"Me han comentado más de una vez lo bueno que es que el que va a casar a los novios sea un casado, y en cierto sentido sí que es verdad que el diácono casado lo hace desde la propia experiencia"
"Es desde esta propia vivencia, desde donde puede salir el animar a los novios hacia el matrimonio canónico, hacia la unión de verdad, el amor para siempre, sin límites"
"Los últimos registros anuales señalan que ya no llegan ni al 10% de las bodas las que se realizan por la Iglesia. Y Los que acuden a pedir el matrimonio canónico, una gran mayoría son jóvenes que no practican, y estos son precisamente los que celebran los diáconos, aquellos en que la celebración es sin misa, aunque se dé de comulgar"
"Confieso que me emociono, especialmente en el momento en que imparto la Bendición Nupcial. Y me emociono, porque a la vez que estoy pidiendo por estos novios, también lo estoy haciendo por mi matrimonio"