En ebullición el conflicto económico en la iglesia de la capital mexicana El desastre económico de la arquidiócesis de México, el diezmo que no cae y los 70 años del cardenal Aguiar Retes.

El desastre económico de la arquidiócesis de México, el diezmo que no cae y los 70 años del cardenal Aguiar Retes.
El desastre económico de la arquidiócesis de México, el diezmo que no cae y los 70 años del cardenal Aguiar Retes.

*Vicario episcopal anima a clérigos a confiar en el arzobispo de México y su equipo económico. "Ojalá recapacites y  te pongas del lado del presbiterio que en este momento está unido", la respuesta.

*Semanario arquidiocesano lanza editorial para advertir de la obligación de los fieles a dar diezmo: "Calibrador para saber cómo se asume la fe".

*Arzobispo Aguiar cumple 70 años.  

Mientras más avanzan los días, siguen aflorando más y más detalles de esta expoliación económica que el cardenal Carlos Aguiar Retes quiere de la arquidiócesis de México. Sin cabezas, sin liderazgos, nadie en ese equipo ha tenido el valor suficiente con respuestas honestas para que el presbiterio acepte un plan al punto del fracaso. La debacle es tal que circula el grito de auxilio de uno de los vicarios episcopales, el cuestionadísimo padre Eloy Díaz Mera, vicario de la II zona de pastoral cuyo culto a la personalidad de Carlos Aguiar es tan grande como la misma grieta que este hombre ha abierto entre él y el presbiterio de la vicaría.

Padre Eloy. Inútil SOS.
Padre Eloy. Inútil SOS.

El tamaño de la crisis en el clero arquidiocesano es tal que el padre Eloy casi implora y ruega que su presbiterio acepte el plan de Aguiar propuesto por los “asesores financieros de alto nivel y profesionales en el tema”. El vicario parece defender lo indefendible, rogar por la confianza del presbiterio a un equipo contable y económico que, en la práctica no tiene ni la menor idea de lo que pasa en una parroquia para apropiarse de datos que, por ley, son personalísimos y no pueden ser aprovechadospor terceros. Los argumentos del padre Eloy derivan en que los presbíteros, responsables auténticos de la economía parroquial, son incapaces de hacer cuentas. Su exhortación llegó a tal punto el cual parece ser una tomadura de pelo como eso de dar espejitos y cuentas de vidrio a cambio de lo que vale: Los invito hermanos sacerdotes a confiar en nuestro arzobispo y en las instancias que están trabajando para el beneficio conjunto de nuestra amada Iglesia, pero por si alguno aún duda de la confiabilidad de dicha instancia que manejará las claves, pueden generar un poder para actos administrativo a nombre de Efraín Trejo, Raúl Quiñones o Luis Monroy”. O como dice el dicho, llevar a los curas de Guatemala a Guatepeor.

Por cierto, el SOS del vicario tuvo respuesta. Prácticamente y de inmediato, un exorcismo en pocos caracteres para librarlo del dios Mammón. Sólo se apunta el final porque los argumentos antecedentes de la réplica desbaratan cada uno de los puntos que inútilmente quiso defender el vicario y que comentaremos en posterior publicación: “Padre Eloy, ojalá recapacites y te pongas del lado del presbiterio que en este momento está unido, te pusieron como nuestro vicario para escucharnos y apoyarnos. Te exhortamos en nombre de Cristo a que lo hagas”. Duro extrañamiento.

Campaña. No levanta.
Campaña. No levanta.

Otro asunto que trae de cabeza a los cowboys de Durango 90 es la sequía del diezmo. Para nadie es raro decir que a estas alturas de la campaña que inició en noviembre de 2019, la colecta esté peor que el estiaje invernal. A este bloguero han llegado testimonios de curas cuya recaudación anual del diezmo, a la mitad de la campaña, apenas llegaba a diez sobres por lo que la suma más bien sería humilde. Las carretadas de sobres a la economía central arquidiocesana no llegan. Y como la arquidiócesis de México debe aprender a caminar después de haberle desmembrado importantes miembros, ahora el diezmo es como hacer el agosto a finales de año. El diseño de la campaña fue, al inicio, una ofensa para varios fieles. Usar la imagen nacional de la Virgen de Guadalupe para decir “¿Imaginas un México sin fe?” De ti depende que no ocurra”, era soltar el oculto y desvergonzado sablazo sacándole beneficio a la querida imagen. Pero no resultó, ahora llegó un bomberazo editorial en el semanario de la arquidiócesis que fue un tiro por la culata. A prácticamente mes y medio de que acabe la recolección, en la cuesta de enero y más que inoportuno, el semanario advierte a todos los fieles de esta arquidiócesis primada de su responsabilidadpara el sostenimiento de las obras de la Iglesia. E indica que el diezmo servirá para “el sostenimiento de sacerdotes en activo y atender en su vulnerabilidad a nuestros sacerdotes mayores que han dado la vida en nuestra arquidiócesis”. ¿Qué no las cuotas y tarifas impuestas a cada parroquia son para la creación de los fondos de manutención sacerdotal? Este editorial, sin embargo, raya en el descaro al estilo de esas frases de charlatanes de la prosperidad y de gurús sectarios que esquilman a los fieles para diezmarlos literalmente: “El diezmo es una oportunidad especial de calibrar la seriedad con que asumimos nuestra fe…” ¿Chantaje? Tanto pones en el sobre, tan grande será tu fe. Nada pones, eres infiel, católico de chocolate. ¿Por qué no le echan una mirada a Lc 21, 1-4? En las oficinas de la redacción del semanario del cardenal Aguiar, se debería desempolvar la Biblia de vez en cuando.

Don Carlos. Cuenta atrás.
Don Carlos. Cuenta atrás.

No se podía dejar de lado el aniversario del amado pastor.Este 9 de enero llega a la séptima década, el príncipe de la Iglesia para soñar. Es a la vez, su cuenta regresiva. Son colosales los hechos en dos años de gobierno de esta Iglesia arquidiocesana que marcha sin plan pastoral, pero con un ambicioso plan económico que garantice a don Carlos una buena pensión en sus años de jubilación. Para muchos, este día pasará como cualquier otro en el presbiterio y soltarán alguna expresión de admiración por saber que el padre y pastor agradece por otro año de vida; para otros será liviano y fútil, quizá para la mayoría prácticamente intrascendente. Algunos extrañan esos particulares convites desde el cardenal Ernesto Corripio donde fieles y presbiterio, cada 29 de junio, expresaban su cariño por el arzobispo nacido en Tampico. O cómo olvidar las mañanitas al arzobispo Norberto Rivera en Casa Huipulco, cada 6 de junio, cita ineludible donde cientos tomaban literalmente los jardines del seminario menor para desear dicha, salud y bendiciones al primado de México. Hoy todo eso es simplemente historia… nostalgia y de que alguna vez la arquidiócesis de México volaba muy alto.  No olvidamos su cumpleaños don Carlos. Esté donde esté (quizá aun gozando del benigno clima de Nayarit) felices 70.

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