"Un monje benedictino según el corazón de Dios" Homenaje de  gratitud a Clemente Serna, en su Pascua

Clemente Serna
Clemente Serna

"Estábamos inmersos en el proyecto 'Pensar CONFER' que supuso un cambio definitivo en esta institución que tantos servicios hace a la vida consagrada española"

"Fue aquí donde conocí por primera vez, a Clemente de la Serna. El monje de Silos, entonces abad, que solo con su rostro sereno y su sonrisa incondicional era capaz de transmitirnos la paz que tanto nos hacía falta en  aquellos tiempos convulsos"

"Entre tensiones frecuentes con algunos obispos y con algunos medios, CONFER fue capaz de ser lo que quería ser con las limitaciones de cada uno de nosotros, sus animadores. Clemente Serna supo aportar mucho y bueno desde su espíritu sabio y abierto, dialogante y positivo"

"¡Cuánto le debo a Clemente en momentos de dificultad e incluso de persecución mediática a la hora de regalarme sus consejos de padre y su serenidad de amigo! Solo me brotan palabras de agradecimiento"

Eran tiempos complicados para la vida consagrada aquellos que vivimos en CONFER por los años 2006-2009. Todos lo son. Yo había sido elegido presidente por los superiores mayores en Madrid contra todo pronóstico. Alguno llegó a decir que el Espíritu Santo podría haberse equivocado. Habían elegido a un cuarentón sin experiencia. El diario "El país" hablaba del "líder" del mayor "ejército" de la iglesia católica con más de 64.000 miembros. (1 febrero de 2006) Mis declaraciones de que "Jesús no asumiría la actitud de Roma ante la homosexualidad, desataron la polémica. La "Linterna de la COPE" dedicó un programa completo a descalificarme sin ni siquiera conocerme ni oírme. Se avecinaba tormenta.

Confer en Silos
Confer en Silos Alejandro Fernández Barrajón

Estábamos inmersos en el proyecto “Pensar CONFER“ que supuso un cambio definitivo en esta institución que tantos servicios hace a la vida consagrada española. Cambios desde lo más superficial, como su logo actual  o la revista Confer, a los más profundos como sus nuevos estatutos que rigen la institución desde entonces. La nueva Junta directiva supuso también un cambio sustancial que fue, sin duda, uno de los grandes aciertos. Esto, unido al cambio de sede, buscando la sobriedad, el nuevo régimen económico y el deseo de ser más proféticos y libres en un tiempo en que algunos obispos querían de manera sibilina, someternos a la autoridad episcopal para que perdiéramos así nuestra condición de exentos, hizo posible una CONFER, más actual y acorde con los nuevos tiempos.

Fue aquí donde conocí por primera vez, a Clemente de la Serna. El monje de Silos, entonces abad, que solo con su rostro sereno y su sonrisa incondicional era capaz de transmitirnos la paz que tanto nos hacía falta en  aquellos tiempos convulsos. Tiempos difíciles pero tiempos de Dios. La Junta Directiva de CONFER era una piña en unidad y deseos de transformar la vida consagrada al servicio del Pueblo de Dios y de la sociedad, en comunión indiscutible con los pastores, aunque había una cierta desconfianza de que fuera así en otros ámbitos eclesiales. En CONFER lo teníamos muy claro: “Salir al encuentro de todos con las actitudes de Jesús”. En ese deseo de renovación tuvo un papel significativo el P. Clemente Serna, abad de Silos, como miembro de la Junta Directiva, que hoy nos ha dejado. Junto a Cecilia Barreda, vicepresidenta, Leonor García, secretaria general, José Oltra, secretario adjunto, Luis Álvarez, responsable de economía, los distintos Departamentos y la nueva Junta Directiva, CONFER se embarcó en un proyecto de renovación sin el cual no se entendería hoy.

Clemente-Oltra
Clemente-Oltra Alejandro Fernández Barrajón

Entre tensiones frecuentes con algunos obispos y con algunos medios, CONFER fue capaz de ser lo que quería ser con las limitaciones de cada uno de nosotros, sus animadores. Clemente Serna supo aportar mucho y bueno desde su espíritu sabio y abierto, dialogante y positivo. Aún recuerdo en una de las reuniones, a veces tensas,  con los obispos en la Conferencia a Episcopal, en la calle Añastro, cuando un obispo, aún en activo, quiso cuestionar alguno de mis libros de vida consagrada, recién publicados, y Clemente Serna mostró su total desacuerdo con convertir aquella reunión en una sesión de censura particular. ¡Había cosas más importantes que tratar! Su palabra, firme pero cercana, fue suficiente para que todo volviera a su cauce y la reunión continuara sin grandes escollos, fuera de los normales. La palabra de Clemente tenía mucha autoridad cimentada en su coherencia personal y su acreditada sabiduría.

¡Cuánto le debo a Clemente en momentos de dificultad e incluso de persecución mediática a la hora de regalarme sus consejos de padre y su serenidad de amigo!

En una ocasión decidimos, aceptar su invitación para tener la Junta Directiva de CONFER en el Monasterio de Silos. Fue una decisión muy acertada y disfrutada por todos. Vimos el monasterio tan hermoso, compartimos la Eucaristía con los monjes, disfrutamos de la comida con ellos en su refectorio y, curiosamente, escuchamos, mientras comíamos, la lectura de mi libro sobre vida consagrada que, algunos días antes, el obispo había querido someter a censura. No olvidaré que alguno de los monjes más jóvenes me miraban de reojo cuando en la lectura aparecía algún pensamiento que parecía más original o provocativo. Eran miradas de complicidad y aplauso. No se podía hablar.

Clemente nos acompañó después a visitar una moderna construcción, fuera del monasterio, en la que había puesto mucha ilusión porque quería que fuera un lugar de diálogo, debate y encuentro cultural. Sólo un abad abierto y sabio podía hacer una cosa así.

Clemente y Confer
Clemente y Confer Alejandro Fernández Barrajón

Hoy, ante la despedida de este fiel hombre de Dios y amigo de los hombres, de este benedictino burgalés, promotor del canto gregoriano y de una iglesia sinodal y alejada de todo clericalismo, defensor de una vida consagrada auténtica, profética y libre, solo me brotan palabras de oración y de gratitud al Dios de la vida a quien tanto amó y nos enseñó a amar.

En paz, Hermano Clemente. En los brazos del buen pastor. Sigue iluminándonos desde la presencia de Dios para que seamos íntegros, coherentes y llenos de ternura como lo fuiste tú. En verdes praderas te hará reposar. ¡Gracias!

Clemente y Barrajón
Clemente y Barrajón

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