En estos tiempos convulsos Bienaventuranzas para no pasar de largo

Porque ellos verán a Dios.

- Benditos los hombres y mujeres sencillos que han hecho de su vida una opción callada por la verdad.

- Benditos los niños que no se preparan para ser más que los demás, rechazan el "bulling" y tienen entrañas compasivas.

-Bienaventurados los periodistas que sirven a la verdad y no convierten sus medios de comunicación en instrumentos al servicio de los poderosos o sus programas de televisión a promocionar el morbo, el propio narcisismo y la ausencia de valores con el fin de buscar espectadores a cualquier precio.

-Benditos los sanitarios que en este tiempo de Pandemia se han entregado a los enfermos y han derrochado tiempo y cariño para humanizar todo lo posible la vulnerabilidad de la enfermedad y la soledad de las UCIS.

-Bienaventurados los capellanes de hospitales que se han entregado en primera fila a los enfermos de Coby-19 y han aportado ternura y esperanza cuando la noche era más oscura.

- Benditos los estudiantes que saben que gozan del privilegio de la cultura y se preparan no sólo para sí mismos, sino para aportar sus conocimientos al progreso de todos los hombres y, sobre todo, de los más marginados.

-Bienaventurados los que trabajan por la integración de los excluidos y tienden puentes para acercar a los hombres al Evangelio, contra el racismo, la xenofobia y la lgtbfobia.

-Benditos los empresarios en tiempo de coronavirus que no despiden a sus trabajadores, aunque los beneficios bajen de manera desorbitada por los confinamientos, conscientes de que detrás de cada trabajador hay una familia que necesita recursos para vivir.

- Benditos los obreros que son fieles a su trabajo y solidarios en las necesidades de los que no tienen la suerte de disfrutar de un empleo digno y no defraudan a la sociedad cobrando el paro y trabajando a la vez  ilegalmente.

- Benditos los científicos e investigadores que sueñan con hacer más humano nuestro mundo, buscan una vacuna contra el Coronavirus y no sólo piensan en acrecentar su fama y sus ingresos.

- Benditos los políticos que sirven a su pueblo con honradez, potencian la justicia y la equidad, la paz y la concordia entre los pueblos y no actúan con simples criterios partidistas.

-Benditos los llamados  a la vida consagrada que han puesto su corazón en el Señor y no se dejan sobornar por pequeños diosecillos de la tierra.

-Benditos los sacerdotes que se alejan cada día más del clericalismo y se van apuntando al estilo sinodal y comunitario.

-Benditos los obispos que van tomando posiciones en la vanguardia de la sencillez, de la cercanía con el pueblo y se alejan de oropeles y palacios al estilo de Jesús, el pescador de Galilea.

-Benditos los artistas y los poetas que saben destacar la belleza de todo lo creado y ponerla sobre la mesa para que todos la disfrutemos y alabemos a Dios por ella.

-Benditos los misioneros, las ONGs, Cáritas y tantas instituciones de solidaridad, que tienen la boca siempre llena de Derechos Humanos y las manos llenas de medicinas, ropa, libros y lentejas para los más pobres.

 -Benditos los pobres que no maldicen a Dios en medio de su pobreza sino que confían en su misericordia.

-Bienaventurados los ricos que saben compartir sus bienes y tienen claro que todos somos pobres ante Dios.

-Bienaventurados los jóvenes  que saben romper la telaraña del materialismo y son también jóvenes por dentro.

-Bienaventurada la señora del piso de al lado que nunca conseguirá un premio Nobel, pero sabe sonreír y limpia con espíritu de servicio el portal de la comunidad y está siempre disponible para todas los vecinos que la necesitan.

Porque ellos verán a Dios…

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