y trabajo pastoral?

Estas interrogantes fueron materia de la disertación del director del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección del Menor la Universidad Pontificia de México -CEPROME-padre Daniel Portillo Trevizo (Chihuahua, 1982), al presbiterio de la arquidiócesis de México reunido on-line en la primera sesión de formación permanente en la que se analizaron las orientaciones para el cuidado psicológico y espiritual ante la crisis del covid-19, la mañana del lunes 15 de febrero.

Ante casi 200 sacerdotes conectados a través de plataformas y encabezados por el obispo auxiliar Luis Manuel Pérez Raygoza, desde Roma, Portillo Trevizo hizo una introducción recordando la emblemática bendición del Papa Francisco el pasado 27 de marzo en la Plaza de San Pedro, momento particular donde la sobriedad, la soledad y el escenario pusieron los ojos del mundo entero sobre el Papa ante la expansión de la pandemia que en ese momento azotaba a Europa.

Era poner en el escenario “la salud de frente a una nueva y desconocida epidemia”, era el momento donde la población católica ansiaba un mensaje de su líder, el Papa Francisco, quien, a juicio del expositor, su imagen reflejó la fragilidad del hombre. Esa memorable escena hizo cuestionarnos “cómo nos iba a transmitir fortaleza el peregrino tambaleante que avanzaba por el sendero principal de la plaza vaticana… ese viernes fue el inicio de todo un desconcertante acontecimiento que casi ha durado un año, lo que pudiéramos decir, la fiesta patronal de la fragilidad humana”. Las palabras del Papa Francisco fueron proféticas frente a los acontecimientos que el mundo padece a un año de la pandemia por los millones de contagios y fallecidos con otras consecuencias afectando a la población.

Según indicó el especialista, los terapeutas incrementaron las atenciones a pacientes por “sobresalientes síntomas de ansiedad, depresión, insomnio, anhedonia, adicción a la pornografía, violencia, incluso intentos de suicidio” y en México, particularmente, donde la población vive esos mismos efectos unidos a la crisis económica donde la insuficiencia de los salarios no logra compensar los pagos familiares.

Esta contextualización fue propicia para ir a la realidad de los sacerdotes de México quienes no viven exentos y la pandemia ha revelado vulnerabilidades y afecciones. A juicio del expositor, la crisis del covid-19 hizo saber de clérigos padeciendo los mismos síntomas psicológicos, emocionales y de duelo como cualquier persona. “Hace algunos meses, nuestra feligresía no frecuenta la parroquia, por lo tanto, no tiene contacto el sacerdote. Esta realidad de confinamiento ha puesto el consagrado a vivir en aislamiento y la soledad. Las casas parroquiales en algunos lugares sólo estaban adecuadas para el descanso nocturno, no para tener el párroco confinado allí la jornada entera. En otras parroquias, quizá, no habían coincidido tanto tiempo el cura párroco con su vicario…”

La pandemia, como a muchos, ha puesto en crisis la identidad del clérigo obligándolo a un replanteamiento de sus paradigmas y de sus herramientas de formación y evangelización. “¿Quién soy yo en este espacio de confinamiento? ¿Qué queda de mi cuando la feligresía se ha ido?”, cuestionó a los oyentes.

Presbiterio arquidiocesano. Difícil examen.
Presbiterio arquidiocesano. Difícil examen.

Por otro lado, el especialista cursó hacia lo que llamó nuevos nombramientos de los clérigos al recibir las parroquias virtuales “con todas las demandas pastorales, pero además con el enorme desafío de digitalizar la pastoral”.

Lo inusitado de esta práctica ha llevado a una “conversión virtual de la Iglesia” en el sentido de la transformación de las actividades obligando, de igual forma, a muchos sacerdotes a migrar a estos métodos. “No somos una población digital, ninguno de nosotros nacimos con el password integrado ni una iPad en la mano, no todos contamos con una elemental educación virtual… La realidad virtual ha sido el examen más complejo de teología pastoral que, como sacerdotes, hemos tenido que presentar ante nuestros examinadores laicos…

“La realidad virtual es todavía una tierra por conquistar”, esta sentencia conduce inexorablemente a explorar las alternativas pastorales para “entrar en diálogo con la feligresía de la Iglesia virtual”. La pandemia ha enseñado que el ministerio sólo tiene “un límite territorial”.

