¿Es una locura consagrarse hoy? Entrevista a José Modesto Pascual, reciente joven consagrado

 ¿Es una provocación consagrarse hoy?

Profesion solemne
Profesion solemne Alejandro Fernández Barrajón

Hace solo unos días he asistido en Salamanca a la profesión Solemne de dos jóvenes: Fray José Modesto y fray Francisco, en la Orden de la Merced; una congregación con más de 800 años de historia. Me he acercado a ellos para interrogarles sobre lo que esto significa hoy. Os presento ahora las respuestas de Fray José Modesto Pascual, dominicano  y muy pronto os presentaré las  mismas  mismas preguntas y las respuestas de fray Francisco Alises Romero Los dos serán ordenados muy pronto sacerdotes.

ENTREVISTA  Fr. José Modesto Pascual Almonte O. de M.

1) Acabas de hacer tu profesión solemne. ¿Qué quieres decirte a ti mismo con esto y quéquieres decirle al mundo?

Decirme a mí mismo que solo quiero tener un amor, y que quiero vivir ese amor de forma  total y radical. Éste es el sentido de consagración religiosa, la vivencia del amor en entrega agradecida a Aquél que nos llama para estar siempre con él (Cf. Mc 3,14). Con esta vivencia radical del amor quiero decirle al mundo que es éste un antídoto a la oferta de fragmentación interna que ofrece hoy la sociedad dentro del paradigma de la libertad. Ante la vivencia de un amor superficial, que solo queda en un romanticismo; ante un amor  que no se encarna ni toca las demás dimensiones de la vida; quiero proclamar humildemente al mundo que la vida adquiere su sentido pleno solo desde el amor, cuando sabes que la vida tiene un porqué y un para qué. Que sabemos por qué estamos aquí y para qué. Estas dos cuestiones, creo firmemente, que rescatan la vida del nihilismo desesperado en el que vive el  mundo.

2) Ser profeso o consagrado es hoy una provocación para muchos. ¿Te gusta provocar? ¿Qué y cómo deseas provocar?

A todos nos gusta provocar, como eternos infantes buscamos siempre llamar la atención, pero con mi consagración religiosa quiero provocarle al hombre de hoy la pregunta por el sentido de la vida y la pregunta por Dios. Que las personas, a través de la vida consagrada-entregada, sigan descubriendo que es posible vivir de otra manera y que Dios sigue estando presente en el mundo, que no somos criaturas abandonadas a un abismo libertario. Dios  eterno, que nos amó ya en el principio, sigue amándonos hoy y sigue pacientemente llamando a esa puerta que solo puede ser abierta desde dentro.

3) Vivir hoy los votos parece que es ir contracorriente. ¿Qué signo y que significadosuponen hoy los votos?

Me atrevo a decir con humor que hoy resulta ir contracorriente hasta dentro de la misma Iglesia, y si me apuras, hasta dentro de la misma vida consagrada desfalleciente. Pero considero que abrazar los votos religiosos significa no absolutizar lo que es relativo, pasajero y vacío, aunque muy atrayente, como es el diablo. Al final, la vida religiosa es identificación radical con Nuestro Señor que vivió pobre, casto y obediente, que también iba a contracorriente. Las vivencias de los votos resultan hoy un signo y una interpelación profunda, suscitan la duda y la pregunta a una sociedad para la cual la riqueza, la sexualidad y la libertad se han convertido en dioses, de ahí que la vida consagrada continúe siendo voz profética y disidente que le recuerda al mundo, como en sus orígenes, que solo podemos encontrar la felicidad plena, el sentido de la vida, el descanso para nuestro inquieto corazón, en Aquél que nos ha creado y que debe ser el único absoluto en la vida. 

4) Hablar hoy de pobreza parece de ingenuos cuando la mayoría busca tener y acumular. ¿La pobreza es para ti un don o una carga?  ¿Qué significa para ti ser pobre hoy?

Sin duda abrazar la pobreza religiosa es un don, de lo contrario, por nosotros mismos, no seriamos capaces e incluso lo veríamos como una locura. Desde pequeños se nos induce a creer que para ser feliz es necesario tener y poseer. El instinto de supervivencia y de domino están detrás empujándonos a no ser pobres. El hecho de abrazar la pobreza religiosa es abrazar con fe la Providencia en el día a día, confiar, como dice la Escritura, en el Padre bueno que viste a los lirios del campo con más fasto que al rey Salomón. En el fondo es ser  un 'hippie', pero a lo divino, que lo cambia todo, pues no es por un sentido libertario, sino ascético. 

5) Hacer voto de castidad puede parecer una ingenuidad en estos tiempos. ¿Cómo vive hoy la castidad un consagrado como tú en un tiempo de escándalos en la Iglesia y de sospecha permanente?¿Se puede ser maduro en la afectividad y casto a la vez?

