"Para María Estela Martínez Cartas, más conocida como Isabelita, tercera esposa de Perón, se consideró la posibilidad de una reclusión forzada en un monasterio. Como exiliada, naturalmente, no como monja"
"Los dos visitantes solicitaron hablar con la priora, quien accedió a su petición y los hizo pasar al locutorio de la trapa. El más conocido de los dos era el obispo castrense, Adolfo Servando Tortolo; el segundo, con toda probabilidad su secretario"
"Lo cierto es que Tortolo presenta el caso de la viuda de Perón recurriendo a la compasión. Describe a la señora como una mujer a la que es preciso mantener alejada del 'ojo de la tormenta'"
"Se decide hablar también con el nuncio en Argentina, Pio Laghi. Este, sorprendido por la iniciativa de Tortolo, se declara decididamente en contra de la idea de alojar a Isabelita en el monasterio femenino. Considera que el pedido es ni más ni menos que '¡un disparate!'"