La exposición del director del CEPROME también exploró las crisis de los sacerdotes en la pandemia, reflejado en lo emocional, el duelo y separación. Repercutiendo en realidad intrapsíquica de los ministros, la vocación diocesana “se entiende sólo y con el pueblo. No hay vocación diocesana son la continua interacción humano-pastoral con los fieles… el confinamiento es un espacio de oportunidad para crear y recrear, para soñar… sin embargo, cuando la realidad intrapsíquica se encuentra averiada, resulta que las fallas emocionales pueden evidenciarse, incluso acrecentarse. Ante esta posible amenaza, no es extraña la resistencia al confinamiento de algunos colegas nuestros lo que nos lleva a pensar si la urgencia de su servicio presencial es una cuestión verdaderamente pastoral o simplemente una resistencia psicológica… las resistencias evidencian síntomas de omnipotencia, fideísmo, negación, narcisismo, de sentirnos indispensables, entre otros factores…”

Otra de las crisis en el sacerdote es la del duelo. De acuerdo con Daniel Portillo, esta situación impacta a los clérigos porque nadie pudo anticipar el dolor de esta pandemia. El tema del duelo en sacerdotes no es novedoso, pero sí una problemática poco atendida. “Si somos honestos, nuestra formación sacerdotal no ha incluido el duelo, no hemos sido formados para perder” afirmó al aseverar igualmente que “síntomas de omnipotencia, ansiedad, depresivos o narcisistas evidencia el carácter del duelo poco atendido en la personalidad de los sacerdotes.

“En este tiempo, hemos perdido todos. El duelo es sensación que ni es ajena a ninguno. Hemos perdido la normalidad, instantáneamente perdimos contacto humano con nuestros fieles, se cancelaron todos nuestros compromisos agendados y otros se trasladaron de manera virtual. Perdimos un ritmo ordinario de vida u obtuvimos, quizá con temor, una agenda cibernética. Hemos perdido personas queridas, rutinas, oportunidades, ingresos económicos, algunos han perdido hambre, sueño, y el deseo de servir en esta nueva modalidad virtual”.

Al introducir en estas tres principales crisis, Portillo Trevizo enfatizó que podrían ser muchos otros las situaciones a las que consideró como “temores que nos visitan en las casas parroquiales”.

“Somos sacerdotes en época de covid. La pandemia ha desenmascarado nuestra vulnerabilidad y ha dejado al descubierto nuestras falsas y superfluas seguridades de las cuales habíamos construido nuestra agenda, nuestros proyectos y nuestras rutinas pastorales. En aquella barca, como decía el Santo Padre, sacudida por la tempestad, no solamente estábamos nosotros, estaba también la feligresía y nuestro propio presbiterio…”

El sacerdote también es discípulo y hombre. “Humano-sacerdote en cuyo corazón está el deseo de abrir nuevamente las puertas del templo parroquial, de sonar estrepitosamente las campanas que anuncien que el banquete está servido y que Jesús nos espera en su altar. Cuántos de nosotros nos encantaría decirle a nuestros fieles que no cambiaríamos la cámara por mirar sus rostros de frente… que no cambiaríamos nuestros coros parroquiales, por más desafinados que estén, por el artista católico de Spotify… La esperanza de volver a encontrarnos con ellos nos exige trabajar en nuestras debilidades y nuestros miedos. En esforzarnos por implementar todas las medidas de cuidado necesarias”.

La pandemia es momento privilegiado de conversión. “La Iglesia no sólo cerró los templos, se abrió en plenitud a la Iglesia doméstica. Los altares se multiplicaron, Dios hizo presente en cada mesa de hogar donde la comunidad-familia estaba presente. El Espíritu Santo efectuaba la epíclesis en cada gesto de amor y de cuidado que se llevaba en el hogar. Recordamos la Semana Santa del año 2020 donde todos los creyentes nos habíamos ido de misión, realizamos los solemnes ritos del triduo Pascual lavando los pies dentro de nuestra misma familia, reflexionando el camino de la Cruz y manteniendo la esperanza de volver juntos, como familia, a la vida. Hemos tenido la oportunidad de mover las piedras de comunicación, ensepulcraban nuestros diálogos y de manera particular, la desilusión y la pesadez…”

La exposición del padre Daniel Portillo Trevizo se desarrolló por más de 45 minutos en donde abundó sobre el dinamismo y orientaciones al presbiterio en época de covid-19 y se ofrece a los lectores en video aquí.

Orientaciones covid

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