EL QUE TENGA LAS MANOS LIMPIAS....

Sí, "el que tenga las manos limpias (en este país y en cualquier país del mundo) que tire la primera pieda". Pienso que, en este momento, nos viene bien a todos recordar estas palabras de Evangelio. Ahora precisamente, cuando la crispación social es más fuerte. Y cuando todo el mundo busca culpables de la crisis económica y de las calamidades que la crisis nos ha traído. Y las que nos va a traer. El hecho es que los políticos se echan en cara, unos a otros, las responsabilidades que tienen en el desastre económico en el que nos vemos metidos. Y con los políticos de cada bando, los fieles seguidores de cada grupo, los de la derecha y los de la izquierda, recordando todos cosas que no quiséramos oír. Y todos apuntando con el dedo al que cada cual considera culpable de todos los males, sin mezcla de bien alguno.
Decir estas cosas es echar mano de tópicos gastados y baratos, cosas que todos sabemos. Pero, si las recuerdo aquí, es porque me parece que estamos viviendo una especie de espejismo de proporciones fabulosas. Nos están engañando. Porque esta crisis es de tales proporciones, que ni la ha causado un hombre, ni la va a resolver otro hombre. Mi idea es que entre todos hemos causado el desastre. Y entre todos lo tenemos que resolver. Por supuesto, es decisivo tener buenos gobernantes. Pero, tan decisivo como eso, es tener buenos ciudadanos.
Concretando más, me atrevo a pedir dos cosas: 1) A los políticos: que no antepongan el bien del partido al bien del país. Porque, en este momento, lo más urgente no es que gane mi partido, sino que España salga adelante. 2) A los ciudadanos: que todos arrimemos el hombro, rindiendo más en el trabajo, favoreciendo cualquier propuesta solidaria en favor de quienes más lo necesitan, fomentado la recuperación de la unidad perdida. ¡Ya está bien de enfrentamientos y fracturas maniqueas! ¿No nos hemos enterado todavía de que los enfrentamientos (en España y en todo el mundo) no han servido sino para hundirnos más a todos? Sin duda alguna, es importante "mi razón". Pero, ¿es que no nos damos cuenta de que más urgente que imponer mi razón es que todos salgamos adelante?
Y para terminar: No me explico el silencio de los "hombres de la religión" en este momento? ¿por qué están tan callados? ¿es que el papa, los obispos, los teólogos, los imanes y los rabinos, los gurus y los chamanes no tienen nada que decir cuando está en juego el hambre de tantas familias, la justicia que defienda a los parados, los inmigrantes, los arruinados por la crisis...? ¿qué lectura hacemos de este extraño silencio? Y ¡por favor!, aporten ideas que nos sirvan para emprender acciones positivas. De quejas, acusaciones y lamentos, ya estamos bien servidos.Teología sin censura

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