“Perseguido y linchado hasta sufrir el martirio” San Judas, el hombre que curó la lepra del rey

San Judas, el hombre que curó la lepra del rey
San Judas, el hombre que curó la lepra del rey

La devoción de los primeros cristianos por Judas Tadeo hizo que, progresivamente, fuera considerado como el abogado de las causas imposibles al haber aliviado al rey de Edesa

En la ciudad de México, los días 28 de cada mes, se observa el peregrinar de muchas personas llevando en sus brazos la imagen de un hombre barbado, vestido con una túnica verde y un medallón en el pecho que lleva grabado el rostro de otra persona. La imagen de San Judas Tadeo es custodiada por miles que piden de él su intercesión para que se dé el milagro ante una causa imposible para los seres humanos.

¿Quién fue este hombre? ¿De dónde sabemos que tuvo una existencia real? Al escudriñar los Evangelios, Juan transmite la elección hecha por Cristo de doce individuos a los que se les conoce como “Apóstoles": Simón, a quien puso el nombre de Pedro y su hermano, Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago de Alfeo y Simón, llamado el zelota, Judas de Santiago o Tadeo y Judas Iscariote, el traidor”. (Jn 6, 12-16).

Judas Tadeo predicó el Evangelio en las comunidades de Asia central o menor. Mientras su hermano, Santiago, era obispo de Jerusalén, Tadeo se dedicó a recorrer las ciudades de Jope, Tiro, Sidón, Damasco y Palmira. Llegó hasta Siria, a la ribera del Éufrates, en el reino de Osroene cuya capital era Edesa, entre el imperio romano y el reino de los Partos, actualmente territorio de Turquía.

Judas Tadeo, en la corte de Abgar V, presentó la sábana santa e, inmediatamente, el rey quedó curado de la lepra

Cuenta la tradición que Abgar V, soberano de Edesa, padecía la penosa enfermedad de la lepra; el rey había escuchado que en el territorio de la Palestina estaba actuando un tal Jesús Taumaturgo y, escribiéndole una carta, solicitó que se trasladara a Edesa para curarlo de su mal.

Jesús de Nazaret declinó la invitación, pero prometió enviar a uno de sus discípulos para entrevistarse con Abgar V. Después de la muerte y resurrección del Maestro, uno de los apóstoles fue ante el rey llevando consigo el lienzo que había servido de mortaja para el cuerpo de Jesús sobre el cual, misteriosamente, se hallaba impresa la imagen del crucificado. Judas Tadeo, en la corte de Abgar V, presentó la sábana santa e, inmediatamente, el rey quedó curado de la lepra y el soberano junto con sus súbditos, aceptaron el Evangelio.

Abgar pidió a Judas que se quedara para siempre en el reino pero el apóstol no aceptó la invitación ya que su tarea era seguir por Asia menor proclamando la Buena Noticia. Y así fue… junto con Simón el cananeo, llamado el zelota, fueron hacia Adiabene. En Suanir fueron perseguidos y linchados por la multitud que no aceptó el mensaje, sufriendo el martirio.

La devoción de los primeros cristianos por Judas Tadeo hizo que, progresivamente, fuera considerado como el abogado de las causas imposibles al haber aliviado al rey de Edesa de la terrible enfermedad de la lepra.

Algunos escritos antiquísimos registran la vida y obra de Judas particularmente “Los Hechos del Apóstol Tadeo”, un escrito apócrifo del Nuevo Testamento datado hacia los años 610-641 en el imperio de Heraclio. Si bien es una fuente para conocer los primeros tiempos del desarrollo del cristianismo, el escrito sobre el apóstol no forma parte del canon del Nuevo Testamento como hoy lo conocemos.

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