"O aprendemos a sembrar cada día o terminaremos dejando secar el jardín que Dios nos ha dado" ¿La primavera del Papa o el Papa de la primavera?

Teología para una Iglesia en salida
Teología para una Iglesia en salida Agustín de la Torre

"En este tiempo el Papa Francisco ha ocasionado un renacer en la esperanza del pueblo católico, por decir así en una primavera"

"El Santo Padre no hace otra cosa que proponer caminos para descubrir la realidad sin maquillajes ni luces artificiales"

"La primavera en la Iglesia, estacional o prolongada ha causado resultados muy notorios, y seria irrazonable pensar en un regreso al pasado"

Constantemente nos damos cuenta que cada vez que el Papa Francisco publica algo es motivo de sentimientos encontrados, para muchos es una alegría para otros tantos no. En este caso quiero referirme al documento de “Querida Amazonía”, que en sus cinco capítulos nos habla de un caminar por etapas, como le gusta andar al Papa Francisco, y comienza por pedir algo muy sencillo: saber escuchar, entre otros aspectos de singular importancia.

Este documento del sínodo amazónico no aporta las tan esperadas reformas que los progresistas esperaban ni condena lo que los ultra conservadores exigían, es decir, el Santo Padre no hace otra cosa que proponer caminos para descubrir la realidad sin maquillajes ni luces artificiales. Ver las cosas como los más sencillos las pueden ver, en ese tono y en ese lenguaje se maneja.

Por otro lado, como lo decía al principio, el hecho de que el Papa actual cause tanta euforia no es la teología de sus escritos sino la forma pastoral como se acerca a las masas y entra en contacto con la realidad concreta, rompiendo protocolos, abandonando discursos lo que ocasiona por consecuencia muchos altibajos en la parafernalia que se prepara para cada evento y eso no creo que provoque una sonrisa a quienes la organizan pero si una alegría para quienes sienten más de cerca a su pastor que a un líder político espiritual.

El Papa ha optado por tomar los hilos directamente y hacer ajustes, es bien sabido de los movimientos que ha llevado a cabo al interno de la Iglesia y en especial de la próxima publicación de la Constitución Apostólica sobre la Curia Romana, Praedicate Evangelium, que no es otra cosa que poner orden y restar poder a los órganos de gobierno eclesiásticos. Cuanta enseñanza en cada gesto o palabra, y que escándalo en las cosas que son mal vistas por los conservadores como la “pachamama”.

Iglesia de los pobres

Esto puede llevar a pensar que todo este tiempo el Papa Francisco ha ocasionado un renacer en la esperanza del pueblo católico, por decir asi en una primavera, la cual puede ser vista de dos formas distintas: la primera es “El Papa de la primavera” la cual implica que todo lo que el Papa ha llevado a cabo en el sentido de los cambios, reformas, mejoras, encuentros, descentralización de poder, diálogos, transparencia, atención de personas vulnerables, entre otros, es solamente una breve estación del año que pronto va pasar dejando a su paso bonitos recuerdos para perpetua memoria en la Iglesia y regresando luego, al medioevo, esto puede parecer absurdo pero si no se entiende claramente lo que el Papa intenta hacer es llevar a cada uno de la mano a una experiencia real con Dios, siendo Iglesia, más que un ritual mecánico, más allá de ortodoxias antiguas y dogmas establecidos para culto.

La segunda, seria “la primavera del Papa Francisco”, lo cual nos habla del hombre de Dios que se ha plantado en el tiempo y en la historia de la Iglesia para hacer un parte aguas y no volver al pasado, sin sacrificar por supuesto los elementos fundamentales de la Iglesia, pero si llevando a ésta a una vivencia más real del Evangelio, esto sería no una estación, sino una etapa nueva en la Iglesia de Cristo, la cual se podría prolongar por mucho tiempo si los sucesores continúan con esta tarea cuando llegue el momento de la sucesión papal.

San Juan XXIII, el Papa bueno, se le llegó a decir que era un Papa de transición, como una pieza de un automóvil esperando la llegada de una pieza o un vehículo nuevo. En el Papa Francisco no hay nada transitorio, al contrario, todo lo que está haciendo lentamente, está trascendiendo y es un mecanismo de cambio que comienza a dar pasos hacia adelante en el cual están inmersos todos los personajes que lo rodean, incluso los que jamás lo han visto personalmente pero que han coincidido en su mensaje, hasta de otras religiones.

