308 sacerdotes en la Ciudad de México rebasarían los 76 años Sacerdotes ancianos de la Arquidiócesis de México, una carga económica sin solución...

Sacerdotes ancianos de la Arquidiócesis de México, una carga económica sin solución...
Sacerdotes ancianos de la Arquidiócesis de México, una carga económica sin solución...

En vilo, el destino de casi un centenar de sacerdotes por rebasar los 75 años. "Tendrán absoluta libertad" para escoger sus destinos según el arzobispo primado Carlos Aguiar Retes.

Lo de la reasignación y remoción de sacerdotes de la arquidiócesis de México ha sido vendido como un proceso “de voluntad de Dios y del obispo” para conocer las “diferentes realidades sociales” y dar testimonio del envío, de la misión de un sacerdote en una comunidad. Pero sólo es el cliché de una cruda realidad. La agenda de reuniones sobre cambios y remociones presbiterales, que inició desde el pasado viernes 5 de julio, suscitó sorpresa e indignación entre sacerdotes por la falta de información y unilateralidad de decisiones. Y aunque el cardenal Aguiar es el actor principal de esas jugadas, la realidad en otra: Son escasos y contados los sacerdotes que han trabado diálogo con el arzobispo.

Esta semana, sectores del clero arquidiocesano son blanco de ambiciosas pretensiones de escritorio que desconocen la realidad de la Ciudad de México empujando a comunidades a vivir sin sacerdote, sin atención pastoral. En la realidad, este nuevo diseño obedecería a una concentración de esfuerzos para utilizar al presbiterio como mano de obra para, literalmente, sangrar económicamente a las parroquias ante las nuevas exigencias económicas del cardenal Aguiar Retes que se ciernen sobre las comunidades atendidas por un clérigo diocesano.

Desde hace unos meses, el equipo del arzobispo primado ha venido concentrando información sobre perfiles y trabajo pastoral de cada sacerdote. En una cuestionada y quizá ilegal recopilación de datos personales, Álvaro Lozano Platonoff, vicario de pastoral, se ocupó del diseño de un cuestionario distribuido en la plataforma de Google para cada sacerdote con un correo personalizado que debería ser contestado de manera minuciosa incluyendo datos personales que sirvieron para el manejo y diseño unilateral de destinos pastorales supuestamente idóneos para cada sacerdote según la encuesta.

Así los movimientos comenzaron el pasado fin de semana y fueron comunicados por los vicarios episcopales quienes sólo deberían ejecutar la decisión consentida por Aguiar Retes.

Pero quizá lo más doloroso es el trato que reciben los sacerdotes eméritos, ancianos y mermados de salud. Ayer martes 09 de julio, esos veteranos, de los cuales muchos superan abismalmente en capacidades, celo, santidad y devoción al mismo arzobispo primado de México, están prácticamente por recibir sólo las gracias y una patada por los años de servicios.

Sin planes de retiro “porque apenas se están afinando”, un proyectado fondo solidario está siendo sacado de la chistera para que no haya aportaciones personales y las parroquias asuman estas cuotas. La “nueva comisión para sacerdotes jubilados”, surge ahora como la panacea de apoyo a los ancianos presbíteros que están a punto de verse en el dilema del retiro con sus familias o adscribirse a una parroquia; ellos, según Aguiar Retes, están “en absoluta libertad” para escoger su destino.

Sin embargo, la experiencia con el arzobispo primado es la de tener enfrente a un hombre que dice una cosa y ejecuta otra. Con su doblez característica, Aguiar Retes efectivamente tira por la borda la capacidad de esos sacerdotes cuya última voluntad sería morir en la línea del deber sacerdotal. La prueba es que, con estos cambios y movimientos, rectorías de la arquidiócesis de México quedarán sin encargado y algunos curas asumirían la responsabilidad en el manejo de varios templos. Al final, un sacerdote anciano es una carga económica que, al momento, no es rentable para la arquidiócesis primada. El colmo es que Carlos Aguiar les ha ofrecido ir a una casa sacerdotal ¡Que ni siquiera existe en la actualidad!

 Como en el ámbito de la política mundana, los ejecutores de Aguiar, sólo con las ideas en la cabeza, quieren implantar un modelo de pensiones que no es nuevo a pesar de que quiera venderse como quintaesencia. En la arquidiócesis funciona el Sistema de Gastos Médicos Mayores -SIGAMED- y el Fondo Solidario de Pensiones para la Arquidiócesis de México -FOSOPAM-

Sigamed inició cubriendo a 450 sacerdotes a través de aseguradoras privadas y, posteriormente, con las cuotas de los interesados. Después, la arquidiócesis de México y grupos privados dueños de hospitales proporcionaron los gastos médicos a través de cuotas anuales. Tal esquema concluyó en 2010.

En 2011, de acuerdo con el Informe del cardenal Norberto Rivera Carrera sobre el estado de la arquidiócesis de México, el Sigamed manejó las aportaciones y gestionó los gastos médicos de quienes requerían servicios de hospital. Había 30 grupos de sacerdotes y religiosos inscritos en el Sistema con 2417 afiliados y en 2016 había convenios con grupos hospitalarios privados.

Sin embargo, los fondos Sigamed y Fosopam ahora pasan por este nuevo tamiz que, en la realidad, pretende adelgazar la desorbitada cantidad que implica la atención de una persona anciana y el costo de sus pensiones por ser carga económica.  Ahora hay una “nueva comisión” sin que se deje ver claramente qué será del manejo de esos fondos acumulados o el estado de los convenios que habían sido firmados.

En 2017, la arquidiócesis de México tenía 430 sacerdotes en el rango de edad de 61 a 75 años; 308 presbíteros eran de más de 76 años. Muchos de ellos dispensaron los sacramentos a miles de almas en la arquidiócesis de México y les abrieron los canales para la salvación personal. Hoy, para el arzobispo, podrían representar una carga económica sin solución.

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