Editorial CCM “Todos hermanos”… La encíclica que interpela a México

“Todos hermanos”… La encíclica que interpela a México
“Todos hermanos”… La encíclica que interpela a México

La alarmante situación de México tiene ante sí un documento que vale la pena revisar. En la actual perspectiva donde se pretende decir que el pueblo es la solución para cualquiera de los males, nuestra realidad muestra peligros evidentes polarizando y condenando.

Con gran expectativa, el mundo católico recibe la tercera encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti, Todos hermanos, inspirada en las palabras del pobre de Asís para reflexionar y analizar las perspectivas internacionales y las formas para responder ante la delicada situación mundial agudizada por la pandemia de covid-19. El documento se difunde este domingo 4 de octubre en la festividad de San Francisco lo que representa un signo de la universalidad de la figura de ese santo que en México tiene el especial afecto y cariño de miles de fieles.

La carta pontificia quiere colocarse en el marco de la denuncia trayendo las claves de la injusticia característicos del sistema injusto del descarte. Los temores y el desarrollo tecnológico parecen un binomio que, por el contrario, pueden edificar muros infranqueables llevando de nuevo a vernos cobijados por la falsa seguridad del individualismo de los sistemas económicos injustos. De acuerdo con la presentación de la encíclica que encabezó el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, la enseñanza del Papa Francisco apunta hacia una “sociedad mundial(que) tiene serias fallas estructurales que no se resuelven con parches o soluciones rápidas meramente ocasionales”.

No es raro ni extraño ver cómo millones de personas quedan excluidas de esa modernización. El descarte es una de las políticas más recurridas por los sistemas evidenciando las graves fallas como el abandono y pertinaz incapacidad de justicia. En el fondo, el papel de la fraternidad asumido en este documento, como se mencionó en esta presentación, es perturbador porque arroja “nuevos conceptos que sustituyen la paz con los pacificadores, el desarrollo con los cooperantes, el respeto de los derechos con la atención a las necesidades del prójimo, ya sea una persona, un pueblo o una comunidad. La raíz teológica de la Encíclica nos dice muy claramente que gira en torno a la categoría del amor fraterno que, más allá de toda pertenencia, incluso de la identidad, es capaz de concretarse en el que “se hizo prójimo”.

La extensa encíclica de ocho capítulos es una continuación de la firma del documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común, firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb, abrirá, por lo tanto, una interesante perspectiva para comprender cómo salir de la parálisis en una propuesta de ver al otro en sus urgencias y necesidades; sin embargo, para lograrlo debe examinarse las fallas de un sistema el cual ha roto al ser humano.  machacándolo y reduciéndolo a ser instrumento. Los riesgos son evidentes: nacionalismo e individualismo y en donde la democracia, libertad, justicia, “han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominación, como títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acción”. (FT. 14)

La alarmante situación de México tiene ante sí un documento que vale la pena revisar. En la actual perspectiva donde se pretende decir que el pueblo es la solución para cualquiera de los males, nuestra realidad muestra peligros evidentes polarizando y condenando. La encíclica pontificia parece dirigir líneas muy específicas a este país descifrando elementos usados por los actores políticos que, bajo el disfraz del populismo, recetan placebos que agravan más la enfermedad. Usada bajo la pretendida transformación, la política mexicana es recurso donde “el debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación”, como lo afirma el documento, y la polarización, el exacerbamiento y la confrontación son lo mecanismos para “dominar y avanzar sin límites”.

Sin lugar a duda, “Todos hermanos” calará hondo. Para quienes, en la cima del poder se han acostumbrado a hacer del Papa eslogan y justificación, no podrán evitar decir que el documento acierta en el punto del cual adolecemos: Empobrecimiento de las ideas y prepotencia de los encumbrados bajo el matiz de la humildad populista. ¿Qué significa esta encíclica para México? Esa pregunta tendría respuestas varias, pero una cosa es cierta: Interpela duramente nuestra realidad, ahora en franca decadencia.

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