"Un llamado a la unidad y serenidad..." Mensaje de los obispos de México




MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS DE LOS OBISPOS EN MÉXICO REUNIDOS EN LA CVI ASAMBLEA GENERAL DEL EPISCOPADO MEXICANO

Cuautitlán Izcalli, a los 15 días del mes de noviembre de 2018.

1. Queridos hermanos miembros del Pueblo de Dios, los Obispos de México en comunión con el Papa Francisco, reunidos en la CVI Asamblea Plenaria les saludamos con gozo y junto con ustedes agradecemos a Dios por las bendiciones y los frutos de este período que hemos concluido.

2. En un ejercicio de colegialidad hemos invocado la luz del Espíritu Santo para designar las encomiendas episcopales para el próximo trienio. El Consejo de Presidencia quedó conformado por: Mons. Rogelio Cabrera López, como Presidente de la Conferencia Episcopal; Mons. Carlos Garfias Merlos, como Vicepresidente; y ratificados Mons. Alfonso Gerardo Miranda Guardiola, como Secretario General y Mons. Ramón Castro Castro, como Tesorero General. Además, Mons. Javier Navarro Rodríguez y Mons. José Leopoldo González González como Vocales.

Pedimos a todos ustedes su oración para cumplir con fidelidad nuestra misión y nosotros encomendamos a la acción del Espíritu Santo los proyectos asumidos.

3. Queremos dar una palabra de esperanza y fortaleza ante los escenarios de gozo y dolor, de incertidumbre y confianza, que recientemente hemos vivido. En la pasada Solemnidad de la Ascensión del Señor, se presentó con gran entusiasmo el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033. Con alegría y gratitud contemplamos su buena aceptación en los diferentes ámbitos de la Iglesia, hemos ya señalado una ruta de conocimiento, reflexión y aplicación.

El pueblo de México eligió las autoridades civiles, que en la generalidad ya han asumido funciones, y algunos están por iniciar. Compartimos con nuestro Pueblo la expectativa de ver cumplidos los proyectos de bien común y justicia presentados en campaña y estaremos atentos para colaborar con ellos en su cumplimiento. Hacemos un llamado a la unidad y a la serenidad a quienes formamos parte de este país, con la voluntad de encontrar juntos las mejores formas de justicia social y desarrollo humano integral para que se contribuya a la superación de las causas que originan los escenarios de miseria y violencia en el suelo nacional.

Como Pueblo de Dios nos comprometemos a la construcción de una nueva sociedad con los valores del Reino de Dios manifestados en el respeto de la dignidad humana: libertad, verdad, justicia y paz, sabiendo que con ello contribuimos al Estado de derecho.

Valoramos y ofrecemos nuestro apoyo a las manifestaciones civiles a favor de la cultura del respeto por la vida, desde su concepción hasta su fin natural, y en defensa de la familia teniendo en alta estima el respeto y la fraternidad en el marco de un sano pluralismo. Exhortamos a los laicos a conservar y fortalecer su lugar en este escenario que les es propio.

4. Damos gracias por el Sínodo de los Obispos recientemente concluido cuyo tema ha sido: “Los Jóvenes, la Fe y el Discernimiento Vocacional”, en el que se nos ha invitado a reconocer e integrar la riqueza de tan importante sector a la construcción del Reino de Dios. Invitamos a nuestros jóvenes a ser protagonistas de la misión eclesial de transformación del mundo con sus dones de visión profética, creatividad y fortaleza.

5. Hemos vivido una serie de fenómenos naturales que han ocasionado pérdidas materiales y cobrado vidas de familias en Sinaloa, Sonora, Morelia, San Andrés Tuxtla y Nayarit. El dolor de estos hermanos nos ha impulsado a organizarnos cristianamente y mostrar nuestra solidaridad y generosidad con ellos.

Hemos descubierto el rostro sufriente de Cristo en miles de hermanos migrantes centroamericanos que han sido desplazados por distintas circunstancias hacia los Estados Unidos de Norteamérica. Reconocemos la acción responsable de algunas autoridades estatales y municipales que han atendido eficazmente esta emergencia, aunque reconocemos que muchas otras han dejado a un lado la responsabilidad que señala la Ley Nacional de Migración. Como sociedad e Iglesia, hemos buscado responder fraternalmente a los migrantes en su paso por nuestra tierra atendiendo el llamado del Papa Francisco de acogerlos, protegerlos, promoverlos e integrarlos.

6. Nos sigue preocupando la situación de inseguridad, desempleo y pobreza en nuestro país, así como las causas que originan estos males. Hoy refrendamos el compromiso y colaboración por la construcción del bien común y la atención especial a los más necesitados, siendo fieles y coherentes a las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.

7. Conociendo la fe y la generosidad de todos ustedes, llenos de esperanza encomendamos nuestro caminar al amparo de Nuestra Madre Santa María de Guadalupe, pues “Creemos que la Iglesia en México necesita sentarse a los pies de la Virgen Madre para alentar la esperanza de ser un solo pueblo. La restauración de nuestra responsabilidad necesita de su corazón materno. Ella puede ayudarnos a sentirnos pueblo e identificarnos con el pueblo. Ella nos invita a contemplar, creer, vivir y anunciar el misterio de la Redención realizado por Jesús.” (PGP 12). Reciban nuestra bendición y les pedimos que oren con nosotros y por nosotros.
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