¡Sursum Corda desea a todos un dichoso año nuevo! 2021, “Que el Señor te bendiga y guarde…”

2021, “Que el Señor te bendiga y guarde…”
2021, “Que el Señor te bendiga y guarde…”

Hace 50 años, san Pablo VI preguntaba a la humanidad: ¿Qué sucede? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué es lo que no ha funcionado o ha faltado? ¿Debemos resignarnos, dudando que el hombre sea capaz de lograr una paz justa y segura, y renunciando a plasmar la esperanza y la mentalidad de la paz en la educación de las generaciones nuevas?”

En el cuadrante de la Historia del mundo la manecilla del tiempo, de nuestro tiempo, marca el comienzo de un nuevo año: éste, que deseamos inaugurar, como los anteriores, con nuestro augurio afectuoso, con nuestro mensaje de Paz: Paz para vosotros, Paz para el mundo.

San Paulo VI. 1971.

Llegamos al 2021, ocasión propicia del recuento de éxitos y fracasos. En lo individual sabremos qué es lo que hay que reparar y sanar, a quienes hemos de dar el adiós y de dónde nos asiremos para resistir al mar tempestuoso de este nuevo tiempo; sin embargo, nuestra expectativa por el futuro colectivo parece sumirse en la incertidumbre mientras el mundo lucha contra ese enemigo invisible al que llamamos coronavirus que tocó la carne y estremeció el espíritu de millones de hombres y mujeres de a pie. Deseamos que regrese la salud y con eso, la normalidad de las cosas mejores, tiempos de prosperidad y de alegría, de rectificar todo eso que nos ha esclavizado para hacerse más agudo con esta pandemia. La historia nos enseña que otros tiempos también fueron convulso y hace cincuenta un hombre hacía una pregunta a la humanidad: ¿En qué hemos fallado?, pregunta aún vigente en el acontecer de las cosas que se suma a muchas otras mismas que, en el fondo, reflejan nuestra debilidades y afecciones, la de  “la supremacía de los intereses económicos con el fácil abuso de la explotación de los débiles; retorna el hábito del odio y de la lucha de clases y, renace así una guerra internacional y civil endémica; retorna la competencia por el prestigio nacional y el poder político; retorna el brazo de hierro de las ambiciones en pugna, de los individualismos cerrados e indomables de las razas y los sistemas ideológicos; se recurre a la tortura y al terrorismo; se recurre al delito y a la violencia, como a fuego ideal sin tener en cuenta el incendio que puede sobrevenir; se considera la paz como un puro equilibrio de fuerzas poderosas y de armas espantosas; se siente estremecimiento ante el temor de que una imprudencia fatal haga explotar conflagraciones inconcebibles e irrefrenables. ¿Qué sucede? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué es lo que no ha funcionado o ha faltado? ¿Debemos resignarnos, dudando que el hombre sea capaz de lograr una paz justa y segura, y renunciando a plasmar la esperanza y la mentalidad de la paz en la educación de las generaciones nuevas?”

Palabras que parecen actuales y sin embargo fueron hechas hace 50 años en ocasión de la IV Jornada Mundial de la Paz cuando san Paulo VI, en su mensaje del viernes 1 de enero de 1971, “Todo hombre es mi hermano”, lanzó un clamor a la humanidad entera sumida en las tinieblas de la violencia y el odio, un eco del clamor del Papa Francisco al llamar a todos para vencer los egoísmos del sistema que nos ha corrompido Apelando a la fraternidad entre todos los habitantes del globo y viendo que “la paz verdadera debe fundarse en la justicia, en la idea de la intangible dignidad humana, en el reconocimiento de una igualdad indeleble y feliz entre los hombres, en el dogma basilar de la fraternidad humana. Es decir, en el respeto, en el amor debido a todo hombre, por el solo hecho de ser hombre”, el pontífice apeló a esa “nueva ráfaga de conciencia” para curar las heridas, reparar los desastres, restituir a la tierra una imagen nueva y mejor. Las palabras de Paulo VI sacuden nuestra conciencia especialmente en este México sumido en la violencia y hundido en la pandemia. Llegamos al 2021 expectantes por el futuro y temerosos por una vuelta al pasado ante un régimen que parece repetir los vicios del pasado ¡hasta en los apagones!  

El nuevo año es ocasión propicia para desear a todos la paz, salud, alegría y prosperidad para el 2021… Paz que requiere nuestro país no sólo de palabra sino como verdadera actitud del espíritu “porque la madurez de la conciencia civil ha formulado este obvio propósito: en vez de confiar la solución de las contiendas humanas al irracional y bárbaro duelo de la fuerza ciega y homicida de las armas, fundaremos instituciones nuevas donde la palabra, la justicia, el derecho se expresen y hagan ley, severa y pacífica” (Paulo VI. VI Jornada Mundial de la Paz) Desde este blog, Sursum Corda en RD, a todos, ¡Feliz 2021!, pronunciando esa bendición que Dios ordenó invocar sobre el pueblo y que en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, tenemos cada inicio de año tomada del Libro de los Números:Que el Señor te bendiga y te guarde. Haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz”.

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