"Pavor". Es el sentimiento que al padre José Miguel de Haro, redentorista, párroco de Santísimo Redentor, le provocó el ruido de sirenas en Lviv (Leópolis), en Ucrania, el 14 de abril
En un inmenso tráiler habían enviado 25 toneladas de comida no perecedera, además de ropa deportiva nueva (calcetines, camisetas…) y mantas, también nuevas. Y material escolar
Cuando estalló la guerra, los redentoristas, a pesar de las advertencias, decidieron mantener abierto el templo y acondicionaron los sótanos como refugio. Ahora es también colegio y pequeño comedor
El padre José Miguel vuelve conmocionado: "Vamos a seguir enviando ayuda -avanza-, pero teníamos la necesidad de decirles que son más que alguien a quien hay que dar de comer"