En esta sociedad de relativismo moral, desbordantemente sexual, se ha infiltrado por alguna rendija el humo de Santanas, que ya dijera San pablo VI, que ha provocado todos estos escándalos en la Iglesia y ha causado tan grandes males. Quizás en un afán por “ser del mundo” hemos olvidado que el hombre no es más que barro; que, si el Señor no construye lacasa, en vano se cansan los albañiles (Sal 126). Como he dicho antes, se nos ha hecho creer que la vida puede estar basada en una 'sana fragmentación', en dicotomías, de modo que la fe, Dios, pueden ser relegados al ámbito más íntimo, sin que toque las demás dimensiones de la vida. La vivencia del voto de castidad le recuerda hoy a la Iglesia y al mundo que Dios permea toda la vida de la persona, que, ante Dios, en la vida del consagrado, no existe un ámbito privado y uno público.  Yo diría que solo se puede ser casto, solo es posible tener una vivencia autentica del voto de castidad, desde una afectividad madura. Pero en la confusión en la que nos encontramos, estos conceptos se han vaciado de su contenido. Hablar de castidad puede ser escandaloso para los que afirman que la sexualidad no se debe educar (controlar, moralizar, encauzar), sino que se debe dejar fluir como presa del 'instinto educado', viviendo en el puro ámbito de 'lo natural'. Hoy para los religiosos la madurez afectiva unida a una moral clara y a una espiritualidad profunda es la única combinación que nos permite vivir una sana y fructífera castidad.

6) En un mundo de dependencias y de búsqueda incansable de las libertades, ¿Que significa hacer voto de obediencia? ¿Obediencia y sumisión pueden llegar a ser lo mismo?

La obediencia evangélica es hoy una “herejía”, atenta contra uno de los ídolos de la modernidad que es un erróneo concepto de libertad. La sociedad occidental postcristiana se ha configurado partiendo de dos dogmas, la autodeterminación individual y la secularización. Desde estos presupuestos no tiene sentido alguno el voto que acabo de emitir. El voto de obediencia nos recuerda algo esencial en la vida, y que cuando los hombres lo han olvidado han sido los responsables de los mayores males, que no soy omnipotente, que no soy más que un hombre, una frágil caña, que necesita la tutela, el acompañamiento de la Comunidad. La obediencia religiosa encuentra aquí su ámbito. 

7) La vida consagrada hoy no es un ideal muy buscado ni entendido. ¿Qué te ha movido a ti a dar este paso que condiciona toda tu vida?

La vocación a la vida consagrada se mueve en una doble dimensión, por un lado, es una llamada personal, una historia concreta; y, por otro lado, es discernimiento eclesial. Muchas veces insistimos en la dimensión personal de la vocación, intimista, y nos olvidamos de que también la comunidad cristiana tiene un papel importante en ese camino de escuchar la llamada de Dios. Considero que es importante destacar este punto. Hoy puedo decir que la motivación primera ha sido descubrir, junto a otros, que la vida consagra permite responder, de forma radical y perfecta, a la llamada de Dios. Estudié en un colegio de las Hermanas Mercedarias de la Caridad, y recuerdo de niño como me llamaba la atención la vida entregada de estas hermanas, cómo vivían con alegría e intensidad la llamada de Dios. Creo que es lo más atrayente de la vida consagrada, este imitar a Cristo convirtiendo la existencia en pro existencia, es decir, una generosa entrega que genera vida, que fructifica y le recuerda al hombre el camino hacia el Padre que nos espera.

8) La vida comunitaria y la convivencia no son fáciles en ningún contexto. Se decía de la vida común que era la máxima penitencia. ¿Estás preparado para asumir esta cruz con madurez?

No designaría la vida comunitaria como una cruz, sino más bien como una escuela que responde a la esencia de la vida humana como imagen y semejanza de la vida divina. Somos un ser para y con los demás, incluso a nuestro pesar. La vida comunitaria enseña a descubrir esa dimensión tan humana que el individualismo exacerbado pretende ocultar con la máscara de la libertad y hasta de la autodeterminación individual, que decía antes.  Sin embargo, tampoco nos engañemos, es una difícil tarea, como vivir en familia, como las grandes cosas de la vida. Unida a los votos, la vida comunitaria es una verdadera profecía. El hecho de unir a personas diversas, que no se han elegido y que son frágiles en un proyecto de vida, poniéndose de acuerdo en lo más importante y crucial, en lo absoluto, el seguimiento de Cristo, es un milagro de la fe. Porque frente a lo más preciado todo lo demás resulta relativo.

9) Las vocaciones a la vida consagrada son escasas y no hay perspectivas halagüeñas a corto plazo. ¿Por qué escasean las vocaciones?  ¿Tiene algunas razones?

Para mí las causas principales son clarísimamente dos: la desacralización de la vida y la secularización. La vida religiosa siempre ha sido y será respuesta dentro de una vida tenida como don de Dios y por tanto de fe. Hoy se vive como si Dios no existiera y si existe como algo esotérico (sin cuerpo doctrinal que lo defina) y con derivaciones sólo filantrópicas. Desde aquí es imposible ser 'hippie' a lo divino, sino solamente 'hippie' o voluntario. Por otra parte, me atrevo a decir que la vida religiosa se percibe también muy mortecina, porque los cambios sociales y eclesiales la ha dejado llena de dudas y en un todo vale difícil de superar. No quiero ser pesimista, pero creo que se necesita una reforma en la vida consagrada, pero no nos ponemos de acuerdo hacia dónde tirar. 

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