Editorial CCM Estado de bienestar en estado crítico

Estado de bienestar en estado crítico
Estado de bienestar en estado crítico

El pronóstico resulta tan alarmante que exhibe con toda su crudeza lo que la mala administración de la pandemia está provocando para los meses siguientes: “para fines de 2020 habrá cerca de 95 millones de personas en pobreza, y más carencia alimentaria. Las mujeres y los niños son quienes cargan el mayor peso de la crisis”.

Esta semana, la ONG Signos Vitales dio a conocer el reporte “La pandemia en México. Las dimensiones de la tragedia”. El extenso documento da cuenta de los tremendos costos e implicaciones de lo que efectivamente es este capítulo de la historia humana y nacional. Dividido en dos partes, examina cuál ha sido la eficacia en la gestión de la pandemia y el diagnóstico de temas urgentes a fin de detener la descomposición, evitar la parálisis y colapso del país.

De acuerdo con Signos Vitaleslas autoridades federales dan importancia menor a la pandemia. Es así que el elevado número de decesos por el coronavirus sea la prueba de la ineficiente gestión. La presente administración tiene en sus ejes la dotación de servicios de salud, suficientes y de calidad, para toda la población. Fue así que se concedió la creación de un sistema de salud universal en el Instituto de Salud para el Bienestar -INSABI- que decapitó al Seguro Popular, un programa que, aunque con deficiencias, venía otorgando servicios para atender a los sectores de la población vulnerable. En la actual pandemia, el Insabi es un ente del que nadie sabe cómo ha respondido. No se conoce su acción, mucho menos si ha sido efectivo en esta primera prueba de la cual no está bien librado, consumiendo los más de 112 mil millones de pesos asignados en el presupuesto federal del año 2020.

En estas paradojas, el reporte mencionado explica que uno de los grupos más azotados es el de los trabajadores de la salud. “Secretaría de Salud (SS) informó que 32,388 de los 154,863 contagios eran de personal médico y sanitario (21%). Las defunciones de médicos y personal sanitario es 2.6% del total de muertes en México, más del doble que Brasil, el triple que Perú y cinco veces más que en China o el Reino Unido”, dando así una dimensión sobrecogedora del problema. Esto advierte del cansancio y presión al que ha sometido a todos los profesionales de la salud llevándolo a los límites sin posibilidades de un fortalecimiento de sus capacidades. A la postre, las consecuencias podrían ser devastadoras. El mismo reporte sentencia: “El escenario sanitario es lamentable”.

Pero esto es sólo la entrada al oscuro túnel. Signos Vitales dice que el panorama económico y social son desoladores. El pronóstico resulta tan alarmante que exhibe con toda su crudeza lo que la mala administración de la pandemia está provocando para los meses siguientes: “para fines de 2020 habrá cerca de 95 millones de personas en pobreza, y más carencia alimentaria. Las mujeres y los niños son quienes cargan el mayor peso de la crisis”. Lo anterior representaría el fin del principal soporte del presente gobierno como acción capital y promesa de campaña la reducción de la pobreza. No hay dinero que alcance y en esto se prevé una marcada incertidumbre en el paquete económico para el ejercicio fiscal 2021 a entregarse a la Cámara de Diputados el 8 de septiembre.

En el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033, los obispos de México advertían del profundo desgaste social agudizado hoy por la pandemia. Sin duda, la ineficacia e irresponsabilidad en el manejo de la pandemia aceleró la cultura del descarte y la situación actual “nos hace sentir como huérfanos porque los valores, comportamientos, conductas y formas de ser que le daban significado a nuestra vida, parece que ya no encajan en esta nueva realidad”. (No. 37).  Una sentencia podría ser el perfecto resumen de nuestra apremiante situación: El Estado de bienestar se encuentra en estado crítico.

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