Uno de los referentes de la Teología de la Liberación cumple 85 años Boff, el teólogo maldito que deja magisterio en el Vaticano

Leonardo Boff
Leonardo Boff EFE

Profeta para unos, santón para otros, lo que está claro es que la figura de Leonardo Boff no deja a nadie indiferente. Primero por su aspecto, a pesar de que hace ya décadas que colgó el hábito franciscano, cuando Roma le puso la proa precisamente por el segundo aspecto por el que no ha pasado ni pasa desapercibido: su reflexión teológica

En los últimos años, el teólogo de Petrópolis ha vivido su propia conversión personal a la figura pastoral de un Papa, en este caso a la de Francisco, a quien no vio deseable como pontífice en el cónclave de 2005 y a quien diez años después le envió -a petición de Bergoglio- materiales que felizmente vería incorporados en la primera encíclica ecológica en la historia de la Iglesia

Profeta para unos, santón para otros, lo que está claro es que la figura de Leonardo Boff no deja a nadie indiferente. Primero por su aspecto, a pesar de que hace ya décadas que colgó el hábito franciscano, cuando Roma le puso la proa precisamente por el segundo aspecto por el que no ha pasado ni pasa desapercibido: su reflexión teológica.

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Con su barba y melena blanca bien podría ser un figurante a la manera del Charlton Heston de Los Diez Mandamientos, pero también daría bien en el papel del predicador del que se vale Vargas Llosa en La guerra del fin del mundo para mostrarnos, en el mismo Brasil en el que Boff nació hace hoy 85 años, los vericuetos por los que el enfrentamiento entre la cruz y la espada tiene siempre una innegable épica literaria.

Pero Leonardo Boff, en realidad, es un personaje que no necesita asimilaciones, lo es por sí mismo, por una vida en la que trató de encarnar lo que sentía y creía, evangelizando desde lo que pensó la raíz del mensaje y que le llevó a ser uno de los principales referentes de la Teología Liberación, que fue a la Iglesia el mayo del 68 que trajo dolores de parto al planeta.

Ariete del pontificado de Wojtyla

Aquella década prodigiosa le pilló estudiando teología en Europa y, a su regreso, el cruce con la realidad y con otros teólogos como Gustavo Gutiérrez le convirtió, junto con el peruano, en referente indiscutible de la Teología de la Liberación, eso sí, con acento propio y ramificaciones más políticas que las de aquel.

Ariete del pontificado de Juan Pablo II, que lo condenó al ostracismo a través de quien incluso le había ayudado a costarse su tesis, el entonces prefecto Joseph Ratzinger, el proceso vaticano contra obras suyas como Iglesia, carisma y poder, lo vivió el brasileño como un ensañamiento inquisitorial y causa de profundo dolor, que le llevó abandonar la orden franciscana en 1992, aunque nunca ha dejado de considerarse un auténtico hijo del Poverello.

Leonardo Boff
Leonardo Boff Daniel Bianchini

Escritor que conseguía vender como un autor de best sellers, divulgador, conferenciante y profesor universitario fuera de la heredad católica, donde era un proscristo, fue pionero también en la reflexión ecológica, a la que supo -en la más pura tradición franciscana- llenar del misticismo que la perversión religiosa del “dominar la tierra” había orillado completamente.

En los últimos años, el teólogo de Petrópolis ha vivido su propia conversión personal a la figura pastoral de un Papa, en este caso a la de Francisco, a quien no vio deseable como pontífice en el cónclave de 2005 y a quien diez años después le envió -a petición de Bergoglio- materiales que felizmente vería incorporados en la primera encíclica ecológica en la historia de la Iglesia. O lo que es lo mismo: su reflexión, convertida en magisterio. Apenas tres décadas después de haber sido silenciado por el Vaticano.

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