Editorial CCM Rifando sueños

Rifando sueños
Rifando sueños

López Obrador sabe jugar con los símbolos para crear un drama y mantener en vilo a millones de espectadores: Un desenlace inesperado para el famoso avión que ni Obama quiere.

En la madrugada del 15 de noviembre de 2011, los diputados de la LXI Legislatura del H. Congreso de la Unión aprobaron la asignación de recursos para el presupuesto 2012 a fin de renovar la flota de helicópteros y el avión presidencial. Los 242 diputados del PRI hacían la mayoría que concedió a la segunda fuerza política, el PAN, la compra de un Boeing 787-8 Dreamliner en 218.7 millones de dólares. Esa legislatura daba así el gusto a la administración panista en turno para estrenar una nueva flota bajo el control del desaparecido Estado Mayor.

Pero el juego político y los errores de esa administración hicieron que los derroteros electorales cursaran hacia la vuelta del PRI a la presidencia después de doce años de ausencia en la antigua casa de Los Pinos. El flamante TP-01 poco a poco se convertiría en el símbolo de la opulencia del Ejecutivo mientras la izquierda comenzaba a subir en las preferencias electorales.

El desprecio social por la última administración del PRI fue motivo también de los símbolos que deberían caer, el Dreamliner del Poder Ejecutivo fue eso. Como en el 2012, el repudio electoral castigó al PRI y, en conjunto, fue el inicio de una trama que ahora se convierte en el nuevo capítulo de una telenovela nacional, la venta TP-01 en la rifa donde cualquier mexicano puede ser dueño del poder.

López Obrador sabe jugar con los símbolos para crear un drama y mantener en vilo a millones de espectadores: Un desenlace inesperado para el famoso avión que ni Obama quiere. En 1938, la expropiación de la industria petrolera motivó el discurso nacionalista de Lázaro Cárdenas para movilizar el sentimiento popular de todas las clases sociales a fin de que los mexicanos no dejaran solo al presidente y aportaran cualquier cosa para cubrir las indemnizaciones a los antiguos propietarios de la industria.

Para callar las críticas, Tata Lázaro echó mano del hábil discurso patriótico y de la propaganda gubernamental para acudir al llamado de la patria y pagar la inmensa deuda adquirida. Donativos, fiestas, desfiles, cualquier aportación era buena y necesaria. El Centro de Redención Económica Nacional, enabezado por empresarios de la época, llevó a cabo las memorables convocatorias como la de la semana santa de 1938 en Bellas Artes donde todos, sin distinción de clase o credo, entregaron lo mucho y lo poco al presidente Cárdenas para salvar la soberanía mexicana.

En sus debidas proporciones históricas, el TP-01 es una forma de nacionalización para involucrar a cualquiera en el rescate de AMLO. La idea de la rifa se trata de que todos entren a pagar el costo de ese avión y redimir con un toque de populismo lo que representó: la corrupción del sistema político y su clase, pero también es el ideal para cristalizar las ambiciones y sueños de quienes son atraídos a comprar el cachito del singular sorteo, pegarle al gordo y colmar anhelos irrealizables. Como diría la canción: ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? A hacerte rico en loterías con un millón…

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