La primavera en la Iglesia, estacional o prolongada ha causado resultados muy notorios, y seria irrazonable pensar en un regreso al pasado. Todo cambio genera un movimiento, y aquí se entiende que no es por obtener un premio a título personal, sino al contrario solo buscando el bien común a que muchos han renunciado por intereses diferentes. Con todo ello el Santo Padre no es un héroe, solo hace lo que el Espíritu Santo le inspira y el consejo de cardenales le orienta. Puede llegar a ser muy atrevido en sus acciones pero es motivado por una sola cosa llevar almas a Dios compartiendo el mensaje de Cristo en su Evangelio en vivo y a todo color.

Papa de la primavera

En todos los sectores de la Iglesia esto es tema de café o discusión, de rabietas o sonrisas pero al final, es Pedro en quien recae la responsabilidad de las Llaves dadas por Cristo y él va al frente de la Barca. Recordando las palabras del Papa Francisco a la Curia Romana el 21 de diciembre de 2019: La vida cristiana, en realidad, es un camino, una peregrinación. Deberíamos aprender de esta enseñanza y transformar aquello que lo necesite y no anclarnos a lo que ya se fue.

Palabras duras que a veces necesitamos escuchar, la primavera no solo son flores bellas y colores vivos; no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época, mencionado en el discurso a la Curia Romana, palabras ciertas, sabias y que nos invitan a reflexionar en ¿dónde estamos y que estamos haciendo? Se nos puede ir el tiempo y pasar de la primavera al verano, es decir, no aprovechar todo lo que el Papa Francisco está haciendo por toda la Iglesia.

Y terminar con esa frase lapidaria: no estamos más en la cristiandad. Este es el resultado de haber dejado ir el tiempo sin vivir el momento actual y no aprovechar todo lo que se nos está dando; hoy estamos observando todo lo que se opina de la Amazonía y en toda la Iglesia, pero en realidad no participamos, y sin embargo somos quienes mas opinamos. Quizás no estemos más en la amazonia, ni en Europa y asi dejaremos de estar presentes en muchos lugares más, y asi se acaba ésta primavera y luego podría venir un otoño que extermine todo lo florecido.

¿Cuál es el miedo al cambio en la Iglesia? El perder fieles o credibilidad es algo ya viene sucediendo hace décadas, el hacer a un lado leyes, dogmas es el pan de cada día, el mundo no está interesado en eso, solo cuando hay un escándalo en la Iglesia y hacer leña del árbol caído; está por demás decir que las cuestiones de religión ya son indiferentes para un sector cada vez más numeroso, más feroz en sus críticas, más atento a los errores para castigar, y por supuesto, que ya ocupa un sitial en el tribunal esperando a quienes vayan a ser enjuiciados. Asi las cosas, o nos sumamos al proyecto del Papa Francisco y formamos parte de esta primavera o nos quedamos del lado del invierno.

Primavera

Si bien los cambios son buenos, en algunos casos necesarios, el punto es adaptarse o morir. La Iglesia en toda su historia siempre se ha actualizado gracias a su capacidad de adecuación, excepto en su doctrina, la cual no se relaja ni se relativiza en ningún momento. Muchos son partidarios que los laicos tomemos el gobierno de la Iglesia y otros solo nos piden que hagamos más presencia en los campos que nos competen y que por lo regular solo estamos en la sacristía o en las prácticas de piedad.

En las zonas en las que no hay presencia de sacerdotes, si bien es cierto, los misioneros, religiosos y laicos han hecho una buena labor de evangelización pero no puedo suplir lo que le atañe a los presbíteros ordenados para tal misión, complementan en parte pero no en su totalidad, asi que estas carencias se tratan en el documento mencionado al principio de este artículo, el Papa Francisco no lo dice claramente en el texto del documento del sínodo pero es una bomba de tiempo que en su momento se pondrá en marcha para detonar el proceso tan necesario de actualizar algunos ministerios de los que no se cuentan por el momento. Y que cada día la vivencia de la fe lo exige por sí misma, y la Iglesia no debe ni puede hacerse de la vista gorda, evitando lo que es innegable. Sin sacerdotes es imposible los Sacramentos de la Confesión y Eucaristía. De por sí, las sectas evangélicas han avanzado como una mancha veloz sobre ese territorio, según un reporte de una página católica seria que informo este hecho.

Es tan sencillo criticar al Papa de lo que hace o no llega a hacer, pero es absurdo pensar que él hace todo, tomando en cuenta que la Curia es un poderoso freno a reformas, cambios y novedades en ese ámbito eclesial. Asi que lo poco que alcancemos a vislumbrar será gloria para Dios, ya que no la tiene tan fácil. Hagamos lo que nos toca sin darle más dilación al asunto que la muestra la tenemos ya en el principal responsable de la Iglesia, solo es cuestión de ser más dóciles y avanzar en el cambio que se necesita hoy en día.

O aprendemos a sembrar cada día o terminaremos dejando secar el jardín que Dios nos ha dado.

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